La luna llena ha sido objeto de mitos y creencias durante siglos, pero en términos científicos, ¿cuál es su verdadero impacto? ¿Nos afecta de manera diferente cuando está más cerca y se convierte en una superluna?

Superluna.

Crédito: Darya Kawa Mirza.

El término «superluna» se refiere a una luna nueva o llena que ocurre aproximadamente al mismo tiempo en que la Luna está más cerca de la Tierra en su órbita mensual. De hecho, en 2024 habrá cuatro superlunas llenas consecutivas. Estamos a punto de presenciar la primera, una superluna azul estacional que tendrá lugar este 19 de agosto, iluminando el cielo nocturno desde el anochecer hasta el amanecer (puedes leer toda la información sobre el evento, AQUÍ).

Pero ante semejante espectáculo nocturno a veces surgen interesantes cuestiones. Por ejemplo, ¿tiene la superluna un «súper» efecto en nosotros? ¿Acaso varía la atracción gravitatoria según la distancia de nuestra compañera?

Vayamos por partes. En primer lugar, la influencia gravitatoria depende de dos factores: de las masas de los dos objetos que se atraen, e inversamente de la distancia entre ellos. En el caso de la Luna, esta ejerce menos fuerza sobre la Tierra cuando está en el punto más alejado de su órbita (apogeo) y más cuando está en el punto más cercano (perigeo). Es en esta última oportunidad que la aproximación puede causar mareas oceánicas especialmente grandes, ya que los océanos de la Tierra son —como estipula la primera condición— muy masivos.

Pero, ¿es Ud., querido lector, muy masivo? No, no en comparación con los océanos de la Tierra. Considerando que una persona promedio pesa 80 kilogramos, la diferencia máxima en la atracción gravitacional entre una Luna cercana y una Luna lejana es de aproximadamente 73 miligramos. Eso equivale a 1/14 de la masa de un clip de papel. Si entra en juego el efecto de la gravedad solar en una superluna, o una luna llena cercana a la Tierra, este efecto podría aumentar a unos 110 miligramos. Eso es aproximadamente 1/9 de la masa de un clip de papel.

En cualquier caso, los efectos detallados son imperceptibles y mucho menores que los que se encuentran en otras situaciones cotidianas, como estar cerca de una montaña o de un edificio grande.

Efecto gravitacional diferencial

Si la explicación anterior te pareció demasiado simple, es porque lo fue. Pero podemos ahondar un poco más en el asunto.

Tal como se lee líneas más arriba, las mareas son una situación muy diferente a la de los seres humanos. Estas funcionan a través de lo que se llama un efecto gravitacional diferencial. Específicamente, la fuerza de la gravedad ejercida sobre la parte de la Tierra opuesta a la Luna (el lado lejano de la Tierra, visto desde la Luna) es ligeramente menor que la fuerza ejercida sobre la parte directamente debajo de la Luna (el lado cercano de la Tierra, visto desde la Luna) en cualquier momento.

Mareas.

Alrededor de 3 o 4 veces al año, una luna nueva o llena coincide con el punto más cercano de la Luna a la Tierra, conocido como perigeo. Generalmente, hay solo una pequeña diferencia, típicamente de unos pocos centímetros (o pulgadas), entre estas «mareas vivas de perigeo» y los rangos de marea normales. Sin embargo, en estos momentos, si una tormenta golpea la costa, pueden ocurrir inundaciones. Crédito: NOAA.

¿Por qué? Es porque hay una distancia adicional —unos 12.800 kilómetros— de un lado al otro de la Tierra. La fuerza de la gravedad disminuye rápidamente con el aumento de la distancia, produciendo este efecto diferencial.

El resultado es que nuestro planeta se estira ligeramente a lo largo de una línea entre la Tierra y la Luna. El cuerpo de la Tierra es bastante rígido, por lo que no se estira mucho. Sin embargo, los océanos son mucho más fáciles de mover. Así que el efecto acumula agua en ambos lados de la Tierra, y estas acumulaciones de agua —creadas por el efecto gravitacional diferencial— son las mareas. Cabe señalar que, en promedio, el efecto de las mareas es bastante pequeño, elevando las mareas solo unos pocos metros en un planeta Tierra de 12.800 kilómetros de ancho.

Técnicamente, el mismo efecto actúa sobre tu cuerpo, ya que un lado está más lejos de la Luna que el otro. No obstante, la diferencia de distancia es del orden de 30 centímetros en lugar de miles de kilómetros. Por lo tanto, el diferencial es millones de veces menor, y el efecto en el cuerpo humano es infinitesimalmente pequeño e irrelevante.

En conclusión y respondiendo definitivamente a la pregunta planteada en el título de este artículo, cualquier efecto físico de las superlunas no es exactamente «súper». No hay evidencia razonable de que causen desastres extraordinarios. Los efectos que las personas podrían atribuirles son, en todo caso, metafísicos o psicológicos.

Fuente: EarthSky. Edición: MP.

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