Martin: (Risa).

Credo: Esa criatura olía horrible. Era un olor extraño, a uno se le cierra la garganta, olor a químicos, como a huevos podridos, y como a cobre caliente (azufre), un olor muy fuerte.

Y la criatura sabía que yo la miraba y me observaba, y de repente sentí un dolor horrible en mi muslo izquierdo, como si me hubieran clavado una espada. Grite de dolor, llamando a mi mamá, y la criatura me tapó la boca con su mano. Si desea saber como se sentía, tome una pata de pollo, de un pollo vivo, y póngala en sus labios. Así se sentía la mano de la criatura sobre mi boca. Tenía dedos largos y delgados, con muchas más coyunturas que las que tienen mis dedos humanos. Y el dedo pulgar estaba en el lugar equivocado. Cada dedo terminaba en una garra negra, casi como la de ciertas aves africanas. Me decía que me callara. Y qué tan lejos llegaba mi dolor, no sé. Grite, grite y grite una y otra vez.

De pronto, sacaron algo de mi carne, mire hacia abajo y mi muslo estaba cubierto de sangre, y vi a las criaturas, había cuatro además de la que estaba parada cerca de mi cabeza, tenían overoles apretados de color plateado-gris, sus pieles se asemejaban a la de ciertos peces que se encuentran en los mares de Sudáfrica.

La criatura cerca de mi cabeza parecía ser femenina. Era diferente a las demás. Era más alta, más grande, aunque no tenía senos como una mujer, parecía ser femenina. Y las otras aparentemente le temían. No sé como describir esto. Entonces, mientras estos horribles eventos sucedían, otra de las criaturas se acercó —caminaba de lado, balanceándose levemente, como si estuviera borracha— y se detuvo junto a la que estaba al lado de mi cabeza. Y antes de que me diera cuenta de lo que pasaba, esta criatura me metió algo pequeño, plateado, como un bolígrafo con un cable en la punta, y lo empujó, fríamente, dentro de mi fosa nasal derecha.

Señor, el dolor era fuera de este mundo. La sangre saltó por todos lados. Me ahogué y traté de gritar pero tenía sangre en la garganta. Era una pesadilla. Entonces, sacó la cosa de mi nariz y yo intente luchar y sentarme. El dolor era horrible, pero la otra cosa cerca de mi cabeza puso su mano en mi frente y me mantuvo recostado sin mayor esfuerzo. Me estaba asfixiando y tratando de escupir la sangre, pude girar la cabeza a la derecha y escupir la sangre, entonces no sé lo que las criaturas me hicieron, solo sé que el dolor se fue, y en lugar de dolor, raras visiones fluyeron en mi cabeza, visiones de ciudades, reconocí algunas de mis viajes, pero, ciudades que estaban casi destruidas, con los techos de los edificios volados y con ventanas como ojos vaciados en una calavera humana. Yo vi estas visiones una y otra vez.

Todos los edificios estaban inundados de lodo. Como si hubiera sucedido una gran inundación y los edificios hubiesen resultado sumamente afectados por este desastre, era una visión horrible. Y, antes de que me diera cuenta, una de las criaturas, la que estaba parada al lado de mis pies, puso algo en mi pene, pero no había dolor, solo una violenta irritación, como si estuviera haciéndole el amor a algo o alguien. Entonces, cuando la criatura retiró la cosa que había puesto, que era un pequeño tubo negro que había forzado dentro de mi órgano viril, hice algo que produjo un resultado extraño, y no lo hice intencionalmente. Pienso que se abrió mi vejiga y oriné en el pecho de la criatura que sacó esa cosa de mi órgano. Y si le hubiera disparado a la criatura, no hubiese reaccionado como lo hizo. Saltó para atrás y casi se cae, se recuperó y bamboleó como un insecto borracho y se fue del cuarto. No sé si fue mi orina que lo hizo, no lo sé. Pero eso es lo que ocurrió.

Después de un tiempo, las otras criaturas se fueron, dejándome con el dolor en mi nariz, la sangre en mi muslo, y la mesa mojada con orina.

