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Se acaban de encontrar dos nuevos mundos probablemente rocosos que orbitan una estrella cercana a nuestro propio vecindario cósmico.
Los dos exoplanetas recién hallados son lo que se conoce como supertierras —más grandes que la Tierra, pero más pequeñas que un gigante de hielo— que orbitan una estrella enana roja fría llamada HD 260655, que está a solo 33 años luz de distancia.
Si bien es poco probable que los mundos sean habitables, dada nuestra comprensión actual de la vida, la estrella y sus exoplanetas se encuentran entre los sistemas de múltiples mundos más cercanos a la Tierra. Esto los convierte en un excelente objetivo para los sondeos de seguimiento para tratar de comprender de qué están hechos los exoplanetas y evaluar sus atmósferas, un esfuerzo que ayudará en la búsqueda de vida extraterrestre, incluso si los dos mundos resultan ser incapaces de alojarla.
«Ambos planetas en este sistema se consideran entre los mejores objetivos para el estudio atmosférico debido al brillo de su estrella», dijo la astrónoma Michelle Kunimoto del Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial del MIT. «¿Hay una atmósfera rica en volátiles alrededor de estos planetas? ¿Y hay signos de agua o especies basadas en carbono? Estos planetas son fantásticos bancos de pruebas para esas exploraciones».
Hasta la fecha, se han confirmado más de 5.000 exoplanetas en la Vía Láctea, y los astrobiólogos están muy interesados en encontrar mundos terrestres o rocosos como la Tierra, Venus y Marte.
Tenemos un tamaño de muestra de exactamente un mundo conocido por albergar vida, el nuestro, por lo que encontrar planetas similares en tamaño y composición es uno de los principales criterios en la búsqueda de vida en otras partes de la galaxia.
Los exoplanetas rocosos, empero, son relativamente pequeños tanto en tamaño como en masa, lo que los hace más difíciles de detectar —la mayoría de los exoplanetas que hemos podido medir hasta la fecha tienden a caer en la categoría de gigantes—.
Los dos mundos que orbitan HD 260655 —llamados HD 260655 b y HD 260655 c—, fueron descubiertos porque pasan entre nosotros y su estrella durante su órbita. Las leves caídas en la luz de las estrellas debido a estos tránsitos exoplanetarios fueron registradas por el telescopio TESS de búsqueda de exoplanetas de la NASA, que está diseñado para detectar exactamente tales fenómenos.
Cuando Kunimoto detectó estas caídas de tránsito en los datos de TESS, el siguiente paso fue observar si la estrella había aparecido en sondeos anteriores, y así fue.
El espectrómetro Echelle de alta resolución del telescopio Keck (ahora conocido como ANDES) tenía datos disponibles públicamente desde 1998. Otro espectrómetro, CARMENES en el Observatorio de Calar Alto en España, también había registrado la estrella.
«Cada planeta que orbita alrededor de una estrella tendrá una pequeña atracción gravitacional sobre su estrella», explicó Kunimoto. «Lo que estamos buscando es cualquier ligero movimiento de esa estrella que pueda indicar que un objeto de masa planetaria está tirando de ella».
Entre los datos de TESS y los datos de HIRES y CARMENES, el equipo pudo confirmar que dos exoplanetas orbitaban HD 260655. Además, con ambos conjuntos de datos, el equipo pudo compilar un perfil completo de los dos mundos.
El exoplaneta interior, HD 260655 b, tiene alrededor de 1,2 veces el tamaño de la Tierra y el doble de la masa de la Tierra, y orbita la estrella cada 2,8 días. El mundo exterior, HD 260655 c, tiene 1,5 veces el tamaño y tres veces la masa de la Tierra, y tiene una órbita de 5,7 días.
Con esos tamaños y masas, sus densidades sugieren que es probable que los dos exoplanetas sean mundos rocosos.
Lamentablemente, aunque la estrella es más fría y más tenue que el Sol, la proximidad de los planetas a HD 260655 significa que los mundos serían demasiado calientes para la vida tal como la conocemos. HD 260655 b tiene una temperatura promedio de 435 grados Celsius (816 Fahrenheit), y HD 260655 c tiene una temperatura más suave pero aún abrasadora de 284 grados Celsius (543 grados Fahrenheit).
«Consideramos ese rango fuera de la zona habitable, demasiado caliente para que exista agua líquida en la superficie», concluyó Kunimoto.
Sin embargo, ambos exoplanetas aún podrían tener atmósferas, que deberían estar listas para ser investigadas por el Telescopio Espacial James Webb recientemente desplegado, que incluye observar las atmósferas de los exoplanetas entre los objetivos de su misión.
Es más, incluso podría haber exoplanetas adicionales orbitando la estrella que aún no hemos descubierto.
Fuente: MIT/NASA/SciAl. Edición: MP.
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