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Lo dijo Bradley Chance Saltzman, un general de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos que ocupa el cargo de segundo y actual jefe de operaciones espaciales.
«Si, en tiempos de guerra, derribas una aeronave, esta sale de su dominio. Si hundes un barco, este sale de la vía marítima», comentó el general Saltzman en una reciente entrevista para el medio Newsweek. «Pero si derribas un satélite, este permanece en órbita durante cientos de años, y esos escombros podrían ocasionar problemas, lo que es probable que suceda, especialmente a medida que su cantidad aumenta a lo largo de una guerra, en todas las órbitas».
«Por lo tanto, la guerra en el espacio podría literalmente contaminar ese bien común global durante generaciones», añadió.
A diferencia de las aguas volátiles del golfo Pérsico o los cielos devastados por la guerra sobre Ucrania, no hay sustituto para los operadores públicos o privados en órbita, por lo que «si el espacio se convierte en un área de responsabilidad militar, los proveedores comerciales estarán involucrados en ello», continuó Saltzman. «No hay forma de evitarlo».
Estas preocupantes consecuencias implican que la Fuerza Espacial debe adoptar una postura en la que esté preparada para tomar medidas preventivas con el fin de evitar que un escenario tan desastroso se convierta en realidad.
Según el general, actualmente se está trabajando junto con naciones aliadas en estrategias de disuasión para que cualquiera lo piense dos veces antes de iniciar un conflicto del tipo «cinético» en el espacio.
«Tenemos que ser capaces de identificar comportamientos irresponsables que podrían conducir a daños, esa es nuestra responsabilidad», dijo. «Y luego debemos tener respuestas creíbles para que los adversarios ni siquiera den el primer paso, porque saben que habrá consecuencias para esas acciones».
No obstante, el establecimiento de la Fuerza Espacial en 2019 ha cimentado el estatus de la llamada «última frontera» como un verdadero ámbito de combate, cuyos riesgos latentes aún no se han probado en un conflicto real. Mientras que la Fuerza Aérea ha utilizado capacidades basadas en el espacio para apoyar operaciones terrestres durante décadas y cuatro naciones —incluyendo Estados Unidos, Rusia, China e India— han probado armas antisatélite (ASAT), un enfrentamiento aún no ha estallado más allá de la atmósfera del planeta.
Con solo aproximadamente 8.700 miembros del personal, la Fuerza Espacial es, con mucho, la rama más pequeña de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, a pesar de tener la tarea de un dominio en constante expansión.
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