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El deshielo en Groenlandia debido al cambio climático amenaza con aflorar residuos tóxicos enterrados en un campamento militar estadounidense abandonado durante la Guerra Fría.
En 1959, en el contexto de la Guerra Fría, ingenieros del ejército estadounidense construyeron una ciudad subterránea secreta bajo las capas de hielo de Groenlandia, conocida como Camp Century, para estudiar la viabilidad de enterrar misiles nucleares bajo la nieve.
Tras constatar que la capa de hielo de Groenlandia no era todo lo estable que pensaban, el campamento fue desmantelado en 1966. Los ingenieros retiraron la cámara de reacción nuclear, pero dejaron la infraestructura del campamento y, con ella, los residuos radioactivos, químicos y biológicos, pensando que quedarían enterrados para siempre. Sin embargo, desconocían los efectos que iba a tener el calentamiento global décadas después.
Ahora, la fusión de la capa de hielo de Groenlandia por el cambio climático amenaza con aflorar los residuos peligrosos que quedaron congelados durante la Guerra Fría, según un estudio de investigadores de las universidades de Colorado (Estados Unidos) y de York (Canadá) publicado en la revista Geophysical Research Letters, de la Unión Geofísica Americana.
Para el estudio, los investigadores hicieron un inventario de los residuos en Camp Century y practicaron simulaciones de modelos climáticos, además de analizar documentos históricos de ingenieros del Ejército de Estados Unidos, para determinar donde se encontraban los residuos y qué riesgo tenían de ser expuestos.
Así, descubrieron que los residuos en este antiguo campamento estadounidense abarcan 55 hectáreas, que es más o menos el tamaño de cien campos de fútbol, y que todavía contiene la friolera de 200.000 litros de combustible diésel, suficiente para que un coche de la vuelta al mundo 80 veces.
Además, los investigadores consideran que los materiales de construcción utilizados en el lugar contienen bifenilos policlorados, una serie de compuestos muy tóxicos para la salud humana, y que en el campamento hay 240.000 litros de aguas residuales, incluyendo una cantidad desconocida de refrigerante de bajo nivel radiactivo procedente del generador nuclear.
El estudio sugiere que la fusión del hielo podría aflorar todas estas sustancias dentro de 75 años, pero podría ser antes. «Cuando miramos las simulaciones del clima, estas sugieren que, en lugar de nieve perpetua, el sitio podría pasar de tener una acumulación de nieve a tener condiciones de fusión, sobre todo en 2090», subraya William Colgan, investigador de la Universidad de York y autor principal de artículo. «Es sólo una cuestión de tiempo que se fundan los residuos, lo que será irreversible», añade.
Los autores advierten que las toxinas suponen un peligro ambiental «significativo». Una vez que el hielo se derrita, los contaminantes pueden ser transportados al océano, donde muy probablemente dañarán los ecosistemas marinos.
La cuestión ahora es encontrar una solución a este problema. Los investigadores no defienden una inminente limpieza de Camp Century, pues todavía está enterrado profundamente debajo del hielo. «Realmente es una situación en la que habrá que esperar hasta que la capa de hielo se haya derretido», explicó Colgan.
Sin embargo, no está claro quién será el responsable de esta limpieza. La co-autora del estudio, Jessica Green, afirma que «el estudio identifica un gran agujero en el conjunto de las leyes y normas que tenemos que hacer frente a los problemas ambientales a nivel mundial».
A principios de los 50, el Gobierno estadounidense y el de Dinamarca acordaron la defensa conjunta de Groenlandia, en territorio danés, ante posibles ataques soviéticos. Así, los ingenieros de Estados Unidos pusieron en marcha dos proyectos principales. Por un lado construyeron la base aérea de Thule, y a 240 kilómetros hacia el interior empezaron el segundo proyecto con nombre en clave: Camp Century.
La instalación constaba de más de 3 kilómetros de túneles en el hielo. Albergaba, además de un reactor nuclear, a entre 85 y 200 soldados y científicos que disponían de un hospital, una pequeña iglesia, un pequeño teatro y otras comodidades extraordinarias teniendo en cuenta la ubicación. El campamento incluía un sistema de tuberías y alcantarillado integral, generaba su propia electricidad y producían agua dulce mediante la perforación de pozos en el hielo con las mangueras de vapor de alta presión.
El «Proyecto Iceworm» se dio a conocer en 1997, cuando Dinamarca desclasificó, a petición del Parlamento, los documentos, que revelaron la estrategia táctica y geográfica que Estados Unidos pretendía conseguir en esta zona para desarrollar sus objetivos de defensa nuclear en el Ártico.
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