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Lo que yace dentro parece ser un tesoro para los físicos solares.
De vez en cuando, el campo magnético hirviente del Sol expulsa enormes nubes de plasma hacia el espacio exterior. Estas son conocidas como eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés). Si una CME impacta a la Tierra, por ejemplo, el resultado puede ser auroras espectaculares, pero también interrupciones igualmente espectaculares en las redes eléctricas y los satélites.
Ahora, la sonda solar Parker de la NASA ha logrado echar un vistazo por primera vez dentro de una CME mientras esta surgía del Sol. Y lo que yace dentro parece ser un tesoro para los físicos solares.
El instrumento WISPR (Wide-field Imager for Parker Solar Probe), que detecta luz visible, capturó turbulencias claras dentro de la CME. Estas turbulencias son lo que los físicos llaman inestabilidades Kelvin-Helmholtz (KHI), las cuales ocurren cuando una masa de fluido en movimiento rápido interactúa con otra. En la Tierra, las KHI suceden en las nubes cuando la velocidad del viento en un extremo de la nube es diferente a la del otro extremo. En las CME, por otra parte, se ha inferido que el plasma es el que se mueve en contra del viento solar de fondo.
No obstante, hasta el momento los físicos solares no habían tenido el equipo adecuado, en el lugar adecuado, para observar el susodicho fenómeno.
«La imagen directa de fenómenos efímeros extraordinarios, como las KHI con WISPR, es un descubrimiento que abre una nueva ventana para comprender mejor la propagación y evolución de las CME», dijo Evangelos Paouris, físico solar de la Universidad George Mason y autor principal de una investigación publicada en el Astrophysical Journal.
Al observar los datos, los científicos hallaron que la KHI se activa en la frontera entre la CME y el viento ambiente, ya que ambos fluyen a velocidades diferentes. Las estructuras resultantes, similares a vórtices, permitieron establecer una relación con lo que se predecía e inferir cuál debía ser la fuerza y densidad del campo magnético local para permitir tal inestabilidad en este entorno.
La sonda solar Parker que tomó las asombrosas imágenes fue lanzada el 12 de agosto de 2018. Desde entonces, su órbita elíptica le ha permitido ingresar a la corona solar más cerca que nunca, convirtiéndose en el primer objeto hecho por el ser humano en ingresar a la atmósfera exterior del astro rey, a solo 11.5 radios solares de la ardiente superficie. En 2025, tras aprovechar la gravedad del planeta Venus para impulsarse, ajustará aún más su órbita para pasar a 9.5 radios solares.
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