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Un nuevo artículo científico explora nuestras actuales limitaciones energéticas como civilización y llega a una fecha en el futuro en que nos recibiremos de Tipo I.
Hay varias formas en que podemos medir el progreso de la civilización humana. El crecimiento de la población, el ascenso y la caída de los imperios, nuestra capacidad tecnológica para alcanzar las estrellas. Pero una medida simple es calcular la cantidad de energía que usamos en un momento dado.
A medida que la humanidad se ha extendido y avanzado, nuestra capacidad para aprovechar la energía es una de nuestras habilidades más útiles.
Si se supone que las civilizaciones de otros planetas pueden poseer habilidades similares, el consumo de energía de una especie es una buena medida aproximada de su destreza tecnológica. Esta es la idea detrás de la Escala Kardashev.
El astrofísico ruso Nikolai Kardashev propuso la escala en 1964. Clasificó las civilizaciones en tres tipos: planetarias, estelares y galácticas.
Una especie de Tipo I es capaz de aprovechar la energía en una escala igual a la cantidad de energía estelar que llega a su planeta de origen. Las especies de Tipo II pueden aprovechar la energía en la escala de su estrella de origen, y las de Tipo III pueden aprovechar la energía de su galaxia de origen. El físico teórico Michio Kaku lo explica muy bien en el siguiente video:
La idea fue popularizada aún más por Carl Sagan, quien sugirió una escala de medición continua en lugar de simplemente tres tipos.
Entonces, ¿qué tipo de civilización somos? Aunque los humanos usamos una enorme cantidad de energía, resulta que ni siquiera calificamos como Tipo I. Alrededor de 1016 Watts de energía solar llegan a la Tierra en promedio, y la humanidad usa actualmente alrededor de 1013 Watts. En la escala móvil de Sagan, eso nos sitúa actualmente en alrededor de 0,73.
No está mal para un grupo de primates evolucionados, pero plantea una pregunta interesante. ¿Cuándo podremos llegar a ser del Tipo I?
Esta pregunta se estudia en un artículo publicado recientemente en arXiv. El documento analiza las tres fuentes primarias de energía: combustibles fósiles, nuclear y renovable, y calcula su crecimiento potencial a lo largo del tiempo.
Por un lado, llegar al Tipo I parece bastante fácil. Basta con hacer la producción de energía nuestra principal prioridad y al final lo lograremos. Pero cada tipo de fuente de energía tiene sus limitaciones.
En un caso extremo, como quemar cada onza de combustible fósil que podamos, podría conducir a un nivel de cambio climático que podría acabar con todos nosotros en el llamado Gran Filtro —y obviamente no podemos convertirnos en una civilización Tipo I si estamos extintos—.
Por lo tanto, el equipo adoptó un enfoque más matizado, analizando las limitaciones físicas de cada tipo de fuente de energía y comparándolas con la necesidad de limitar el cambio climático y los niveles de contaminación, como se describe en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Agencia Internacional de Energía.
Descubrieron que incluso con limitaciones realistas, es posible que la humanidad alcance un nivel de Tipo I. La desventaja es que no alcanzaremos ese nivel hasta al menos 2371.
Eso no es necesariamente algo malo. La Escala Kardashev es una herramienta muy contundente para medir la escala de la tecnología humana.
Si bien las civilizaciones avanzadas requieren una cantidad significativa de energía, hemos visto cómo los avances en la computación de bajo consumo y el aumento de la eficiencia nos permiten disminuir o aplanar nuestro consumo de energía mientras continuamos avanzando tecnológicamente. Por tal motivo, y más allá de lo que muestra el estudio sobre cómo podríamos convertirnos en una civilización Tipo I, es posible que estemos verdaderamente avanzados cuando nos demos cuenta de que no es necesario.
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