La Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) ha hallado indicios irrefutables del sitio y conquista de Jerusalén por parte del ejército romano durante la Primera Guerra Judeo-Romana, ocurrida entre el 66 y el 73 d.C., unos setenta años después de la muerte de Herodes el Grande.

Proyectiles esféricos hallados durante las excavaciones en el Complejo Ruso de Jerusalén, uno de los barrios más antiguos del centro de la ciudad, donde se proyecta construir el nuevo campus de la Academia Bezalel de Artes y Diseño.

Proyectiles esféricos hallados durante las excavaciones en el Complejo Ruso de Jerusalén, uno de los barrios más antiguos del centro de la ciudad, donde se proyecta construir el nuevo campus de la Academia Bezalel de Artes y Diseño.

Los arqueólogos han descubierto numerosos proyectiles de piedra que se arrojaban con hondas o con balistas, una punta de lanza y otras piezas de artillería romana que se utilizaron para quebrantar la Tercera Muralla de Jerusalén, según ha informado hoy la IAA.

«Es un testimonio fascinante del intenso bombardeo que realizó el ejército romano, dirigido por Tito, con la intención de conquistar la ciudad y destruir el Segundo Templo», expresan Rina Avner y Kfir Arbib, directores de la excavación. «El objetivo del bombardeo era atacar a los centinelas que custodiaban el muro para brindar refugio a las fuerzas romanas de modo que pudieran desbaratar las defensas de la ciudad con arietes», añaden los arqueólogos.

Punta de flecha de la batalla contra el ejército de Tito.

Punta de flecha de la batalla contra el ejército de Tito.

El historiador Flavio Josefo vivió en Jerusalén en el año 66 d.C., cuando estalló la Gran Revuelta, la primera rebelión mayor de los judíos de la región contra el Imperio romano, tras la creación de la provincia romana de Judea en el año 6 d.C. Según Josefo, la Tercera Muralla fue erigida para proteger Beit Zeita, el nuevo barrio que se desarrolló fuera de los límites de la ciudad, al norte de las dos murallas ya existentes.

Agripa I, nieto de Herodes el Grande y rey de los judíos entre el 41 y el 44 d.C., comenzó la construcción de la muralla, pero finalmente la suspendió para no desencadenar la ira del emperador Claudio y para que no dudara de su lealtad.

La construcción de la Tercera Muralla fue retomada unas dos décadas después por los defensores de Jerusalén, que preparaban su rebelión contra Roma.

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