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El Año Nuevo Chino, o «Fiesta de la Primavera», comienza siempre en la luna nueva más próxima al día equidistante entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera del hemisferio norte. Sus pintorescas celebraciones y el porqué de los animales y elementos que rigen cada año nuevo que inicia, tienen su origen en antiguas leyendas.
Una antigua historia cuenta que había un malvado monstruo carnívoro llamado Nian, que era extremadamente fuerte, tenía una cabeza enorme, cuernos y garras afiladas. Sus gruñidos eran tan poderosos que se escuchan en toda China.
Nian vivía en el fondo del mar durante todo el año, pero cada víspera del Año Nuevo subía a la tierra para devorarse a la gente y al ganado que encontraba. Es por ello que, asegura la leyenda, los habitantes de los pequeños pueblos cercanos a la costa, corrían a esconderse y protegerse de él cada inicio de año.
Un día, un mendigo —un misterioso hombre de cabello gris— arribó a un pueblo y al intentar buscar cobijo notó que todo el mundo estaba huyendo desesperadamente. Sólo una mujer le dio asilo y asistencia. Pero le puso una condición: debía lograr que Nian se marchara para evitar más muertes y tragedias.
Por la noche, cuando el monstruo se acercó a la casa en la que se alojaba el mendigo, los adornos rojos que la decoraban lo hicieron enojar, pero cuando se acercó para atacarla comenzó a escuchar explosiones generadas por ramas de bambú y comenzó a temblar. En ese momento, el hombre de cabello gris salió completamente vestido de rojo y el Nian, asustado, huyó.
Desde ese momento hasta hoy, los chinos reciben un nuevo año con sus hogares decorados con objetos rojos, iluminan las puertas con farolas del mismo color y tiran petardos para espantar al monstruo.
Como bien es sabido, cada uno de los años lunares está marcado por uno de los doce animales del zodiaco chino: la rata, el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, la cabra, el mono, el gallo, el perro y el cerdo. Además, se le aplica el Wu Xing o teoría de los Cinco Elementos a cada uno: el metal, la madera, el agua, el fuego y la tierra. De esta forma, un año está regido por un animal y un elemento que se conjugan entre sí (por ejemplo: Rata de Metal o Cerdo de Tierra).
Los animales del zodiaco chino siguen un orden constante y se repiten cada doce años. Además, cada elemento está presente durante dos años por lo que coincidirá con dos animales diferentes. La periodicidad con la que coinciden un animal y un elemento es cada sesenta años.
Pero... ¿por qué estos animales y su orden?
La leyenda cuenta que el Emperador de Jade, aún habiendo gobernado el cielo y la tierra con justicia y sabiduría durante muchos años, nunca había tenido la oportunidad de visitar la tierra. Sintiendo curiosidad por cómo serían las criaturas que la habitaban pidió a todos los animales que fueran al cielo a visitarle.
Con esta meta, envió a un ser inmortal al mundo de los hombres para que esparciera el mensaje: los animales que llegaran primero serían recompensados con un año dedicado a ellos, y cuánto más pronto llegaran, mejor sería su rango. Para ello, deberían cruzar las aguas de un río y luego la Puerta Celestial.
Al otro día, la rata se levantó muy temprano y al ver las enormes corrientes del río se detuvo en su margen. Luego de esperar un tiempo, la rata notó que el buey estaba a punto de cruzar, por lo que aprovechó la oportunidad y saltó sobre su oreja.
Al diligente buey no le importó mucho y simplemente continuó su trayecto. Después de cruzar el río, el robusto animal comenzó a correr hacia el palacio del Emperador de Jade. Sin embargo, cuando estaba llegando a la puerta la rata saltó y se deslizó para atravesarla primero. Así fue como la rata quedó en primer lugar y el buey en segundo.
El tigre y el conejo llegaron en tercer y cuarto lugar respectivamente, ambos rápidos y competitivos; pero el tigre fue más rápido ya que, a diferencia del conejo, no dependió de un tronco flotante o rocas para cruzar el río.
El majestuoso dragón quedó en quinta posición, algo que inmediatamente llamó la atención del Emperador.
—¿Por qué no ganaste la carrera si tu puedes volar? —le preguntó el Emperador—.
—Necesitaba hacer algo de lluvia, porque la gente y los animales la necesitan para beber —explicó el dragón—. Luego vi un pequeño conejo flotando en un tronco y soplé viento para que llegara a la orilla.
—Bueno, eso fue muy considerado de tu parte. Por eso tendrás el quinto año nombrado en tu honor —dijo—.
A continuación fue el turno de la serpiente, quien asustó e hizo retroceder al caballo. Fue así como la serpiente quedó sexta y el caballo séptimo.
Luego arribó una balsa de madera que traía sobre sí a la cabra, el mono y el gallo. Al bajarse de la misma, los animales explicaron la situación al Emperador, diciendo que habían compartido una balsa hallada por el gallo. Siendo que el mono y la cabra ayudaron a despejar la maleza para arrojarla al río. Esta cooperación agradó al soberano, otorgándole a la cabra el octavo lugar, al mono el noveno, y el décimo al gallo.
El próximo fue el perro.
—¿Por qué tardaste tanto si eres uno de los mejores nadadores —le preguntó el Emperador al animal—.
—El agua del río es tan limpia que no me resistí a tomar un baño en él —respondió el can, que quedó décimo—.
Por último, entre gruñidos y chillidos, llegó el cerdo. Su tardanza se debió a que la carrera le dio hambre, por lo que se detuvo a comer y luego se tiró a dormir una siesta.
Así fue como estos doce animales se ganaron un año del Zodiaco cada uno.
Es una gran pregunta, siendo este animal tan hermoso y astuto. Pero ello tiene una explicación. De acuerdo a la misma leyenda, la rata no fue la única en aprovechar al imponente buey como transporte, sino que el gato también. La diferencia entre estos pobres nadadores está en que la rata traicionó y empujó al gato al agua cuando estaban llegando al otro lado del río, dejándolo solo luchando contra la corriente.
Esta historia sería, según la mitología china, el origen de la enemistad entre gatos y ratas.
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1 comentario
0:19
pese a que la conocia perfectamente......esta muy bien comentada la fabula....lo cual no quita para nada la importancia de la astrologia...saludos
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