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Las imágenes difundidas por la NASA de este asteroide que pasó a menos de 2 millones de kilómetros de nuestro planeta el pasado 3 de febrero, muestran una forma similar al visitante interestelar más conocido de los últimos tiempos.
Llamado 2011 AG5, se determinó que no había riesgo que impactara la Tierra. Sin embargo, por ser uno de los objetos peligrosos cercanos a la Tierra, los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en el sur de California lo siguieron de cerca y realizaron observaciones invaluables.
La poderosa antena de Radar del Sistema Solar Goldstone en las instalaciones de la Red de Espacio Profundo cerca de Barstow, California, reveló las dimensiones de este asteroide: 500 metros de largo y unos 150 metros de ancho; es decir, tres veces más largo que ancho. Una forma oblonga que ciertamente recuerda al famoso objeto interestelar conocido como Oumuamua que pasó por nuestro sistema solar en 2017.
No obstante, este objeto no es ningún mensajero de otras estrellas y sí pertenece a nuestro vecindario. 2011 AG5 orbita alrededor del Sol una vez cada 621 días y no tendrá un encuentro muy cercano con la Tierra hasta 2040, cuando pasará con seguridad por nuestro planeta a una distancia de aproximadamente 1 millón de kilómetros —la mitad de distancia de la que pasó recientemente—.
Las observaciones del radar Goldstone capturaron, además, varios otros detalles. Junto con una concavidad grande y ancha en uno de los dos hemisferios del asteroide, 2011 AG5 tiene regiones sutilmente oscuras y más claras que pueden indicar una superficie llena de características de unas pocas decenas de metros de ancho. Y si el asteroide fuera visto por el ojo humano, parecería tan oscuro como el carbón. Las observaciones también confirmaron que 2011 AG5 tiene una velocidad de rotación lenta, ya que tarda nueve horas en rotar por completo.
Y si bien el próximo paso del asteroide será a una distancia segura, los científicos de la NASA sostienen que las nuevas mediciones obtenidas le dan una pequeña chance de impacto en el futuro lejano.
«Curiosamente, poco después de su descubrimiento, 2011 AG5 se convirtió en un objeto de gran interés, ya que nuestro análisis mostró que tenía una pequeña posibilidad de un impacto futuro», dijo Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) en el JPL. «Las observaciones continuas realizadas por el equipo de radar planetario refinarán aún más su trayectoria».
CNEOS calcula todas las órbitas conocidas de asteroides cercanos a la Tierra para proporcionar evaluaciones de los posibles riesgos de impacto. Tanto el Grupo de Radar del Sistema Solar Goldstone como CNEOS cuentan con el apoyo del Programa de Observaciones de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA dentro de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria en la sede de la agencia en Washington. La Red de Espacio Profundo recibe supervisión programática de la oficina del programa de Navegación y Comunicaciones Espaciales dentro de la Dirección de Misiones de Operaciones Espaciales, también en la sede de la agencia.
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