La que estaba paraba al lado de mi cabeza no se movió. Solo se quedó allí con su mano derecha tocando su hombro izquierdo de una manera muy bella y femenina. Se quedó allí observándome. Su cara no tenía expresión. Nunca vi a una de esas criaturas hablar o hacer algún tipo de ruido. Solo sé que parecían ser mudos.

Entonces, de la nada aparecieron dos criaturas más, una hecha completamente de metal. En mis peores pesadillas, aun veo a esa criatura. Era alta. Era grande. Y el área donde estábamos le quedaba chica. Caminaba un poco encorvada, moviéndose hacia adelante, y definitivamente no era un ser vivo. Era una criatura de metal, un tipo de robot. Y vino y se paró cerca de mis pies, mirándome. No había boca, ni nariz. Solo había dos ojos brillantes que parecían cambiar de color y moverse de alguna forma, como si fuera una especie de dispositivo electrónico.

Y detrás de esta criatura encorvada y doblada, entró otra criatura que me sorprendió. Estaba muy, muy, muy, muy hinchada en apariencia. Tenía piel rosada. Tenía un blondo y muy humano cuerpo. Tenía ojos brillantes azules y sesgados. Tenía cabello que lucía como nailon o alguna clase de fibra. Tenía pómulos prominentes y una boca casi humana, con labios carnosos y un pequeño mentón puntiagudo. La criatura, señor, era sin duda femenina, pero como artista o pintor que yo soy, y también escultor, me fijé que estaba fuera de proporciones. Estaba mal. Primero, sus senos eran delgados y puntiagudos, y muy altos en el pecho, no donde normalmente están los senos de una mujer. Su cuerpo era fuerte, casi gordo, pero sus piernas y brazos eran muy cortos en proporción con el resto del cuerpo. Vino hacia mí, me miró, y antes de que supiera lo que estaba haciendo, de alguna forma copuló conmigo. Fue una experiencia horrible, señor, hasta peor que lo que me hicieron pasar antes.

El trauma de ese día ha afectado mi vida hasta el día de la fecha, exactamente 40 años después.

Y luego de eso, cuando las criaturas se habían ido, dejando sola a la que estaba parada cerca de mi cabeza, esa criatura me agarró por el cabello y me sacudió, me agarró por la cabeza y me obligó a pararme y salir de la mesa. Lo hice, y estaba en tal estado que me caí de rodillas. Y me fije que el piso era raro. Tenía patrones que se movían, que cambiaban entre púrpura, rojo y verdoso, con un fondo gris. La criatura me jaló por el cabello obligándome a pararme, y me empujó obligándome a seguirla. Me tomaría mucho tiempo el describirle lo que vi en ese lugar raro a medida que esa criatura me llevaba rudamente de cuarto en cuarto.

Aun ahora se me hace difícil comprender que fue lo que vi. Entre las cosas que pude observar, había grandes objetos cilíndricos hechos de algún tipo de vidrio. Y dentro de estos objetos, que llegaban del piso al techo del lugar por dónde pasábamos, había una especie de líquido rosado-gris. Y flotando dentro de este líquido vi a pequeñas versiones de estas criaturas, como repugnantes pequeñas ranas. No podía entender lo que me estaban mostrando. Pero luego, en el último cuarto al que me llevaron, vi a una persona recostada en una mesa y a otras criaturas extrañas, que, aun ahora, mi mente no puede asimilar. Y me topé con un hombre Blanco, un verdadero hombre Blanco, que olía a ser humano, y que estaba oliendo a sudor, orina, excremento y miedo. Este hombre Blanco yacía en una mesa igual a la que yo estuve recostado, y miré sus ojos y el miró los míos cuando pase por su lado.

Lo próximo que recuerdo es encontrarme nuevamente en el matorral. Noté que me faltaban mis pantalones. Tenía un terrible dolor en mi muslo izquierdo. Y un dolor en mi pene, que se estaba hinchando, y cuando trate de orinar, el dolor era muy extremo. Me quite mi camisa y la usé de taparrabos y caminé por el matorral.

Lo primero con lo que me encontré fue un grupo de gente Negra de Rhodesia, el cual me guio hasta la aldea de mi maestra. Y cuando llegué a las afueras de la aldea, apestaba horrible, tanto que todos los perros vinieron a ladrarme y atacarme. Fue solo mi maestra, sus estudiantes y los residentes de la aldea, los que me salvaron ese día.

