El ambicioso programa espacial de SpaceX sufrió un nuevo revés este martes (27 de mayo), cuando el gigantesco cohete Starship se desintegró al reingresar a la atmósfera terrestre durante su noveno vuelo de prueba. La misión, que marca la tercera falla consecutiva, tenía como objetivo probar mejoras clave en reutilización de hardware y maniobras de reentrada, pero terminó en una pérdida total de ambas etapas del vehículo.

SpaceX enfrenta otro revés: Starship se desintegra en su tercer intento fallido de prueba

Crédito: SpaceX.

El cohete de dos etapas —compuesto por el propulsor Super Heavy y la nave Starship (o simplemente Ship)— despegó desde Starbase, la base de lanzamiento de SpaceX en Texas, a las 6:37 p.m. (hora local), impulsado por una columna de fuego proveniente de sus potentes motores Raptor. El lanzamiento representó un hito: por primera vez, se reutilizó un propulsor Super Heavy que ya había volado en enero pasado.

Inicialmente, la misión avanzó mejor que las dos anteriores. Las etapas se separaron correctamente y Starship alcanzó el espacio, algo que no había ocurrido en los vuelos 7 y 8. Sin embargo, no logró completar todos sus objetivos.

Según explicó el CEO de SpaceX, Elon Musk, una fuga provocó la pérdida de presión en el tanque principal durante la fase de vuelo y reentrada, lo que causó que la nave girara fuera de control. Como consecuencia, se canceló la ignición planificada de un motor Raptor en órbita y se descartó la posibilidad de un amerizaje suave. La nave finalmente se desintegró sobre el océano Índico.

Por su parte, el propulsor Super Heavy también experimentó problemas. Aunque debía realizar una compleja serie de maniobras para experimentar nuevos perfiles de reentrada, se desintegró unos 6 minutos y 20 segundos después del lanzamiento, justo al iniciar su quemado de aterrizaje, sin alcanzar su destino previsto: un amerizaje forzoso en el golfo de México.

SpaceX había invertido en numerosas mejoras antes del vuelo, incluyendo modificaciones en los materiales del escudo térmico de Ship y pruebas con un nuevo sistema de enfriamiento activo. Incluso, se había programado el despliegue de ocho versiones simuladas de satélites Starlink, pero este intento también fracasó debido a un problema con la compuerta de carga.

Prueba y error

A pesar de estos contratiempos, la compañía se mantiene firme en su enfoque de prueba y error. «Estamos intentando algo extremadamente difícil», dijo Dan Huot, del equipo de comunicaciones de SpaceX, durante la transmisión del vuelo. «No se trata de un camino recto. Ver esa nave en el espacio hoy fue un gran logro para nosotros».

Jessie Anderson, gerente de ingeniería de manufactura de SpaceX, agregó: «Este es el estilo SpaceX: aprender, iterar y seguir intentándolo hasta lograrlo».

El programa Starship tiene como objetivo final llevar humanos a la Luna, Marte y más allá, siendo el cohete más poderoso jamás construido y completamente reutilizable. Según Musk, los próximos tres lanzamientos de prueba podrían ocurrir en intervalos de tres a cuatro semanas, mostrando la determinación de SpaceX por superar los desafíos tecnológicos que enfrenta.

Fuente: Space. Edición: MP.

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