La espada Durendal, una famosa arma que sobresale de la roca y un preciado artefacto de Rocamadour en el sur de Francia, ha desaparecido misteriosamente, según informes recientes.

La espada Durendal en Rocamadour.

La espada clavada en la roca de uno de los muros exteriores del Santuario de Rocamadour.

De acuerdo a los poemas épicos medievales, Durendal fue la espada del caballero Roldán (o Roland), uno de los Doce Pares de Francia y sobrino de Carlomagno. Se dice que poseía cualidades mágicas y tenía la capacidad de cortar grandes rocas de un solo golpe.

Antes de morir, Roldán intentó destruir a Durendal para evitar que cayera en manos enemigas. Sin embargo, no pudo romperla y la arrojó contra una roca, donde quedó incrustada.

Roldán empuñando a Durendal durante la Batalla de Roncesvalles. Pintura de Wolf von Bibra.

Roldán empuñando a Durendal durante la Batalla de Roncesvalles. Pintura de Wolf von Bibra.

Se dice que el lugar donde el legendario caballero se deshizo de su filosa compañera es Rocamadour, una localidad en el sur de Francia, donde por mucho tiempo ha habido una réplica de la espada incrustada a 10 metros de altura en el muro exterior del santuario local.

Ahora, esta espada ha desaparecido misteriosamente de la noche a la mañana, dejando a todo un pueblo conmocionado por la pérdida de uno de los símbolos más importantes de su identidad cultural.

«Rocamadour siente que ha sido despojado de una parte de sí mismo», dijo Dominique Lenfant, el alcalde del pueblo, al periódico francés La Dépêche. «Aunque sea una leyenda, los destinos de nuestro pueblo y esta espada están entrelazados».

La espada estaba incrustada en un lugar de muy difícil accesibilidad.

Las autoridades han comunicado que se han iniciado las investigaciones pertinentes para intentar resolver quién se robó valioso artefacto. Mientras tanto, Lenfant aseguró que el pueblo espera el regreso seguro de su icónica espada, que —por más réplica que sea— sigue siendo un símbolo de su legado perdurable y su encanto místico.

Cabe destacar que Rocamadour, elegido como el pueblo favorito de Francia en 2016, no solo es famoso por sus leyendas históricas, sino también por su queso de cabra homónimo.

Fuente: La Dépêche. Edición: MP.

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