Arqueólogos han recuperado miles de objetos de madera del Templo Mayor en la ciudad azteca de Tenochtitlan, en la actual la Ciudad de México.

Crédito: INAH.

El Templo Mayor fue el corazón de un complejo formado por dos templos, cinco andenes y edificios subsidiarios de la capital del imperio azteca prehispánico. El templo se llamaba huey teocalli en lengua náhuatl y estaba dedicado simultáneamente a dos dioses: Huitzilopochtli, dios de la guerra, y Tlaloc, dios de la lluvia y la agricultura.

La construcción del templo comenzó en algún momento después de 1325, pero fue destruido por los españoles en 1521. El sitio arqueológico actual se encuentra al noreste del Zócalo —o plaza principal de la Ciudad de México—, en la esquina de lo que ahora son las calles Seminario y Justo Sierra.

Ahora, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología Historia (INAH) realizaron excavaciones al pie del templo donde descubrieron depósitos rituales que contenían más de 2.500 objetos de madera.

Crédito: INAH.

Los hallazgos consisten en máscaras, tocados, cetros, pectorales, dardos, figurillas, lanzadardos, aretes, tinajas y numerosas ofrendas de madera que los sacerdotes depositaron para consagrar el sitio a los dioses aztecas.

Estas ofrendas han sobrevivido gracias a las condiciones anaeróbicas del suelo y al alto nivel de humedad que las ha perseverado durante más de 500 años. Los investigadores aplicaron métodos modernos de conservación en los que los hallazgos se estabilizaron con azúcares sintéticos (lactitol y, posteriormente, trehalosa) que evitan la descomposición de la madera por parte de los microorganismos y las fluctuaciones de la humedad relativa.

Posteriormente, los objetos se enjuagaron con agua y se colocaron dentro de una cámara de calor con temperaturas de 50 °C. Esto seca lentamente la madera y permite la cristalización controlada de azúcares que genera un engrosamiento de las paredes celulares a nivel microscópico.

Crédito: INAH.

La mayoría de los artefactos de madera provienen de diferentes especies de pino, aunque también se ha identificado cedro blanco, ciprés, tepozán y ahuehuete, muchos de los cuales aún presentan rastros de policromía de colores como pigmento azul, rojo, negro y blanco en la superficie.

Las excavaciones de los depósitos rituales también han sacado a la luz restos botánicos como flores, aves, mamíferos y animales marinos, pepinos de mar, objetos de cobre y oro, y piezas de pedernal y cerámica.

Fuente: INAH. Edición: MP.

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