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Mirando a través de un denso manto de nubes tóxicas, la Sonda Solar Parker de la NASA ha revelado el resplandor al rojo vivo de la superficie de Venus. Se trata de un hallazgo que podría ayudarnos a comprender mejor los minerales que componen este planeta rocoso y misterioso.
El instrumento WISPR (Wide-field Imager for Parker Solar Probe) de la sonda fue el que permitió a los científicos mirar debajo de la espesa atmósfera del planeta, descubriendo características geológicas como tierras altas, mesetas y llanuras.
«Venus es la tercera cosa más brillante en el cielo, pero hasta hace poco no teníamos mucha información sobre cómo se veía la superficie porque nuestra vista está bloqueada por una atmósfera espesa», dijo el astrofísico Brian Wood, miembro del equipo WISPR y del Laboratorio de Investigaciones Navales de EE.UU. «Ahora, finalmente estamos viendo la superficie en longitudes de onda visibles por primera vez desde el espacio».
Aunque relativamente cerca de la Tierra, Venus ha resultado muy difícil de estudiar. Se le conoce como el «gemelo malvado» de la Tierra porque, si bien es similar a nuestro planeta en tamaño, masa, estructura y composición, es profundamente hostil a la vida.
La Tierra es templada y húmeda; Venus es seco y posiblemente volcánico, con temperaturas superficiales que promedian los 471 grados Celsius (880 grados Fahrenheit). El cielo de Venus está lleno de nubes espesas y tóxicas que llueven ácido sulfúrico. Estas características hacen que el planeta sea difícil de investigar de cerca.
Se han enviado módulos de aterrizaje; pero terminan derritiéndose. Y aunque esas nubes sofocantes no hacen que las observaciones externas sean imposibles, sí puede hacerlas engañosas.
Aquí es donde WISPR terminó sorprendiendo a los científicos. El año pasado, tomó algunas imágenes del lado nocturno de Venus que parecían mostrar rasgos superficiales a través de las capas de nubes.
«Las imágenes y el video me dejaron boquiabierto», admitió Wood.
WISPR está optimizado para luz visible; es decir, toma imágenes en longitudes de onda que el ojo humano puede ver. Pero resultó que el instrumento también puede ver un poco más allá, en la parte del infrarrojo cercano del espectro invisible para los ojos humanos. El infrarrojo y el infrarrojo cercano son las longitudes de onda de la energía térmica —en otras palabras, calor—.
En el lado diurno de Venus, calentado por el Sol, se perderían todas las emisiones infrarrojas de la superficie. Pero en el lado nocturno, parece que el instrumento detecta inesperadamente variaciones de temperatura en la superficie del planeta.
«Hace tanto calor que la superficie rocosa de Venus brilla visiblemente, como una pieza de hierro sacada de una fragua», explicó Wood.
Otras tecnologías, como las imágenes de radar realizadas por la sonda Magallanes en la década de 1990 y las imágenes infrarrojas realizadas por la actual sonda Akatsuki de la JAXA, nos han brindado un mapa bastante bueno de la geología de la superficie de Venus. La contribución de WISPR, dicen los investigadores, lleva nuestra comprensión hasta el límite del espectro visible.
El sobrevuelo del año pasado reveló una región llamada Aphrodite Terra, la región montañosa más grande en la superficie del planeta. Apareció como una mancha oscura contra las nubes luminosas. Esto se debe a que Aphrodite Terra, con su mayor altitud, es mucho más fría que el terreno circundante, por lo que en imágenes infrarrojas o casi infrarrojas del planeta, es visible.
Esas imágenes también muestran otras características. La meseta de Tellus Regio y las llanuras de Aino Planitia también presentan variaciones de altitud que las hacen visibles a través de las nubes en longitudes de onda infrarrojas.
Aunque las imágenes no han revelado nada nuevo en términos de topografía, los datos aún pueden contribuir a comprender mejor a Venus. Debido a que diferentes minerales conducen y liberan calor de manera diferente, las emisiones pueden usarse para tratar de reconstruir la mineralogía de la superficie del planeta.
Esto, a su vez, puede ayudarnos a entender su historia. Sabemos, por ejemplo, que Venus ha tenido una gran actividad volcánica en el pasado.
Estudiar su superficie puede ayudarnos a comprender qué tan extendida y qué tan reciente fue esa actividad. Agregar datos visibles y del infrarrojo cercano al conjunto de datos actualmente disponible amplía el rango de longitudes de onda que los científicos pueden usar para hacer esto.
El objetivo principal de Parker es explorar el Sol; sus observaciones de Venus son casi incidentales. La sonda está utilizando el planeta para realizar maniobras de asistencia gravitatoria, utilizando la gravedad del lucero del alba para realizar ajustes de velocidad y rumbo en su misión solar.
Está previsto realizar siete de estas maniobras en total —con cinco ya hechas—. Solo dos de ellas han sido adecuadas para estas imágenes nocturnas hasta ahora. Y de las dos asistencias gravitatorias restantes, solo una permitirá más observaciones: la final, programada para el 6 de noviembre de 2024. Nos fascinará ver qué más podría encontrar WISPR.
La investigación ha sido publicada en Geophysical Research Letters.
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1 comentario
21:20
SI SACAN UN CONCURSO PARA VIAJAR A VENUS.....NO TIENEN IDEA DE LA CANTIDAD DE VOLUNTARIOS SE VAN A ANOTAR.....hay muchos que estan aburridos de morirse en la tierra....jajajaaaaa ., los de Marte todavia esperan para que los llamen....ja ;)
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