El aterrizaje marcará el final de un viaje de siete años para explorar el asteroide Bennu, recoger una muestra de su superficie y traerla a la Tierra. Además de los detalles, a continuación también encontrarás la transmisión en vivo del evento.

Prueba de caída como parte de la preparación para la recuperación de la cápsula de retorno de muestras de la misión OSIRIS-REx de la NASA. Crédito: NASA/Keegan Barber.

La nave espacial robótica OSIRIS-REx ha liberado la cápsula bajo un pronóstico meteorológico favorable, anunciaron funcionarios de la NASA. Su preciosa carga está protegida contra temperaturas superiores a 2.760 grados Celsius, a medida que desacelera en una trayectoria hacia una zona de aterrizaje de 60 km de largo.

El aterrizaje con paracaídas está programado para las 10:55 a.m., hora del este de Estados Unidos (14:55 GMT), de este domingo 24 de septiembre —aproximadamente 13 minutos después de entrar en la parte superior de la atmósfera a 35 veces la velocidad del sonido—.

La misión OSIRIS-REx, un esfuerzo conjunto entre la NASA y científicos de la Universidad de Arizona, marcará la tercera muestra de un asteroide, y de lejos la más grande, que jamás se haya devuelto a la Tierra para su análisis. Las otras dos misiones similares fueron llevadas a cabo por la agencia espacial de Japón (JAXA) en 2010 y 2020.

Transmisión EN VIVO

Mira el evento en vivo o agenda recordatorio (hora exacta de comienzo en video):

Joya científica

Descubierto en 1999, el asteroide Bennu es una joya científica... pero también un peligro potencial: ningún otro asteroide conocido tiene una probabilidad más alta de colisionar con la Tierra en los próximos 200 años.

Se trata de un raro asteroide de tipo B que es rico en material de carbono —y se cree que contiene compuestos químicos de las épocas tempranas del sistema solar—. Asimismo, con sus 492 metros de ancho, es lo suficientemente grande como para causar una destrucción significativa en la Tierra. Si impactara contra nosotros, el asteroide crearía un cráter de varios kilómetros de ancho en la superficie del planeta. El impacto también desencadenaría un terremoto y una onda de choque en la atmósfera terrestre, lo que probablemente causaría daños en edificios a cientos de kilómetros de distancia del lugar del impacto.

Cuando OSIRIS-REx tocó la superficie de Bennu para recoger su muestra en octubre de 2020, la respuesta de la roca fue inesperada. Se retiró casi como si fuera agua, y la masa de grava dentro del cráter en el que aterrizó la nave espacial casi la engulló por completo. Esto demostró a los científicos que la capa superficial del asteroide tiene una densidad sorprendentemente baja y porosa. Crédito: NASA.

La buena noticia es que las posibilidades de que este asteroide realmente colisione con nuestro planeta en un futuro cercano son muy escasas. Los modelos de las trayectorias orbitales de Bennu y la Tierra indican que los caminos de ambos cuerpos podrían intersecarse en el año 2182. La probabilidad de impacto en ese año, empero, son muy bajas: de solo 1 entre 2.700. Además, incluso si esas bajas probabilidades se materializaran o si modelos revisados indicaran un aumento en el riesgo, los ingenieros y científicos todavía tendrían mucho tiempo para idear cómo enfrentar la situación con Bennu.

Los datos recopilados por OSIRIS-REx desempeñarán un papel fundamental en la planificación de una posible misión de desviación de Bennu si alguna vez fuera necesaria.

Fuente: NASA/Space.com. Edición: MP.

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