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Arqueólogos de la Universidad de Tubinga (Alemania) han descubierto una gran ciudad de la Edad del Bronce en el yacimiento de Bassetki, en el kurdistán iraquí. Se trata de restos pertenecientes a la cultura acadia, donde se forjó el primer imperio de la historia de la humanidad.
El trabajo de excavación ha demostrado que el asentamiento se estableció alrededor de 3000 a.C. y fue capaz de florecer durante más de 1.200 años. Los arqueólogos también descubrieron capas del asentamiento que datan del período del Imperio acadio (2334-2192 a.C.).
Los científicos encabezados por Peter Pfälzner de la Universidad de Tubinga, y Hasan Qasim de la Dirección de Antigüedades de Dohuk, llevaron a cabo la excavación en Bassetki entre agosto y octubre de 2016. Como resultado, pudieron evitar la construcción de una carretera en esta tierra, informa el sitio Past Horizons.
Excavaciones en la parte este del montículo, donde se hallaron varios fragmentos de tablillas con escritura cuneiforme.
La antigua gloria del asentamiento puede deducirse de los descubrimientos durante las obras de excavación. La ciudad ya tenía una pared a modo de muralla 2.700 años antes de Cristo para proteger a sus residentes de los invasores. Grandes estructuras de piedra se erigieron allí alrededor de 1.800 años a.C. Los investigadores también encontraron fragmentos de tablillas cuneiformes asirias que datan de más de 3.000 años y sugieren la existencia de un templo dedicado al dios del tiempo de Mesopotamia, Adad, en el lugar.
Había un pueblo de cerca de un kilómetro de largo por debajo del centro de la ciudad. Usando las mediciones de resistencia geomagnética, los arqueólogos descubrieron indicios de una amplia red de carreteras, varios distritos residenciales, grandes casas y una especie de edificio palaciego que data de la Edad del Bronce. Los residentes enterraban a sus muertos en un cementerio fuera de la ciudad.
Bassetki sólo fue conocida por el público en general en el pasado debido a la «estatua de Bassetki», que fue descubierta allí por casualidad en 1975. La estatua, fundida de puro cobre, pesa alrededor de 150 kg y muestra una figura humana desnuda y sentada sobre un pedestal redondo. Solamente la parte inferior de la figura ha llegado a nosotros. El pedestal contiene una inscripción en lengua acadia indicando que la estatua alguna vez estuvo emplazada en la entrada de un palacio del rey acadio Naram-Sin. Fue robada del Museo Nacional de Irak durante la invasión de Irak de 2003 pero tiempo después fue encontrada y regresada al museo. Ahora, los arqueólogos han podido sustanciar su suposición de que un importante puesto avanzado de la cultura acadia pudo haber estado allí.
El Imperio acadio fue un gran reino de Mesopotamia formado a partir de las conquistas de Sargón. Mantuvo su máximo esplendor entre los siglos XXIV y XXII a. C., en los que se sucedieron cinco monarcas: el propio Sargón, sus hijos Rimush y Manishutusu, su nieto Naram-Sin y el hijo de éste, Sharkalisharri que gobernaron un total de 141 años.
Busto de Sargón de Acadia o Sargón de Acad, también conocido como Sargón el Grande (en acadio Sharrum-kin, 'rey legítimo', 'rey verdadero').
Los dominios del Imperio acadio se extendieron a toda la cuenca del Tigris y Éufrates, Elam, Siria y según las inscripciones aún más allá, hasta el Líbano y la costa mediterránea. Según dichas inscripciones se llegarían a realizar incursiones hasta Anatolia y el interior de los montes Zagros y el imperio controlaría el comercio del golfo Pérsico hacia Magan (posiblemente Omán) y la región del valle del Indo.
Las ciudades de Mesopotamia se llenaron de monumentos y estelas conmemorativas que hablaban de la grandeza del nuevo imperio y en la escritura se produjo un importante avance de la lengua acadia, que se convirtió en la lengua administrativa del Estado.
Aunque el sitio de excavación está a sólo 45 kilómetros del territorio controlado por el Estado Islámico, fue posible realizar el trabajo arqueológico sin ningún tipo de disturbios. «La protección de nuestros empleados es siempre nuestra máxima prioridad. A pesar de la proximidad geográfica al Estados Islámico, hay una gran seguridad y estabilidad en las zonas autónomas kurdas en Irak», dijo el profesor Peter Pfälzner, Director del Departamento de Arqueología del Cercano Oriente de la Universidad de Tubingen.
El equipo de investigación formado por 30 personas vivió en la ciudad de Dohuk, que está a sólo 60 kilómetros al norte de Mosul, durante las excavaciones.
«El área alrededor de Bassetki está demostrando ser una región cultural inesperadamente rica, que se ubicó en el cruce de caminos de comunicación entre Mesopotamia, Siria y Anatolia durante la Edad del Bronce. Por lo tanto, estamos planeando establecer un proyecto de investigación arqueológica a largo plazo en la región junto con nuestros colegas kurdos», concluye Pfälzner.
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