Un análisis genético de fragmentos óseos desenterrados en un sitio arqueológico en el centro de Alemania demuestra de manera concluyente que los humanos modernos (Homo sapiens) ya habían llegado al norte de Europa hace 45.000 años, superponiéndose con los neandertales durante varios miles de años antes de que estos últimos se extinguieran.

Un fragmento de hueso humano de las nuevas excavaciones en Ranis. Elena Zavala, becaria postdoctoral de UC Berkeley, analizó el ADN de numerosos fragmentos óseos encontrados en Ranis y descubrió que muchos pertenecían a humanos modernos. Crédito: Tim Schüler.

La nueva revelación científica proviene de la identificación de 13 esqueletos de Homo sapiens en la cueva de Ilsenhohle, debajo de un castillo medieval en Ranis, Alemania.

A través del análisis de ADN antiguo, los científicos establecieron que estos huesos datan de aproximadamente 47.500 años atrás, un hecho que desafía nuestra comprensión previa, ya que se pensaba que los restos más antiguos conocidos de Homo sapiens en esta parte de Europa tenían alrededor de 40.000 años.

Jean-Jacques Hublin, un paleoantropólogo del Collège de France en París y líder del equipo de investigación, compartió que estos fragmentos óseos se sometieron a una datación directa por radiocarbono y proporcionaron ADN bien conservado de Homo sapiens.

Adaptación rápida

El humano moderno se originó en África hace poco más de 300.000 años, viajando por todo el mundo e interactuando con diversas poblaciones humanas, incluidos los neandertales.

Debido a un registro fósil limitado, los detalles sobre cómo el Homo sapiens se dispersó por Europa y su papel en la extinción de los neandertales —que desaparecieron alrededor de hace 40.000 años— permanecen poco claros.

Herramientas de piedra del tecnocomplejo Lincombian-Ranisian-Jerzmanowician en Ranis. El punto de cuchilla bifacial parcial (izquierda) es característico de las herramientas de piedra producidas por homínidos, ahora identificados como Homo sapiens, que ocuparon la cueva de Ranis. Herramientas de piedra como esta se encuentran en varios sitios de Europa del noroeste, aunque las excavaciones en Ranis en la década de 1930 también descubrieron puntas de hoja bifaciales finamente elaboradas (derecha) fabricadas por el mismo grupo cultural. Crédito: Josephine Schubert, Museo Burg Ranis.

En tres estudios presentados en las revistas Nature y Nature Ecology & Evolution (1, 2, y 3), la investigación reveló que la región era más fría en ese entonces en comparación con el presente, asemejándose a la tundra esteparia helada que se encuentra en la Siberia o Escandinavia actual. Esto arroja luz sobre cómo el Homo sapiens, a pesar de originarse en la cálida África, se adaptó rápidamente a entornos fríos.

Los hallazgos sugieren que grupos nómadas de cazadores-recolectores, adaptándose a las condiciones frías, utilizaron intermitentemente la cueva. Navegaron un paisaje lleno de criaturas de la Edad de Hielo, compartiendo el espacio con hienas y osos de cueva en otros períodos.

Competencia con nuestros primos

El arqueólogo Marcel Weiss de la Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nürnberg en Alemania, uno de los líderes de la investigación, señaló que «el sitio en Ranis fue ocupado durante varias estancias a corto plazo y no como un gran campamento».

El sitio de la cueva Ilsenhöhle bajo el castillo de Ranis. La cueva fue excavada por primera vez hace más de 90 años y se volvió a excavar entre 2016 y 2022. Crédito: Tim Schüler TLDA, Licencia: CC-BY-ND 4.0.

La evidencia de la cueva, incluidos huesos y herramientas de piedra, indica que estos primeros pobladores cazaban animales grandes como renos, caballos, bisontes y rinocerontes lanudos.

Geoff Smith, un zooarqueólogo de la Universidad de Kent que dirigió uno de los estudios, destacó que es intrigante que tanto los primeros Homo sapiens como los neandertales tardíos parecían centrarse en animales grandes terrestres, lo que potencialmente generó competencia.

La investigadora Elena Zavala viste la indumentaria necesaria para evitar la contaminación de huesos de 45.000 años que estaba analizando en busca de evidencia de ADN. Se la muestra en una sala limpia en el MPI-EVA con un robot de pipeteo automatizado utilizado para procesar las muestras de sedimento y esqueletos de la excavación en Ranis. Crédito: Mateja Hajdinjak.

Sin embargo, aún se necesita más información para comprender completamente el impacto del clima y el papel de la llegada de los humanos modernos en la eventual extinción de los neandertales en Europa.

Fuente: Berkeley/TGR. Edición: MP.

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