Es una pieza importante del rompecabezas de la historia de la Biblia y uno de los testimonios textuales más antiguos de los Evangelios.

El fragmento de la traducción siríaca del Nuevo Testamento bajo luz ultravioleta. Crédito: Biblioteca Vaticana.

Hace unos 1.300 años, un escriba en Palestina tomó un libro de los Evangelios inscrito con un texto siríaco y lo borró. El pergamino escaseaba en el desierto en la Edad Media, por lo que los manuscritos a menudo se borraban y reutilizaban.

Ahora, el medievalista Grigory Kessel de la Academia de Ciencias de Austria (OeAW) ha podido hacer legibles las palabras perdidas en este manuscrito en capas (un llamado palimpsesto) valiéndose de la fotografía ultravioleta, revelando así una de las primeras traducciones de los Evangelios, hecha en el siglo III y copiada en el siglo VI.

Antigua versión siria

«La tradición del cristianismo siríaco conoce varias traducciones del Antiguo y Nuevo Testamento», explica Kessel en un comunicado. «Hasta hace poco, solo se conocían dos manuscritos que contenían la traducción siríaca antigua de los evangelios, y recientemente fue identificado un tercero en el curso del Proyecto de Palimpsestos del Sinaí».

El pequeño fragmento del manuscrito recién hallado, que estaba guardado en la Biblioteca del Vaticano, entonces puede considerarse como el cuarto testimonio textual que da fe de la versión en siríaco antiguo y ofrece una puerta de entrada única a la fase más temprana en la historia de la transmisión de los Evangelios.

Diferencias en las traducciones

Mientras que el griego original de Mateo capítulo 12, versículo 1 dice: «En ese momento, Jesús pasó por los campos de trigo en sábado; y sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer», la traducción siríaca dice , «[...] comenzaron a arrancar espigas, restregárselas en las manos y comérselas».

«Grigory Kessel ha hecho un gran descubrimiento gracias a su profundo conocimiento de los textos siríacos antiguos y las características de la escritura», remarcó Claudia Rapp, directora del Instituto de Investigación Medieval de la OeAW.

Detalle del manuscrito. Crédito: Biblioteca Vaticana.

La traducción siríaca se escribió al menos un siglo antes que los manuscritos griegos más antiguos que han sobrevivido, incluido el Códice Sinaítico (manuscrito uncial del siglo IV de la versión griega de la Biblia). Los manuscritos más antiguos que se conservan con esta traducción siríaca datan del siglo VI y están igualmente en palimpsestos.

«Este descubrimiento demuestra cuán productiva e importante puede ser la interacción entre las tecnologías digitales modernas y la investigación básica cuando se trata de manuscritos medievales», concluye Rapp.

Fuente: OeAW. Edición: MP.

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