Más alto que la Gran Pirámide de Guiza.

En las últimas semanas, la comunidad aeroespacial ha estado entusiasmada con el lanzamiento y la prueba de fuego estático del prototipo Super Heavy Booster 3 (B3) de SpaceX, propulsor que será responsable de lanzar la nave Starship al espacio en un futuro próximo.

Primero, se anunció el 2 de agosto que el cuarto prototipo Super Heavy (el BN4) recibió un complemento completo de 29 motores Raptor y aletas de grilla. Esto fue seguido el 3 de agosto con la noticia de que BN4 se estaba moviendo a la plataforma de lanzamiento y que el prototipo SN20 de Starship recibió seis motores Raptor. El pasado 6 de agosto, el desenlace llegó con el apilamiento de ambos prototipos, lo que resultó en el cohete más alto en la historia de los vuelos espaciales.

Juntos, el Starship integrado medía alrededor de 120 metros (390 pies) de altura, mientras que la adición del soporte de lanzamiento orbital aumentó eso a 145 m (475 pies), que es más alto que la Gran Pirámide de Guiza (138,5 m; 454 pies). El apilamiento fue la primera vez que Starship y Super Heavy se integraron por completo, un hito importante para la compañía que los acerca un paso más a realizar una prueba de vuelo orbital.

Warp 9

La integración fue parte de una orden de trabajo acelerada que llegó a ser apodada la oleada «Warp 9». Esto incluyó traer a cientos de empleados de otros sitios en todo el país para ayudar en las operaciones. Para el viernes 6 de agosto, los dos elementos se integraron el tiempo suficiente para tener una idea de cómo resistirían el día del vuelo; y, por supuesto, para que los observadores tomen millones de fotografías, graben videos y tuiteen en vivo el evento.

History has been made. The world’s tallest rocket… ever ? pic.twitter.com/FZKNbWewZg

— Everyday Astronaut (@Erdayastronaut) August 6, 2021

Luego se desapilaron y el SN20 se devolvió a High Bay mientras que el BN4 permaneció en el soporte de lanzamiento orbital.

A continuación, se espera que los dos elementos se sometan a una serie de pruebas en tierra, que probablemente incluirán pruebas de fuego estático para el amplificador BN4. Esto permitirá a la compañía completar e integrar los elementos finales de Starship en el sitio de lanzamiento orbital (OLS), que es donde se lanzará para realizar el vuelo de prueba orbital.

Si bien aún no se ha establecido una fecha para este hito crucial (aunque todavía se espera antes de fin de año), Elon Musk indicó a través de Twitter que él y su compañía tenían cuatro objetivos principales programados para las próximas dos semanas. Estos incluyen agregar el último de los paneles de protección térmica al elemento Orbital Starship, aplicar protección térmica a los motores de refuerzo, la adición de tanques de almacenamiento de propulsor terrestre y un brazo de desconexión rápida (QD) para el sistema.

Separación en el aire

Según el plan de vuelo que SpaceX presentó a la FCC en mayo, la misión verá el elemento de refuerzo separado de Starship aproximadamente a los 170 segundos del despegue. Luego, el propulsor realizará un retorno parcial y un amerizaje suave a aproximadamente 32 km (20 millas) de la costa en el Golfo de México. La nave espacial alcanzará la órbita antes de realizar un aterrizaje suave dirigido a unos 100 km (62 millas) de la costa de la isla hawaiana de Kauai.

Crédito: SpaceX.

Según declaraciones anteriores, es probable que el vuelo también tenga un techo de 200 km (~ 125 millas) sobre el nivel del mar.

Si esa prueba sale según lo planeado, SpaceX estará listo para embarcarse en sus primeros vuelos comerciales, que incluyen un sobrevuelo lunar planeado para 2023. Conocido como la campaña #dearMoon, este vuelo verá al multimillonario y coleccionista de arte japonés Yusaku Maezawa y una tripulación de ocho artistas orbitando alrededor de la Luna.

Y dadas las recientes aventuras suborbitales de Richard Branson y Jeff Bezos, ¡es posible que Musk quiera hacer lo propio!

Fuente: UT. Edición: MP.