Mi maestra y los residentes no estaban sorprendidos por lo que les conté. Lo aceptaron, señor. Dijeron que lo que me sucedió le había sucedido antes a muchas personas, y que tuve suerte de regresar vivo porque muchos habían desaparecido en esa zona sin que se vuelva a saber de ellos —Negros, Blancos, y más. Señor, estoy resumiendo una larga historia.

En el año siguiente, 1960, estaba entregando paquetes en Johannesburgo. Ud. verá, estaba trabajando en una tienda cuando un hombre Blanco me gritó para que me detuviera. Pensé que era un policía encubierto que quería ver mis documentos. Cuando intenté mostrarle mi identificación, me dijo, enfadado, que no quería ver mis apestosos documentos. Señor, él me pregunto: “¿Dónde diablos te he visto antes? ¿Quién eres?” Yo le dije, “No soy nadie, señor; solo soy un hombre trabajador”. Él dijo, “No me jodas, hombre, ¿quién diablos eres? ¿En dónde te he visto antes?” Entonces lo miré. Reconocí su cabello castaño, su ridículo bigote y barba. Me acorde de él, de sus ojos azules irrigados de sangre y terror, y su piel tan pálida como una cabra. Dije, “Meneer”, que es la costumbre africana. “Meneer, te vi en Rhodesia, en cierto lugar subterráneo”. Y si le hubiera pegado un puñetazo a ese hombre Blanco, él no hubiera reaccionado de la forma que lo hizo. Se dio la vuelta y se fue caminando con una terrible expresión, desapareciendo al otro lado de la calle.

Ahora, básicamente, esto es lo que me sucedió, pero no es una experiencia única. Desde ese momento me he encontrado con muchas, muchas, muchas personas que han tenido la misma experiencia que yo, y la mayoría eran tradicionales hombres y mujeres Negros que no saben leer ni escribir. Venían a mí buscando ayuda debido a mi cualidad de chamán, pero yo también estaba buscando a alguien más sabio que yo para que me dijera exactamente que fue lo que me pasó.

Porque, señor, cuando uno es atrapado por los Mantindane, se crea un gran trauma, tu vida sufre un gran cambio, te da mucha vergüenza y deshonra, sientes un odio hacia ti mismo que no puedes entender, y hay cambios sutiles en tu vida que no tienen sentido. Desarrollas un extraño amor por la humanidad. Quieres sacudir a todas las personas por los hombros y decirles, “Hey, despierten, no estamos solos. ¡Yo SÉ que no estamos solos!” Y empiezas a sentir que tu vida ya no es tuya; además sientes el impulso de moverte de un lugar a otro, de viajar. Te preocupas por el futuro; te preocupas por la gente.

Y otra cosa, señor, que yo quisiera que algún día mandara a alguien para que lo vea por cuenta propia: desarrollas sabiduría que no te pertenece. Desarrollas comprensión del espacio, comprensión del tiempo y la creación que no tiene sentido para ti como ser humano —es un estado, luego de tu terrible tortura, después que removieron substancias de tu cuerpo, algún tipo de intercambio sucede, de pronto sabes cosas que solo sabrían los Mantindane, y que los seres humanos comunes no.

Pero, señor, yo sé que esto de compartir pensamientos sucede con frecuencia en otras ocasiones. Por ejemplo, una vez, en 1966, en Sudáfrica, fui arrestado y salvajemente interrogado por la policía. Eran tiempos en los que a todo Negro intelectual, sin importar quién fuera, lo visitaban estos tipos desagradables, que te torturaban, a veces te ponían aparatos eléctricos, te hacían preguntas y cosas por el estilo. A veces, cuando estos “seres humanos” te estaban torturando, sentías lo que ellos pensaban.

De alguna manera, cuando estás siendo torturado por seres humanos, no solo por los Mantindane, existe una transferencia de pensamientos. Por ejemplo, cuando un asqueroso policía viene a golpearte, tu SABES lo que él piensa antes que entre en el cuarto donde estás detenido. Sabías que venía, y sabías exactamente lo que estaba pensando y lo que intentaba hacerte.

