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Nuevos análisis de datos sísmicos obtenidos por la misión InSight de la NASA revelan que debajo de la superficie del planeta rojo se encuentra un inmenso océano de magma radioactivo que alcanza una profundidad de hasta 150 kilómetros.
La Tierra no es el único planeta cuya estructura interna hemos podido explorar con datos sísmicos. InSight, que solo estuvo operativo durante unos años, detectó cientos de temblores —conocidos como «martemotos»— que resonaron en el interior de Marte. Esto reveló que nuestro vecino tiene mucho más en su interior de lo que pensábamos anteriormente.
Cuando los temblores sacuden un planeta, las ondas se propagan y se reflejan de diferentes maneras en diferentes materiales. Un material sólido y rígido tendrá un perfil sísmico diferente al de uno elástico y flexible. Así, los científicos no solo pudieron utilizar datos sísmicos para explorar lo que hay dentro de Marte, sino también para mapearlo en detalle.
Ese mapa inicial se basó en datos tempranos. Los dos nuevos estudios, liderados por separado por el geofísico Amir Khan de la ETH de Zúrich y el geofísico Henri Samuel del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), respectivamente, se basan en un conjunto de datos mucho más amplio, que incluye dos eventos sísmicos enormes que se cree son el resultado de impactos de meteoritos.
Mediciones anteriores sugerían que Marte tenía un núcleo sorprendentemente grande, con un radio de unos 1.830 kilómetros —más de la mitad del radio planetario de 3.390 kilómetros—. También significaba que el núcleo tendría una densidad relativamente baja, lo que sugería una cantidad considerable de elementos más ligeros mezclados.
Los equipos de Khan y Samuel realizaron nuevas mediciones y los hallazgos de ambos concuerdan excelentemente. Encontraron que la forma en que las ondas sísmicas rebotan en Marte indica la presencia de una capa de silicato líquido (magma) de aproximadamente 150 kilómetros de espesor.
«La Tierra no tiene una capa de silicato completamente fundida como esa», afirmó Khan.
Esto, a su vez, significa que el núcleo debe ser más pequeño (con un radio de entre 1.650 y 1.675 kilómetros), y que no necesita de elementos más ligeros adicionales —que se hipotetizaba estaban implicados en la pérdida del campo magnético global del planeta— para aumentar su densidad.
Aunque los dos estudios coinciden en la naturaleza fundida de la capa, así como en su tamaño, tienen teorías diferentes sobre cómo llegó allí. Investigaciones futuras podrían ayudar a esclarecer la misteriosa historia y evolución de Marte.
Los estudios de Khan y Samuel han sido publicados en la revista Nature. Pueden encontrarse aquí y aquí.
Fuente: EurekAlert. Edición: MP.
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