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Una búsqueda en más de 1.000 galaxias en busca de señales extraterrestres ha ayudado a ajustar las expectativas sobre cuántas civilizaciones tecnológicas comunicativas podrían existir más allá de la Tierra.
Realizada con el Murchison Widefield Array (MWA) en Australia, la búsqueda se centró en frecuencias de radio bajas en el rango de 80-300 MHz. En comparación, el SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) normalmente busca señales alienígenas en la frecuencia de emisión de hidrógeno de 1.420 MHz. De hecho, las frecuencias bajas son un área relativamente inexplorada.
La investigación fue llevada a cabo por Chenoa Tremblay del Instituto SETI en California y Steven Tingay, director del MWA de la Universidad Curtin. El equipo se enfocó en un campo de visión de 30 grados en la constelación de Vela, que abarca 2.880 galaxias. Los corrimientos al rojo —y por ende las distancias— de 1.317 de estas galaxias ya habían sido medidos con alta precisión, por lo que Tremblay y Tingay dirigieron su atención a estas galaxias en particular. Conociendo las distancias de las mismas, pudieron establecer límites a la potencia de cualquier transmisor en esas galaxias.
Aunque su búsqueda inicial no detectó ninguna señal extraterrestre, los investigadores concluyeron en su estudio que habrían sido capaces de detectar una señal con una potencia de transmisor de 7 x 10^22 vatios a una frecuencia de 100 MHz.
«Este trabajo representa un avance significativo en nuestros esfuerzos por detectar señales de civilizaciones extraterrestres avanzadas», dijo Tremblay en un comunicado. «El amplio campo de visión y el rango de bajas frecuencias del MWA lo convierten en una herramienta ideal para este tipo de investigación, y los límites que establecimos guiarán futuros estudios».
Durante gran parte de sus 64 años de historia, el SETI se ha centrado en estrellas de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea; empero, en los últimos años, la búsqueda se ha ampliado más allá y a otro tipo de tecnofirmas. Por ejemplo, en mayo, astrónomos encontraron candidatas a esferas de Dyson en 7 estrellas.
En 1964, el astrónomo soviético Nikolai Kardashev desarrolló una escala de clasificación para las civilizaciones extraterrestres basada en la cantidad de energía que tienen a su disposición. Una civilización de Tipo 1 aprovecharía toda la energía disponible en un planeta, generalizada como 10^16 vatios o más. Una civilización de Tipo 2 podría aprovechar la energía de una estrella completa, que sería de 10^26 vatios para una estrella similar al sol. Y una civilización de Tipo 3 podría utilizar toda la potencia de salida de cada estrella en su galaxia, sumando aproximadamente 10^36 vatios.
Las detecciones nulas hasta ahora no significan necesariamente que no exista vida extraterrestre tecnológica y comunicativa, solo que nuestras observaciones aún no son lo suficientemente completas como para afirmar algo sobre su existencia. Simplemente no estamos seguros. Las estimaciones sugieren que hay hasta 2 billones de galaxias en el universo observable y solo hemos explorado una pequeña fracción de ellas, y por un tiempo relativamente corto.
Operar una baliza de radio intergaláctica tampoco sería barato; es posible que cualquier baliza de radio estuviera apagada para conservar energía cuando realizamos nuestra búsqueda. O quizás estaban dirigidas hacia otras galaxias. Tal vez las civilizaciones de tipo Kardashev 2 y 3 son raras, lo que significaría que no veríamos transmisores con esas potencias, por lo que, según las limitaciones, las balizas de radio podrían estar ahí pero funcionando a una potencia menor a nuestra capacidad de detección. Y aunque la nueva encuesta se realizó en frecuencias bajas, los transmisores en frecuencias más altas no pueden ser descartados.
En este sentido, Tremblay y Tingay señalan que varios emisores de radio poderosos en la Tierra, así como algunas de nuestras primeras transmisiones, están en frecuencias bajas, justificando así la búsqueda en este rango. Además, dado el relativo escaso número de búsquedas del SETI en estas frecuencias bajas, siempre existe la posibilidad de encontrar algo inesperado.
«Continuar trabajando juntos para cubrir el espacio de frecuencias será crucial en el futuro», concluyen los autores del estudio publicado en The Astrophysical Journal.
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1 comentario
5:00
Es un poco cómo ir a buscar tribus ocultas en Papúa por las señales que emiten sus teléfonos móviles... ¿Estos son los listos o es broma?
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