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Los hallazgos podrían ayudar a los científicos a comprender mejor el origen de esta luna de Júpiter y la composición de su profundo océano.
Observaciones espectroscópicas anteriores realizadas por la nave espacial Galileo de la NASA y el telescopio espacial Hubble, así como el telescopio Muy Grande del Observatorio Europeo Austral, insinuaron la presencia de sales y compuestos orgánicos, pero la resolución espacial de esas observaciones era demasiado baja para realizar una determinación.
El 7 de junio de 2021, la sonda Juno sobrevoló Ganímedes a una altitud mínima 1.046 kilómetros. Poco después del momento de mayor acercamiento, el instrumento JIRAM adquirió imágenes y espectros infrarrojos —esencialmente, las huellas químicas de los materiales, según cómo reflejan la luz— de la superficie de la luna.
Los datos obtenidos lograron una resolución espacial sin precedentes, superior a 1 kilómetro por píxel. Con ello, los científicos de Juno pudieron detectar y analizar las características espectrales únicas de materiales que no son hielo de agua, incluyendo cloruro sódico hidratado, cloruro amónico, bicarbonato sódico y posiblemente aldehídos alifáticos.
«La presencia de sales amoniacales sugiere que Ganímedes pudo haber acumulado materiales lo suficientemente fríos como para condensar amoníaco durante su formación», dijo Federico Tosi, co-investigador de Juno del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia en Roma y autor principal del artículo publicado esta semana en Nature Astronomy. «Las sales de carbonato podrían ser restos de hielos ricos en dióxido de carbono».
Modelos previos del campo magnético de Ganímedes determinaron que la región ecuatorial de la luna, hasta una latitud de aproximadamente 40 grados, está protegida del bombardeo de electrones energéticos e iones pesados creado por el infernal campo magnético de Júpiter. La presencia de dichos flujos de partículas es bien conocida por su impacto negativo en sales y compuestos orgánicos.
Durante el sobrevuelo de junio de 2021, JIRAM cubrió una estrecha gama de latitudes (de 10 grados norte a 30 grados norte) y una amplia gama de longitudes (desde 35 grados al este hasta 40 grados al este) en el hemisferio de Júpiter.
«Encontramos la mayor abundancia de sales y compuestos orgánicos en los terrenos oscuros y brillantes en latitudes protegidas por el campo magnético», precisó Scott Bolton, investigador principal de Juno en el Instituto de Investigación del Suroeste en San Antonio. «Esto sugiere que estamos observando los restos de un líquido salino profundo que alcanzó la superficie de este mundo congelado».
Ganímedes no es el único mundo joviano que Juno ha sobrevolado. La luna Europa, que se cree alberga un océano bajo su corteza helada, también fue observada, primero en octubre de 2021 y luego en septiembre de 2022. Ahora, Ío está recibiendo el tratamiento de sobrevuelo. El próximo acercamiento cercano a ese mundo plagado de volcanes está programado para el 30 de diciembre, cuando la nave espacial se acercará a 1.500 kilómetros de la superficie de Ío.
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