En la mitología mesopotámica, un Lamassu es una divinidad protectora, un ser híbrido legendario que posee cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza de hombre.

Crédito: SBAH.

Sus representaciones en piedra (generalmente en parejas) eran usadas para oficiar de guardianas en las puertas de las ciudades o palacios de monarcas. Infundían temor y respeto a los espíritus maléficos y, de acuerdo a una leyenda, mataban a los que se aproximaban, excepto a los hombres puramente buenos.

De acuerdo a un comunicado de prensa emitido por la Autoridad General de Antigüedades y Patrimonio de Irak, el lamassu recién desenterrado fue descubierto por primera vez en 1992 por una misión arqueológica en la parte occidental de Dur Sharrukin, una ciudad amurallada construida por el rey asirio Sargón II poco después de ascender al trono en el 721 a.C.

Después del descubrimiento del lamassu, su cabeza fue robada en 1995, pero posteriormente fue recuperada y preservada en el Museo de Irak. El cuerpo principal fue enterrado nuevamente para preservar los restos arquitectónicos tras el conflicto de la Guerra del Golfo. Este acto probablemente salvó al lamassu de la destrucción, ya que en 2015, el ISIS saqueó y destruyó sistemáticamente gran parte de los restos de la cercana aldea de Jorsabad.

Crédito: SBAH/César Dorado.

Ahora, en una misión conjunta entre Irak y Francia, un equipo dirigido por el profesor Dr. Ahmed Fakak Al-Badrani volvió a excavar el lamassu, revelándolo al mundo por primera vez en tres décadas.

Según el Dr. Layth Majid Hussein, presidente del Organismo General de Arqueología y Patrimonio, el equipo está evaluando actualmente la condición del lamassu para determinar cuáles serán sus próximos pasos.

Fuente: SBAH. Edición: MP.

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