Por esto es que menciono a todas esas extrañas cosas que fluían por mi mente. Y lo que se me venía a la mente ese día eran visiones de la mente del Mantindane. Desde aquel entonces —soy un hombre de muy poca educación— se me hizo difícil no solo hablar sino también escribir en inglés. Me tardo en decir lo que alguien que habla mejor inglés dice en menos palabras. Pero mis manos son capaces de hacer cosas que nadie jamás me enseñó. Hago motores, motores de cohetes que funcionan. Hago armas, del tipo que se me antoje, cualquiera que me conozca se lo confirmará y, señor, David Icke podría mostrarle fotos de lo que he hecho en mi casa. He hecho grandes robots de fragmentos de hierro, y algunos de estos robots funcionan. Ni idea de dónde adquirí ese conocimiento.

Y, desde ese día horrible, las visiones que tuve de niño y las ordinarias impresiones que tengo como chamán, han aumentado en intensidad. No sé por qué, y quiero saber la razón de ello.

Pero le puedo decir, señor, que estas criaturas, que la gente erróneamente llama alienígenas, no lo son para nada. Durante muchos años de indagar sobre este tema, tratando de comprender, le puedo decir esto: que los Mantindane, y los otros tipos de seres alienígenas que nuestra gente conoce, son sexualmente compatibles con los seres humanos. Los Mantindane son capaces de preñar mujeres africanas. Y yo he visto muchos de estos casos en los últimos 30 años más o menos. Por ejemplo, según nuestra cultura, el aborto es considerado peor que el asesinato. Si una mujer de un área rural de Sudáfrica se encuentra encinta debido a una persona desconocida, y luego su embarazo desaparece, eso, señor, relativo a la mujer, la acusa de haber cometido aborto, aun si ella lo niega, claro. Y debido a las peleas que se originan entre familias, con la familia del esposo, ella reta a la gente que la acusa para que la lleven a un sangoma; es decir, una persona como yo.

El sangoma a veces examina a la mujer, si el sangoma encuentra que ella estuvo embarazada, y de alguna forma fue removido el feto —algo que, cuando es hecho por los Mantindane, deja ciertas heridas en la mujer que alguien con experiencia puede reconocer— entonces, el sangoma sabe que la mujer dice la verdad. También el olor que se adhiere a la gente que ha pasado por manos de los Mantindane, ese inolvidable olor, se aferra a toda mujer que ha sido impregnada por éstos, no importa cuanto talco o perfume intenten usar. Por eso es que tantos casos llegan a mi puerta.

Credo Mutwa.

Los sangomas me traen a tales personas en grandes números, porque creen que yo soy el mejor para ayudarles con dichos problemas. Así que, en los últimos 40 años más o menos, he recibido a muchas mujeres que han sido preñadas por los Mantindane y sus embarazos misteriosamente terminados, dejando a las mujeres sintiéndose violadas, culpables y rechazadas por su familia. Es mi deber convencer a la familia de la inocencia de la mujer, tratar de sanar el trauma espiritual, mental y físico de ella, y ayudarles a todos a olvidar lo sucedido. No señor, si estos alienígenas son de un planeta lejano, ¿por qué son capaces de preñar a las mujeres? ¿Por qué esa criatura, desnuda, con el pelo púbico rojo, que me trepó en esa mesa, tenía un órgano que, aunque era un poco diferente al de una mujer normal, se le reconocía como un órgano femenino? [*3] El órgano de la criatura estaba en el lugar incorrecto. Estaba ligeramente más al frente, cuando el de una mujer común está entre las piernas. Pero era reconocible y así lo pude observar. Por ello creo que estos alienígenas no vienen de tan lejos, yo creo que ellos están aquí con nosotros, que ellos necesitan substancias de nosotros, tal como nosotros los seres humanos usamos ciertas cosas de animales salvajes, como glándulas de monos, para ciertos propósitos egoístas nuestros.

Creo que debemos estudiar este peligroso fenómeno muy, muy detalladamente y con mentes objetivas. Demasiada gente cae en la tentación de mirar a estos “alienígenas” como seres supernaturales. Solo son criaturas sólidas. Son como nosotros; y, además, voy a declarar algo que le va a sorprender: los alienígenas Grises son comestibles. ¿Sorprendido?

