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La iniciativa tiene como objetivo desarrollar tecnologías clave para la exploración robótica de lo más recóndito de Marte, utilizando un enjambre interconectado de drones terrestres y voladores. Además, incluirá una cámara con IA para buscar fenómenos anómalos no identificados en el cielo marciano.
Valles Marineris, un enorme cañón en el planeta rojo, tiene 3.000 kilómetros de longitud, 600 kilómetros de ancho y una profundidad media de 8 kilómetros. Su nombre en latín se debe al orbitador Mariner, que descubrió el valle en la década de 1970.
Esta monumental característica geológica es de particular interés, ya que ofrece protección contra la radiación cósmica y temperaturas extremas, lo que las convierte en un ambiente adecuado para la preservación de posibles formas de vida que pudieron haber surgido cuando Marte tenía condiciones más favorables.
Para explorar este complicado terreno, el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) ha estado desarrollando el programa VaMEx (Valles Marineris Exploration) junto con la Universidad Julius-Maximilian de Wurzburgo (JMU).
La actual fase del programa incluye un enjambre de robots móviles tanto en tierra como en aire, junto a una estación base en la superficie que actúa como centro de control para las comunicaciones. Asimismo, se empleará un simulador de satélite para el intercambio de datos con la Tierra. Dentro de las cuevas, donde los robots no pueden comunicarse directamente con la estación base, se utilizarán estaciones repetidoras para transmitir las imágenes y datos recolectados.
Otro componente innovador son los cuerpos de autorrotación, diseñados para descender suavemente desde el aire mientras recopilan datos. Estos dispositivos, inspirados en las semillas de arce, giran sobre su propio eje mientras caen, permitiendo una distribución amplia y el uso como sensores o repetidores en red.
El proyecto también incluye una cámara celeste instalada en la estación base, diseñada para observar el cielo marciano. Esta cámara busca detectar fenómenos como la formación de nubes, meteoros y otros eventos luminosos de corta duración, algo que nunca se ha hecho en Marte. Además, la cámara está equipada con inteligencia artificial para identificar fenómenos anómalos no identificados (UAPs, por sus siglas en inglés), lo que abre la puerta a nuevas investigaciones sobre eventos desconocidos en la tenue atmósfera del planeta rojo.
La comunicación entre los distintos elementos y los satélites de retransmisión representa un desafío importante, especialmente debido a las limitadas capacidades de transmisión en Marte. Por ello, se está desarrollando un transceptor capaz de operar en la banda Ka (longitudes de onda entre los 26.5 GHz y 40 GHz), lo que permitirá una mayor tasa de transmisión de datos.
En 2025, se realizará una misión análoga en la Tierra para probar el funcionamiento del enjambre de robots en condiciones similares a las de Marte. Si los resultados son positivos, el siguiente paso sería adaptar el hardware para operar en el duro entorno marciano, donde las temperaturas promedio son de -63 grados Celsius y las tormentas de polvo son comunes.
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