El reloj anual de las estaciones —invierno, primavera, verano y otoño— suele darse por sentado. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Nature, que utiliza un innovador método para observar los ciclos de crecimiento desde satélites, demuestra que esta noción es demasiado simple.

Nuevos datos satelitales revelan que las estaciones de la Tierra están desfasadas

Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

La investigación presenta un retrato sin precedentes de los ciclos estacionales de los ecosistemas terrestres, revelando «puntos calientes» de asincronía estacional en todo el mundo: regiones donde la sincronización de los ciclos puede variar drásticamente entre lugares cercanos.

Estas diferencias en el tiempo, según el estudio, pueden tener sorprendentes consecuencias ecológicas, evolutivas e incluso económicas.

Observando las estaciones desde el espacio

Las estaciones marcan el ritmo de la vida. Los seres vivos, incluidos los humanos, ajustan sus actividades anuales para aprovechar los recursos y las condiciones que fluctúan a lo largo del año. El estudio de esta sincronización, conocido como fenología, es una forma ancestral de observación de la naturaleza, pero hoy en día también puede realizarse desde el espacio.

Gracias a décadas de imágenes satelitales, es posible comprender mejor los ciclos estacionales del crecimiento de las plantas. Sin embargo, los métodos tradicionales a menudo se basan en la suposición de ciclos simples y estaciones de crecimiento bien definidas. Esto funciona en gran parte de Europa y América del Norte, pero presenta dificultades en los trópicos y en regiones áridas, donde las variaciones son más sutiles.

Patrones sorprendentes y puntos calientes

Aplicando un nuevo análisis a 20 años de imágenes satelitales, los científicos crearon un mapa más preciso de la sincronización de los ciclos de crecimiento vegetal a nivel global. Además de patrones esperados, como el retraso de la primavera en latitudes y altitudes más altas, surgieron otros más inesperados.

Uno de los patrones más sorprendentes se observa en las cinco regiones de clima mediterráneo del planeta (California, Chile, Sudáfrica, sur de Australia y la cuenca del Mediterráneo). Todas ellas comparten un patrón estacional de «doble pico», ya que los ciclos de crecimiento de los bosques tienden a alcanzar su máximo unos dos meses más tarde que otros ecosistemas.

Puntos calientes de asincronía estacional: los colores más brillantes muestran las regiones donde la sincronización de la actividad estacional varía mucho en distancias cortas. Crédito: Terasaki Hart et al./Nature, 2025.

Esta compleja mezcla de patrones explica uno de los principales hallazgos del trabajo: los climas mediterráneos y sus tierras áridas vecinas son puntos calientes de actividad estacional desfasada. Por ejemplo, existe una marcada diferencia entre Phoenix, Arizona (con lluvias de invierno y verano similares) y Tucson, a solo 160 km de distancia (donde la mayor parte de la lluvia proviene del monzón de verano).

Otros puntos calientes globales se encuentran principalmente en montañas tropicales. Los intrincados patrones de desfase estacional observados allí pueden estar relacionados con la compleja influencia de las montañas en el flujo de aire, lo que dicta los patrones locales de lluvia y nubes.

Impacto en la biodiversidad y la agricultura

El hallazgo de que estas zonas desfasadas se superponen con muchos de los puntos calientes de biodiversidad de la Tierra podría no ser una coincidencia. En estas regiones, la disponibilidad estacional de recursos también estaría desincronizada, lo que afectaría los ciclos reproductivos de muchas especies.

Una consecuencia de esto es que las poblaciones con ciclos reproductivos desfasados tendrían menos probabilidades de cruzarse. Con el tiempo, esto podría llevar a que diverjan genéticamente y, eventualmente, se separen en especies diferentes, impulsando la biodiversidad a largo plazo.

Aunque aún se está investigando, el mapa satelital ya predice con éxito diferencias reales en la floración de las plantas y en el parentesco genético entre poblaciones cercanas. Incluso explica la compleja geografía de las cosechas de café en Colombia, donde fincas separadas por un día de viaje en coche a través de las montañas pueden tener ciclos reproductivos tan desfasados como si estuvieran en hemisferios opuestos.

Comprender estos patrones no solo es crucial para la biología evolutiva, sino también para entender el movimiento de los animales, las consecuencias del cambio climático y la geografía de la agricultura.

Fuente: D.T. Hart/CSIRO. Edición: MP.

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