*3 NOTA DEL EDITOR DE MYSTERY PLANET: Credo Mutwa se refiere a los seres conocidos dentro del léxico de las abducciones como Híbridos; es decir, seres producto de la manipulación genética por parte de los Grises con el fin de crear una especie humana-ET. + INFO: “Entrevista al Dr. David Jacobs”, “Abducciones ET”.

Martin: Por favor, continúe.

Credo: Dije, señor, que los alienígenas grises son comestibles.

Martin: Sí, oí eso y estoy ansioso por…

Credo: Su carne es proteína, como la carne de los animales en la Tierra, pero el que ingiere la carne de alienígena Gris se acerca demasiado a la muerte. Así me pasó a mí. Ud. verá, en Lesoto hay una montaña llamada Laribe; es llamada “La montaña de piedra que llora”. En varias ocasiones, en los últimos 50 años, naves alienígenas se han estrellado contra esta montaña. Y el último incidente fue reportado en los periódicos hace poco.

Los africanos que creen que estas criaturas son dioses, cuando encuentran el cadáver de un alienígena Gris, lo agarran, lo ponen en una bolsa, y lo arrastran al matorral, donde lo desmiembran y ritualmente se lo comen.

Pero algunos mueren como resultado de haber ingerido esa cosa. Un año antes de que tuviera esa experiencia en las Montañas Inyangani, me dio, un amigo mío en Lesoto, carne de lo que él llamaba un dios del cielo. Estaba escéptico. Me dio un pequeño bulto gris, más bien una cosa seca, que dijo que era la carne. Y él, yo y su esposa nos comimos esa cosa ritualmente en la noche.

Exactamente al día siguiente, luego de habernos comido esa cosa, nos salieron ronchas como nunca nos habían salido en la vida. Nuestros cuerpos estaban llenos de ronchas y urticaria, era como si tuviéramos una pequeña sífilis. Nos picaba, la comezón era horrible, especialmente debajo de los brazos, entre las piernas, y en las nalgas. Nuestras lenguas se hincharon. No podíamos respirar. Y por unos días, mi amigo, su esposa y yo estuvimos completamente inútiles, atendidos en secreto por los iniciados que estudiaban bajo el mando de mi amigo, que era un chamán. Estuve muy cerca de la muerte. Había sangrado por cada orificio de nuestros cuerpos. Expulsábamos sangre, mucha sangre, cuando íbamos al baño. Apenas podíamos caminar y respirar.

Después de 4 o 5 días, las ronchas amainaron, entonces empezó a pelarse la piel. Nuestra piel comenzó a pelarse tal cual como una serpiente despojándose de su piel. Señor, fue una de las más terribles experiencias que he sufrido. De hecho, más adelante, pensé que mi abducción por parte de los Mantindane fue el resultado directo de haber ingerido la carne de una de estas criaturas.

Yo nunca creí que lo que me daba mi amigo fuera realmente carne de estas criaturas. Asumí que era una hierba, raíz, o algo por el estilo. Pero, luego, cuando recuerdo el sabor, tenía un sabor como a cobre, y el mismo tipo de olor que el de mi encuentro en 1959. Después que me bajaron las ronchas —cuando todavía se estaba pelando la piel y los iniciados nos ponían aceite de coco de pies a cabeza— nos comenzaron a suceder cambios raros; señor, es algo que me gustaría que me explique aquella gente con altos conocimientos que lee esto en su país. Nos volvimos locos, completamente locos. Nos reíamos como los looney tunes. Era ja-ja-ja-ja-ja-ja, día tras día, por cualquier cosa insignificante reíamos por horas hasta caer exhaustos. Hasta que se terminó la risa; entonces sucedió algo extraño, algo que mi amigo dijo era la meta de los que se comen la carne de los Mantindane. Era como si hubiéramos ingerido una substancia, una droga, una droga como ninguna en la Tierra. De pronto, nuestros sentimientos eran elevados. Cuando tomabas agua, era como si hubieras tomado vino.

