«Un idiota con un plan puede vencer a un genio sin un plan», dijo alguna vez el magnate Warren Buffet. Reemplazando al idiota por toda la humanidad y al genio por un asteroide con peligro de impactar y destruir el mundo como lo conocemos, los científicos del MIT creen haber trazado el mejor marco de toma de decisiones posible donde, según la amenaza, habrá un plan disponible para ejecutar y evitar el potencial apocalipsis.

El objetivo de los especialistas del Instituto de Tecnología de Massachusettses (MIT) fue identificar el mejor tipo de respuesta ante la llegada a la Tierra de un asteroide potencialmente peligroso que se dirija a una cerradura gravitacional (región del espacio donde la gravedad de un planeta alteraría la órbita del asteroide, de tal forma que podría colisionar con ese planeta en su futuro paso orbital), según se desprende de un estudio publicado en la revista Acta Astronáutica.

«La mayoría de las personas han considerado estrategias de desviación de última hora, cuando el asteroide ya ha pasado a través de un ojo de cerradura gravitacional y se dirige hacia una colisión con la Tierra», explica el autor principal de estudio, Sung Wook Paek. «Yo estoy interesado en prevenir el paso por el ojo de la cerradura mucho antes del impacto de la Tierra. Es como un ataque preventivo, pero con menos embrollo», asegura el científico.

Billar cósmico

En este estudio, los especialistas examinaron la opción del envío de un «impactador cinético», como podría ser una nave espacial, un cohete u otro proyectil que tendría que colisionar con el asteroide y desviarlo con su impulso. Según el autor de la investigación, se trata de un principio básico de la física que se parece al «juego del billar».

No es cuestión de si va a suceder, sino de cuándo. La última vez que un gran objeto golpeó nuestro mundo fue hace 65 millones de años, evento que provocó la extinción de los grandes saurios.

Paek y sus colegas crearon un código de simulación especial para identificar el tipo de misión de deflexión de asteroide y otras posibles acciones que tendrían una mayor posibilidad de éxito, teniendo en cuenta el conjunto de propiedades inciertas de un cuerpo celeste. Los científicos incluyeron en este marco variables específicas como la masa, la trayectoria, la dinámica y un rango de incertidumbre en cada una de estas características. Asimismo, incorporaron la proximidad del asteroide a una cerradura gravitacional y la cantidad de tiempo que los científicos disponen antes de que un asteroide pase por la cerradura.

Además del uso del «impactador cinético» en la última fase de la misión, los científicos también examinaron las variantes del envío de un explorador para medir las características del asteroide y otro proyectil para empujar el cuerpo celeste fuera de su trayectoria.

Pruebas de la simulación

Los especialistas probaron su sistema de simulación con los asteroides Apofis y Bennu, porque se conocen las ubicaciones de sus cerraduras gravitacionales. De esta forma, simularon varias distancias entre cerraduras y cuerpos celestes, calcularon la ubicación de la zona donde se puede emplear el «impactador cinético» para desviar asteroides y evaluaron el mejor tipo de misión de respuesta contra la amenaza teniendo en cuenta el tiempo disponible.

​​Apofis se encuentra en una órbita muy cercana a la Tierra y alcanzará en 2029 el punto máximo de acercamiento (a una distancia de solo 31.000 kilómetros). Se trata de una distancia 10 veces menor que la que nos separa de la Luna.

Según establece el marco de simulación, en el caso de que Apofis atravesara un ojo de cerradura en cinco años o más, se dispondría de tiempo suficiente para enviar dos exploradores para medir y empujar al cuerpo celeste antes de lanzar un «impactador cinético» que lo desviara. Si el paso ocurriera dentro de 2-5 años podría enviarse solo un explorador para medirlo y después un impactador. Sin embargo, si este asteroide pasa por el ojo de la cerradura dentro de un año, entonces podría ser ya demasiado tarde para cambiar su órbita por medio del impacto de un cohete.

«Hemos creado un mapa de decisiones que puede ayudar en la creación de prototipos de una misión», comenta Paek, recalcando que la simulación puede ayudar a estimar el éxito de otras misiones de deflexión en el futuro.

Fuente: MIT/ScienceAlert. Edición: RT.

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