Un nuevo estudio advierte que el cambio climático podría estar enterrando bajo el hielo de la Antártida unos 5.000 meteoritos cada año, privando a los científicos de información valiosísima sobre nuestro sistema solar.

Antártida.

Un área de hielo azul cerca del glaciar Unión, en las montañas Ellsworth de la Antártida. Crédito.: Veronica Tollenaar/Université libre de Bruxelles.

Se estima que actualmente cientos de miles de meteoritos prístinos se encuentran dispersos sobre, o justo debajo, de la superficie helada de la Antártida. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que la mayoría de estas rocas espaciales podrían perderse para siempre en las próximas décadas a medida que se hundan más en el hielo debido al aumento de las temperaturas.

Esto significa que, según los autores del estudio, es necesario intensificar los esfuerzos para encontrarlos antes de que desaparezcan definitivamente.

Hielo azul

La Antártida ha sido bombardeada por meteoritos durante millones de años. La mayoría de estas rocas espaciales ya se han hundido profundamente en el hielo, para no ser vistas nunca más. Sin embargo, en ciertas zonas del continente conocidas como «áreas de hielo azul», el viento y la luz solar erosionan las capas superiores de hielo congelado, liberando a los meteoritos atrapados de su gélida prisión.

Meteorito en la Antártida.

Los investigadores registraron un nuevo espécimen. «Tu ojo puede distinguir fácilmente una roca oscura en una superficie blanca», dijo un especialista en meteoritos. Crédito: Katherine Joy/Universidad de Manchester.

Y si bien estos meteoritos se encuentran en la superficie, eso no significa que permanezcan allí para siempre. Debido a su color oscuro, las rocas espaciales absorben la luz solar, lo que las calienta. Normalmente, esto no sería un problema. Pero a temperaturas superficiales del aire más altas, este calentamiento puede derretir el hielo circundante y hacer que los meteoritos se hundan bajo la superficie.

Hielo azul.

Meteoritos antárticos en áreas de hielo azul. Crédito: V. Tollenaar et al., Nature Climate Change, 2024.

En el pasado, este derretimiento habría sido muy raro. Pero con el aumento de la temperatura global debido al actual cambio climático, los meteoritos se hunden con mucha más frecuencia que antes.

Ayuda de la inteligencia artificial

En un nuevo estudio publicado esta semana en la revista Nature Climate Change, los investigadores utilizaron el aprendizaje automático —una forma de inteligencia artificial— para predecir cuántos meteoritos podrían perderse como resultado del calentamiento global.

El modelo del equipo estima que probablemente haya hasta 850.000 meteoritos en o cerca de la superficie de las áreas de hielo azul en la Antártida. Y se sospecha que, con las temperaturas de hoy en día, ya se están hundiendo fuera de alcance hasta 5.000 meteoritos antárticos cada año, mientras que los científicos apenas llegan a rescatar una quinta parte de esta cantidad en el mismo periodo de tiempo.

Evolución proyectada de los meteoritos en la Antártida bajo el calentamiento climático. Crédito: V. Tollenaar et al., Nature Climate Change, 2024.

«Los meteoritos son muestras únicas de objetos extraterrestres que brindan información crucial sobre el origen y la evolución de nuestro sistema solar», afirmaron los expertos en el trabajo dirigido por Harry Zekollari del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zúrich (ETH Zurich) y Veronica Tollenaar de la Universidad de Bruselas en Bélgica.

Además, enfatizaron la gran importancia que revisten para la investigación planetaria los fragmentos provenientes de la Luna, Marte y asteroides.

Carrera contrarreloj

A medida que las temperaturas sigan aumentando en las próximas décadas, más meteoritos comenzarán a hundirse. Los investigadores escribieron que, sin un calentamiento adicional, se podría perder aproximadamente una cuarta parte de los meteoritos para fines de siglo. Pero agregaron que, en los escenarios de calentamiento más extremos, se podrían perder tres cuartas partes.

Los investigadores extrajeron un meteorito cerca del monte Balchen, parte de la cordillera Reina Maud en la Antártida, durante una expedición en 2009-10. Crédito: Steven Goderis/Vrije Universiteit Brussel.

Dado que el calentamiento adicional está garantizado a menos que detengamos de inmediato la producción de gases de efecto invernadero, «el tiempo corre para recolectar estas rocas espaciales y preservar la información que contiene cada muestra adicional», concluyeron los autores del estudio.

Fuente: NY Times. Edición: MP.

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