El agua se volvía tan deliciosa como una bebida hecha por el hombre. La comida tenía un sabor increíble. Cada sentimiento estaba elevado, y es indescriptible —es como si fuera uno con el corazón del universo. No lo puedo describir de otra forma. Y esta sensación de intensidad duró 2 meses. Cuando escuchaba música, era como si hubiera música detrás de la música. Cuando pintaba un retrato —que es el lo que hago para sostenerme— y tenía un color en el pincel, era como si tuviera otros colores dentro de ese color. Era algo indescriptible, señor. Aun ahora no lo puedo describir.

Pero déjeme, señor, seguir con otro tema. Los Mantindane no son los únicos alienígenas que nosotros los africanos hemos visto y que conocemos. Hace muchos, muchos, muchos siglos atrás, antes que el primer hombre Blanco llegara a África, nosotros nos encontramos con una raza de alienígenas que lucían exactamente como el hombre europeo Blanco que iba a invadir África en el futuro. Estos alienígenas son altos. Algunos tienen buena contextura física, como atletas, pómulos prominentes y ojos azules ligeramente sesgados. Tienen el cabello dorado, y se parecen bastante a los europeos de hoy en día, con una excepción: sus dedos son largos y bellos como los de músicos y artistas. Ahora, estas criaturas llegaron a África desde el cielo. En naves que parecían boomerangs. Cuando una de estas naves llega a la tierra, crea un torbellino de polvo, que por cierto hace mucho ruido, como si fuera un tornado. En el idioma de algunas tribus africanas, un torbellino es zungar-uzungo. Nuestra gente le dio varios nombres a estos alienígenas de piel blanca.

Los llamaron Wazungu, una palabra que quiere decir algo como “dios” pero que literalmente significa “gente del remolino de polvo”. Y nuestra gente sabía de estos Wazungu desde el principio. Los vieron, y vieron que algunos —de hecho, muchos—cargaban lo que aparentaba ser una esfera hecha de cristal o vidrio, una esfera con la que ellos jugaban rebotándola como una pelota en sus manos. Y cuando los guerreros trataban de capturar un Wazungu, el Wazungu arrojaba la esfera al aire, la agarraba en sus manos, y desaparecía. Pero algunos Wazungu fueron capturados y retenidos como prisioneros en las aldeas de los jefes, y en las cuevas de los chamanes.

La persona que ha capturado al Muzungu, como es llamado en singular, tenía que asegurarse de mantener a la esfera de cristal bien escondida del Wazungu. Mientras mantuviera cautiva a la esfera, el Muzungu no se podría escapar. Tiempo después, cuando los africanos vieron a los verdaderos europeos, los hombres Blancos de Europa, les transfirieron a ellos el nombre Wazungu. Antes de conocer a los europeos, nosotros los africanos, habíamos conocido a los Wazungu de piel blanca, y les transferimos el nombre Wazungu de los alienígenas a los verdaderos europeos.

Ahora, en el idioma Zulú, llamamos a un hombre Blanco: Umlungu. La palabra Umlungu significa exactamente lo mismo que Wazungu, “un dios o una criatura que crea un remolino bajo la tierra”. En Zaire, ahora llamada la República Democrática del Congo, la gente Blanca se llama Watende o Walende. Esto, de nuevo, significa “un dios o criatura Blanca”. La palabra Watende no solo se usa para referirse a los alienígenas de piel rosada, sino también para el campo de los Chitauri. En Zaire, cuando los chamanes hablan temerosos de los señores que controlan la Tierra, no se refieren a ellos como Chitauri, sino eufemísticamente como Watende-wa-muinda, que quiere decir: “la criatura Blanca que carga la luz”, porque de noche los ojos de la frente de los Chitauri brillan como luces rojas en los matorrales.

Hay más de 24 criaturas alienígenas que nosotros los africanos conocemos, pero le contaré brevemente, ahora, de solo dos. En Zimbabue, donde tuve mi encuentro en 1959, hay otra criatura. Es una criatura asombrosa, y la vi una vez, así como otras personas, algunos Negros y Blancos, que estaban conmigo. Esta criatura es inmensa, tiene forma de gorila, pero es diferente, a menudo camina de pie, y también en sus nudillos.

