Ambas especies tienen vientres translúcidos que revelan su corazón, hígado, sistema digestivo y —en las hembras— huevos.

Izquierda: Hyalinobatrachium nouns. Derecha: Hyalinobatrachium mashpi. Crédito: Jaime Culebras.

A pesar de que se parecen tanto y viven a unas pocas millas de distancia, el análisis de ADN y las grabaciones de sus llamadas confirmaron que las dos especies son distintas.

Investigadores de la Universidad San Francisco de Quito descubrieron los nuevos animales en los Andes: la rana Mashpi (Hyalinobatrachium mashpi), que vive en la orilla sur del río Guayllabamba; y la rana de Toisan (Hyalinobatrachium nouns), que habita en el flanco norte del valle de la cordillera.

«Muchos de estos sitios son increíblemente remotos, lo cual es una de las razones por las que pudimos descubrir nuevas especies», explicó Becca Brunner, una de las primeras autoras del estudio. «Puedes caminar solo un par de kilómetros sobre una cresta y encontrar una comunidad de ranas diferente de donde empezaste».

Ambas especies se convertirán en banderas para promover la conservación de una de las zonas de mayor diversidad y endemismo del mundo. Crédito: Lucas Bustamante.

Cuando se halló por primera vez la rana de cristal de Mashpi, los investigadores pensaron inicialmente que era la rana de cristal de Valerioi, otra especie que se encuentra en las tierras bajas. Sin embargo, se descubrió que sus llamadas eran distintas, lo que confirma que son dos especies diferentes.

«Cuando analizas las diferentes características de las llamadas de otras ranas de cristal, puedes decir que las llamadas de H. mashpi no se superponen», dijo Brunner. «En otras palabras, su llamada es la característica más distintiva de la especie».

Como todas las especies del género Hyalinobatrachium, solo los machos cuidan a su progenie. Crédito: Jaime Culebras.

El análisis de ADN de ambas especies nuevas confirmó de manera similar que son especies distintas, con una diferencia sustancial en su composición genética.

El profesor Juan M. Guayasamín, coautor del estudio, señaló que «el problema no es encontrar nuevas especies, el verdadero desafío es tener el tiempo y los recursos para describirlas. Los taxónomos son un tipo de científico en peligro de extinción».

Peligro de extinción

Lamentablemente, aunque las nuevas especies de ranas se acaban de descubrir, los investigadores recomiendan que ambas se incluyan como «en peligro de extinción», ya que viven en regiones boscosas que han sufrido deforestación relacionada con la agricultura en las últimas décadas.

«Los pocos parches que quedan ahora están bajo la presión de las actividades mineras, que son altamente contaminantes y tienen la oposición de numerosas comunidades locales», dijo Guayasamín.

Las ranas dependen de la respiración cutánea para respirar bajo el agua, un proceso en el que se produce el intercambio de gases a través de la piel, en lugar de los pulmones o las branquias. Desafortunadamente, esto los deja altamente vulnerables a la contaminación relacionada con el agua.

«Si una empresa minera entra y destruye los pocos arroyos donde sabemos que existen estas ranas, probablemente sea la extinción de la especie», concluyó Brunner.

Fuente: DM. Edición: MP.

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