Las antenas del Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP, por sus siglas en inglés) han sido utilizadas por primera vez para experimentar con un asteroide.

El experimento tuvo lugar hace tan solo un par de días, el 27 de diciembre, cuando la NASA disparó e hizo rebotar una señal de radio en el asteroide 2010 XC15, de unos 150 metros de ancho. ¿El objetivo? La defensa planetaria. Una prueba para sondear un gran asteroide que en 2029 pasará más cerca de la Tierra que los muchos satélites geoestacionarios que orbitan nuestro planeta: el infame Apofis.

Disparada desde la instalación de HAARP situada cerca de Gakona, en Alaska, la señal fue recibida de vuelta por la matriz de longitud de onda larga de la Universidad de Nuevo México cerca de Socorro, Nuevo México, y la matriz de longitud de onda larga del Observatorio de Radio Owens Valley cerca de Bishop, California.

«Lo que es nuevo y lo que estamos tratando de hacer es sondear los interiores de los asteroides con radares de longitud de onda larga y radiotelescopios desde tierra», dijo Mark Haynes, investigador principal del proyecto e ingeniero de sistemas de radar en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California. «Las longitudes de onda más largas pueden penetrar el interior de un objeto mucho mejor que las longitudes de onda de radio utilizadas para la comunicación».

Saber más sobre el interior de un asteroide, especialmente de un asteroide lo suficientemente grande como para causar daños importantes en la Tierra, es importante para determinar cómo defenderse de él.

«Si conoce la distribución de la masa, puede hacer que un impactador sea más efectivo, porque sabrá un poco mejor dónde golpear el asteroide», explicó Haynes.

Algunos teóricos de la conspiración han culpado al proyecto HAARP de una amplia gama de eventos, incluidos numerosos desastres naturales. Sin embargo, varios científicos y académicos han comentado que el HAARP es un blanco atractivo de dichos conspiracionistas debido a que, en palabras del investigador informático David Naiditch, «su finalidad parece enigmática para los que tienen poco conocimiento científico».

Existen muchos programas para detectar rápidamente asteroides, determinar su órbita y dar forma y obtener imágenes de su superficie, ya sea con telescopios ópticos o el radar planetario de la Red de Espacio Profundo —la red de antenas de radio grandes y altamente sensibles de la NASA en California, España y Australia—. Esos programas de imágenes de radar utilizan señales de longitudes de onda cortas, que rebotan en la superficie y proporcionan imágenes externas de alta calidad, pero no penetran en un objeto.

HAARP, en cambio, transmitió una señal de chirrido continuo al asteroide 2010 XC15 ligeramente por encima y por debajo de 9,6 megahercios (9,6 millones de veces por segundo). El chirrido se repitió a intervalos de dos segundos. La distancia fue todo un desafío, dado que el asteroide estaba dos veces más lejos de la Tierra que la Luna cuando se llevó a cabo el experimento.

La Universidad de Alaska Fairbanks (UAF) opera HAARP bajo un acuerdo con la Fuerza Aérea, que desarrolló y poseyó HAARP pero transfirió los instrumentos de investigación a la UAF en agosto de 2015.

Apofis fotografiado en marzo de 2021. (NASA/JPL-Caltech and NSF/AUI/GBO).

La prueba en 2010 XC15 es otro paso más hacia el encuentro mundialmente anticipado de 2029 con el asteroide Apofis; y fue una continuación de las pruebas en enero y octubre en las que la Luna fue el objetivo de un rebote de señal HAARP.

Apofis fue descubierto en 2004 y hará su acercamiento más cercano a la Tierra el 13 de abril de 2029, cuando se encuentre a solo 32.000 kilómetros. Los satélites geoestacionarios orbitan la Tierra a unas 37.000 kilómetros. Inicialmente se pensó que el asteroide —que la NASA estimó en unos 335 metros de ancho— representaría un riesgo para la Tierra en 2068, pero desde entonces los investigadores han proyectado mejor su órbita.

Desvío de asteroides peligrosos

La prueba en 2010 XC15 y el encuentro con Apofis en 2029 son de interés general para los científicos que estudian objetos cercanos a la Tierra. Pero la defensa planetaria también es un factor clave de investigación.

«Cuanto más tiempo hay antes de un impacto potencial, más opciones hay para tratar de desviarlo», dijo Haynes.

La NASA señala que un asteroide del tamaño de un automóvil golpea la atmósfera de la Tierra aproximadamente una vez al año, creando una bola de fuego y quemándose antes de llegar a la superficie. Aproximadamente cada 2.000 años, un meteoroide del tamaño de un campo de fútbol golpea la Tierra. Esos pueden causar mucho daño. Y en cuanto a acabar con la civilización, la NASA dice que un objeto lo suficientemente grande como para hacer eso golpea el planeta una vez cada pocos millones de años.

La agencia espacial redirigió con éxito un asteroide por primera vez el 26 de septiembre, cuando su misión de prueba de redirección de doble asteroide, o DART, chocó con Dimorphos, alterando el tiempo de órbita alrededor de su asteroide padre en 32 minutos.

Impacto de DART en el asteroide Dimorphos. Imagen tomada por el LICIACube. Crédito: ASI/NASA.

La prueba del 27 de diciembre podría revelar un gran potencial para el uso de la detección de asteroides mediante señales de radio de longitud de onda larga. Aproximadamente 80 asteroides cercanos a la Tierra conocidos pasaron entre la Luna y la Tierra en 2019, la mayoría de ellos pequeños y descubiertos cerca del acercamiento más próximo.

«Si podemos poner en funcionamiento los sistemas terrestres, eso nos dará muchas posibilidades de tratar de detectar el interior de estos objetos», concluyó Haynes.

Fuente: NASA/UAF. Edición: MP.

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