La criatura de la que hablo, señor, mide más o menos 8 o 9 pies de alto, y su contextura es la de un gorila, pero su cuerpo es muy fuerte. Sus hombros son muy anchos. Su cuello muy grueso. Está cubierto con un grueso pelaje como el de ningún otro animal salvaje en África. Es una criatura humanoide con muslos, piernas y pies, también brazos y manos como los de un ser humano, solo que están tapados con pelos de color café oscuro. Esta criatura es conocida como Ogo por la gente de Zimbabue. Gran cantidad de personas a través de generaciones han visto a esta criatura. Algunos se han visto justo aquí, en Sudáfrica, en zonas de vegetación y lugares montañosos aislados.

Y estos Ogu son, detalle por detalle, exactamente iguales al que es referido por los Nativo Americanos del Noroeste de EE.UU. como Sasquatch o Pie Grande. Yo digo que es la misma criatura y la tenemos aquí en Sudáfrica. Es exactamente la misma criatura, solo tiene un color completamente diferente de piel, como el que es visto por la gente de Nepal en las laderas de las montañas del Himalaya, allí la criatura es llamada Yeti.

Ahora, continuando, la otra criatura, una criatura bien conocida en Sudáfrica y otras partes del continente, que si uno menciona su nombre, la gente sonríe, es llamada Tokoloshe. Todo africano sabe lo que es un Tokoloshe. Algunos le dicen Tikoloshe. Parece un oso malhumorado en apariencia, porque su cabeza es como la de un oso, pero tiene una protuberancia muy aguda en la punta de la misma. La protuberancia va desde la frente hasta la parte de atrás de la cabeza, y con ésta puede tumbar a un buey pegándole un topetazo.

Esta criatura causa que la gente Negra en algunos lugares levante sus camas con ladrillos como un metro del piso. Y esto lo ves en todas partes de Sudáfrica. A este Tokoloshe le gusta jugar con niños, y han sido vistos cientos de veces por ellos, en varias partes de Sudáfrica, incluso en fechas recientes. A veces atemorizan a los niños rasguñándolos mientras duermen, dejando largos y paralelos rasguños en la espalda o muslos, los cuales se infectan y pican horriblemente. Hace como 2 años, una criatura como esta aterrorizó a toda una escuela en Soweto, cerca de Johannesburgo. Y los niños de la escuela lo bautizaron como Pinky-Pinky.

Esta criatura no solo se conoce en Sudáfrica, también es conocida entre la gente polinesia de Hawaii y otras islas del Pacífico. Ellos levantan sus cabañas, sus chozas, en zancos a la altura exacta que los africanos levantan sus camas. Si le preguntas a un polinesio “¿por qué construye su cabaña así?”, te dirá “queremos protegernos del Tiki”. Es interesante que una criatura que luce exactamente como la que se ha visto en Sudáfrica, se viera en las islas del Pacífico; y el nombre Tiki es muy parecido al nombre africano Tikiloshe o Tokoloshe.

Un día espero compartir más información con sus lectores, pero mi súplica, otra vez, es ésta: ¡Por favor, investiguen! ¡Por favor, dejen investigar! Dejemos de ser tan escépticos. El escepticismo excesivo es tan peligroso y maligno como la credulidad. Nadie me puede decir que los alienígenas no existen. Que alguien me diga, qué significa este hueco en mi lado. Que alguien me explique, porque después de haber copulado con una extraña criatura, en ese raro lugar, mi órgano viril se hinchó horriblemente, y por muchos años no pude hacerle el amor a ninguna mujer, apropiadamente. ¿Por qué? ¿Si eso fue invención de mi imaginación, cómo una invención de la imaginación puede dejar cicatrices y marcas en el órgano viril, algunas de las cuales hasta la fecha no han sanado? Que alguien me conteste esa pregunta.

Tenemos que investigar, señor, porque existen señales que indican que las criaturas alienígenas que comparten este planeta con nosotros están desesperadas. ¿Por qué? Porque se está gestando una gran batalla, y el que piense en estas cosas profundamente puede ver que se acerca.

