Los papiros fueron hallados por arqueólogos polacos y contienen cartas de centuriones romanos estacionados en Berenice, Egipto.

Ostracas.

Una de las ostracas halladas. Crédito: K. Braulińska.

«Para egiptólogos y otros académicos dedicados a la antigüedad, este hallazgo es excepcionalmente raro y de gran importancia. En esta parte del mundo, hay muy pocos sitios del período romano. Los egipcios no destacan este tiempo en su historia, en parte porque fue cuando fueron conquistados. Sin embargo, el alcance de estos descubrimientos es realmente fenomenal», dijo la Dra. Marta Osypińska del Instituto de Arqueología de la Universidad de Breslavia.

Berenice, ubicada junto al mar Rojo, es un puerto antiguo construido por el emperador Tiberio poco después de la anexión de Egipto por el Imperio romano. Durante años, los arqueólogos sospecharon que allí también estuvo estacionada la Legión III Cyrenaica, famosa por su participación en la pacificación de la revuelta en Jerusalén en el año 70 d.C.

Cementerio de animales

Dirigido por la Dra. Marta Osypińska, un equipo internacional ha estado investigando un cementerio único de animales de los siglos I y II en Berenice. Entre las tumbas de animales descubiertas allí, los arqueólogos encontraron una acumulación de cerámica exclusiva de Italia, el Mediterráneo, África e India, monedas romanas, y una fíbula (broche) característica y popular en Europa utilizada por los legionarios.

También se hallaron ostracas (fragmentos de textos en cerámica) y, sobre todo, varios papiros, que podrían ser una valiosa fuente de información sobre los antiguos habitantes de Berenice.

La correspondencia conservada en los papiros son cartas de centuriones, es decir, oficiales subalternos y comandantes de legiones romanas. Entre los nombres que aparecen en las cartas se encuentran Haosus, Lucynius y Petronius.

Centuriones.

El centurión​ fue un oficial del ejército romano que contaba con mando táctico y administrativo. Los candidatos eran escogidos por sus cualidades de resistencia, templanza y capacidad de mando, además de contar con considerable influencia y responsabilidad.​ Se les consideraba la espina dorsal del ejército.​

«En esta correspondencia, Petronius pregunta a Lucynius, estacionado en Berenice, sobre los precios de varios bienes exclusivos. También hay una declaración que dice: “Te envío dinero, lo envío en camellos (una unidad de legionarios montados en dromedarios). Cuídalos y asegúrate de proporcionarles ternera y estacas para las tiendas de campaña”», describió la arqueóloga.

El cementerio de animales donde se hallaron los papiros está en las afueras occidentales de Berenice. Hasta ahora, se habían encontrado principalmente ostracas allí, que, según la Dra. Osypińska, son «objeto de deseo» para filólogos y epigrafistas, ya que los egipcios las empleaban para una variedad de propósitos, como cartas personales, recibos, listas de provisiones, notas comerciales, registros de impuestos, textos literarios, ejercicios de escritura, dibujos y hasta hechizos mágicos.

Uno de los arqueólogos en el lugar del hallazgo. Crédito: Instytut Archeologii Uniwersytetu Wrocławskiego.

La naturaleza informal y económica de las ostracas las convirtió en una forma común de escritura para el pueblo egipcio, ya que proporcionaban una superficie reutilizable para escribir, a menudo sobre otro material que ya no era necesario. Además, las ostracas permitían una comunicación rápida y práctica en una sociedad donde el acceso al papiro, un material más costoso y reservado para textos formales, estaba limitado.

Despacho de un centurión

Los científicos creen que los hallazgos provienen del despacho o la residencia de un centurión, que probablemente estuviera cerca del cementerio de animales. Durante años, cuando el área fue nivelada, los restos de la presencia de los legionarios se trasladaron mecánicamente al cementerio de animales.

Al principio, fue difícil evaluar la importancia de lo desenterrado. Los arqueólogos solo encontraron pequeños rollos de unos pocos centímetros. Aunque los identificaron como fragmentos de papiros, generalmente aquellos sin escribir se conservan de esta manera.

«Sin embargo, los aseguramos y esperamos la llegada de un epigrafista, el jefe del Instituto de Papirología de la Universidad de Heidelberg. El profesor Rodney Ast, junto con su esposa, unieron los pequeños rollos en un rompecabezas de medio metro de largo y 30 cm de ancho. Los cubrieron con vidrio para que pudieran enderezarse y pudieran identificar varias cartas. Ahora, estos textos aún están siendo estudiados con detalle», detalló la investigadora.

Fuente: PAP. Edición: MP.

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