Estructuras moleculares halladas en muestras de un asteroide apuntan a que la conciencia surgió antes que la vida.

Científicos hallan pistas «cósmicas» de que la conciencia pudo surgir antes que la vida

Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

Investigadores de la Universidad Estatal de Arizona analizaron 121.6 gramos de material recogido del asteroide Bennu, una roca espacial de 4.600 millones de años, recolectada por la misión OSIRIS-REx de la NASA. Aunque el objetivo principal era buscar los componentes químicos del «caldo primordial» que habría dado origen a la vida en la Tierra, los científicos se encontraron con algo aún más sorprendente: posibles evidencias de estructuras moleculares que podrían haber favorecido la aparición de la conciencia incluso antes que la vida misma.

Uno de los principales impulsores de esta revolucionaria hipótesis es el Dr. Stuart Hameroff, anestesiólogo retirado y experto en estudios sobre la conciencia, quien colabora desde hace años con el físico y Premio Nobel Roger Penrose. Juntos proponen que la conciencia no es simplemente un producto del cerebro, sino un fenómeno fundamental del universo, procesado en nuestro organismo a través de estructuras celulares llamadas microtúbulos. Según su teoría conocida como «Reducción Objetiva Orquestada» (Orch OR), momentos de conciencia ocurren cuando una función de onda cuántica colapsa dentro de estos microtúbulos, generando experiencia consciente.

Pero, ¿qué relación tiene esto con Bennu?

El análisis del material recogido en el asteroide reveló la presencia de 14 de los 20 aminoácidos necesarios para formar proteínas, así como las cinco nucleobases esenciales para el ADN y el ARN. También se encontraron sales que apuntan a que el objeto del cual provino Bennu podría haber contenido un entorno químico similar al de la Tierra primitiva. Más allá de estos ingredientes clave para la vida, los investigadores encontraron moléculas orgánicas en anillo —estructuras de carbono conocidas como compuestos aromáticos— que, al formar redes cristalinas periódicas, podrían comportarse como osciladores cuánticos.

Según Hameroff, estas formaciones serían capaces de generar resonancias similares a las que permiten la conciencia en las neuronas humanas. En palabras del físico Anirban Bandyopadhyay, otro colaborador del equipo, este fenómeno podría compararse con la vibración armónica de un cuenco tibetano: una «música del universo» que, al interactuar con las estructuras adecuadas, daría origen a experiencias conscientes.

Una de las muestras del asteroide Bennu. Crédito: NASA/James Tralie.

El patrón de resonancia detectado por Bandyopadhyay en microtúbulos, ADN y ARN —una estructura tripartita dentro de otras tres bandas de frecuencia— podría ser una firma universal de la conciencia, y ahora los científicos esperan hallarlo también en los fragmentos de Bennu.

Aunque el asteroide no contiene células ni cerebros, Hameroff teoriza que los primeros organismos unicelulares pudieron haber «buscado» estas chispas de conciencia, reorganizándose para repetir la experiencia, lo que habría impulsado la evolución misma.

Una forma de comprobar esta hipótesis es mediante el uso de gases anestésicos. Si dichos compuestos logran bloquear las oscilaciones cuánticas en las muestras de Bennu, como lo hacen en el cerebro humano, esto podría ser una fuerte evidencia de que la conciencia estaba presente incluso antes de la vida tal como la conocemos.

Este descubrimiento no solo plantea nuevas preguntas sobre nuestros orígenes, sino que también desafía la visión tradicional de la conciencia como un mero subproducto de la actividad cerebral. En palabras de Hameroff, «quizá no somos los primeros en pensar, sino el resultado de un universo que ya estaba soñando».

Fuente: PM. Edición: MP.

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