¿De qué hablo? Hasta hace 30 o 40 años, poca gente se preocupaba por el medio ambiente. Muy pocos se preocupaban por la destrucción de los bosques tropicales en África y en otros lugares. Muy pocos se preocupaban cuando el cazador Blanco, que en ese tiempo era visto como un héroe, masacraba a los animales de África de a miles.

Muy poca gente se preocupó cuando las grandes naciones del mundo como Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, y Francia, abiertamente probaban armas nucleares en muchas partes del mundo. Hoy hay gente que escupiría a un cazador si se presenta en un hotel y declara que lo es. Hoy un cazador no es considerado un héroe, sino un asesino.

Hoy hay hombres y mujeres, Blancos y Negros, que arriesgarían sus vidas para salvar los árboles, los animales, y para detener la locura de probar armas nucleares ¿Qué le dice esto? Dice que, después de miles de años de ser dominados por alienígenas, los seres humanos están empezando a resistir. Los humanos se han comenzado a preocupar por el mundo que habitan. Pero los alienígenas, los Chitauri, los Mantindane —llámelos como quiera— no van a aceptarlo. Nos van a castigar, como hicieron hace siglos.

Los alienígenas una vez destruyeron una nación que llegó hasta nosotros los africanos con el nombre de Amariri. Se cuenta que los reyes de Amariri, este fabuloso país que creíamos más allá del ocaso del sol, se rehusaron a ceder a las demandas de los Chitauri. Se rehusaron a sacrificar sus hijos a los Chitauri. Rehusaron declarar guerras al prójimo para sustentar a los Chitauri y su imagen de dios. Se dice que los Chitauri bajaron un fuego del cielo. Tomaron fuego del mismísimo sol y lo usaron para quemar a esta gran civilización. Causaron terremotos y olas gigantes, y destruyeron a la gran civilización de la gente Roja de verdes y largos cabellos, que se dice fueron la primeras personas que se crearon en la Tierra.

Se dice que los Chitauri permitieron que solo un puñado de gente sobreviviera a la destrucción de Amariri, y se están preparando para hacer lo mismo en un futuro muy cercano.

Me preocupo por lo que va a suceder en otros países del mundo. Todos estos terremotos que han causado la destrucción de la vida humana en Medio Oriente y en partes de África e India, ¿por qué será que mi corazón se siente espantado cuando lee de estos eventos? Estos terremotos están ocurriendo con una regularidad no natural ahora, en Egipto, en Armenia; uno de estos terremotos fue tan fuerte que atravesó la Tierra y causó que una piedra sagrada en Namibia, una piedra conocida como el Dedo de Dios, que ha estado allí por decenas de miles de años, colapsara en una pila de escombros. Recibí muchas cartas de los sangomas que creían que si esta piedra se caía, entonces el fin del mundo estaría muy, muy cerca.

¿Por favor, tiene alguna pregunta?

7 comentarios
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 7 comentarios
Comentarios
Oct 21, 2012
19:51

La entrevista de david icke a credo mutwa subtitulada al español:
http://www.youtube.com/watch?v=HA7EOUNkhvg

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Feb 17, 2015
21:43
#2 Venus Imperial:

Impresionante lo q cuenta este hombre, y muy interesante!!!

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Feb 18, 2015
3:27
#3 orus:

Excelente entrevista con el Sr. Credo

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Feb 18, 2015
3:49
#4 Esperanzador:

Seria posible preguntar a este senor si el fenomeno de la violencia en algunos paises de Latino America esta vinculado a este caso de alienigenas?

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Sep 18, 2015
19:16
#5 yeyu:

@Venus Imperial: si es tan grande la verdad y conocimientos de este hombre, lo admiro y investigo mucho sobre los temas misteriosos que dice...pero tambien admiro tu belleza..

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Sep 18, 2015
22:41
#6 Venus Imperial:

@yeyu: Gracias..pero es tan sólo un avatar lo q ves jajajajaja igual muchas gracias

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Mar 19, 2022
2:31
#7 Jorge Guzman:

Caramba, me convence la afirmación de que seres de poderes se alimentan de nuestro miedo e inseguridad y ahora entiendo más el porqué de una pandemia que atemoriza más que el daño físico de la enfermedad. Ya que la pandemia no atemoriza tanto, ahora viene una “guerra” que nos involucra a todos a través de los medios!

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