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Casio, la compañía japonesa famosa por sus calculadoras y relojes, ha sacado al mercado un robot mascota con inteligencia artificial llamado Moflin, marcando el inicio de un futuro distópico donde en lugar de llevar a tu compañero peludo al veterinario, lo envías al centro de reparaciones.
Moflin se asemeja a un conejillo de Indias grande, pero sin boca. Fue diseñado para ser sostenido y abrazado, brindando la conexión emocional que tendrías con una mascota, pero sin la responsabilidad de cuidar a un ser vivo.
Este ingenio, digno de una novela de Philip K. Dick, fue desarrollado inicialmente por Vanguard Industries y presentado en la Feria de Electrónica de Consumo (CES) de 2021. Ahora, Casio se encarga de su fabricación y distribución en Japón por 59.400 yenes (aproximadamente 400 dólares). Las entregas comenzarán el próximo 7 de noviembre y contarán con un servicio de suscripción opcional para cubrir cualquier reparación, incluyendo el reemplazo del pelaje.
El tráiler de lanzamiento del producto muestra a una mujer interactuando con el suave robot a lo largo de su día —lo abraza en la cama y hasta lo coloca en la mesa durante la cena—, presentando una visión del futuro en donde la conexión con lo artificial va reemplazando aquella con lo natural.
«Al igual que un animal vivo, Moflin posee capacidades emocionales y movimientos que evolucionan a través de las interacciones diarias con su entorno», se lee en un comunicado oficial. «También desarrollará su propia personalidad a medida que se vincula contigo, lo que hace que cada Moflin sea único según las experiencias que haya vivido».
Simulando a una mascota real, esta bola de pelos impulsada por IA será feliz cuando pases tiempo jugando y dándole cariño, pero si la ignoras, se estresará y se pondrá ansiosa, anhelando afecto. Sin embargo, no podrás notarlo a simple vista, ya que su estado emocional solo se puede ver a través de una aplicación —lo cual acerca más la idea al Tamagotchi de los 1990s—.
Casio asegura que Moflin tiene una autonomía de 5 horas por carga. Luego, el robot se coloca en una adorable cama de carga y requiere unas tres horas y media para estar listo de nuevo.
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