El lugar fue descubierto en la década de 1980 por ladrones de tumbas al oeste de Jerusalén. Ahora, los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel han encontrado nuevas evidencias de que se trató de un sitio sagrado de peregrinación.

Una de las inscripciones documentadas en las paredes de la cueva. Crédito: Ammar Awad/Reuters.

Una inscripción encontrada en las paredes de la gruta llevó al equipo de excavación a confirmar que la tumba estaba dedicada a Salomé. El papel de esta mujer como asistente de la partera en el nacimiento de Jesús se relata en el Evangelio de Santiago, un texto eliminado de las versiones del Nuevo Testamento utilizadas por la mayoría de las iglesias occidentales.

«Salomé es una figura misteriosa. La tumba familiar atestigua que sus dueños eran una familia rica de la zona de Shefelá (tierras bajas) de Judea en el período del Segundo Templo. El culto de Salomé, santificada en el cristianismo, pertenece a un fenómeno más amplio, mediante el cual los peregrinos cristianos del siglo V hallaron y santificaron lugares judíos. Es posible que el nombre Salomé haya aparecido en la antigüedad en uno de los osarios de la tumba, y que allí se desarrollara la tradición que identifica el sitio con Salomé la partera. Por ello, la cueva se volvió venerada por el cristianismo», indicaron Nir Shimshon-Paran y Zvi Firer de la Autoridad de Antigüedades de Israel.

Inscripciones griegas antiguas con el nombre de Salomé dentro de la cámara funeraria. Crédito: Menahem Kahana/AFP.

Fuera de la gruta, el equipo encontró los restos de un patio delantero con columnas que abarcaba 350 metros cuadrados, lo que sugiere que Salomé era entonces una figura venerada. Allí se hallaron restos de tiendas de lámparas de barro y otros artículos destinados a los peregrinos, que datan del siglo IX, 200 años después de la conquista musulmana.

«Los peregrinos alquilaban lámparas de aceite, entraban en la cueva, rezaban, salían y devolvían la lámpara de aceite», explicó Firer. «Encontramos decenas de ellas, con hermosos adornos de plantas y flores».

El arqueólogo Zvi Firer, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, sostiene lámparas de arcilla encontradas en un sitio de 2000 años de antigüedad llamado la cueva de Salomé, en el bosque de Lachish en Israel, el martes 20 de diciembre de 2022. Crédito: AP/Maya Alleruzzo.

Según los arqueólogos, se trata de una de las cuevas funerarias más impresionantes descubiertas en Israel.

«Sabíamos de ella desde hace al menos cuarenta años. Todo estaba enterrado. Pero durante las excavaciones para abrirla por primera vez al público hemos encontrado este gran patio y decenas de lámparas de aceite, signos de peregrinos y de inscripciones. Esto es lo más novedoso a nivel de arqueología hoy en día en Israel», destacó Saar Ganor, el director del proyecto en el que se enmarcan estas investigaciones, quien además ha confirmado que el lugar será visitable cuando se terminen los trabajos de restauración.

Patio delantero excavado recientemente de la cueva funeraria en el bosque de Lachish. Crédito: Emil Aladjem/IAA.

Fuente: AFP/Israel21c. Edición: MP.

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