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Estos mundos capturados podrían intercambiarse como cartas de Pokémon con la estrella vecina Alfa Centauri.
La próxima vez que te preocupes porque tu hábito de coleccionar se está descontrolando, consuélate con el hecho de que el Sol también es un coleccionista. Pero en lugar de acumular cómics, tarjetas deportivas, perfumes, zapatillas o cartas de Pokémon, el Sol atrapa planetas errantes que pasan cerca, sin importar su tamaño. Puede capturar desde planetas pequeños hasta gigantes gaseosos del tamaño de Júpiter, manteniéndolos en los bordes del sistema solar.
Como cualquier coleccionista, el sistema solar también intercambia sus tesoros con su estrella vecina, Alfa Centauri. Investigaciones recientes sugieren que los mundos errantes capturados por el sistema solar podrían orbitar sus periferias durante miles de millones de años antes de acercarse al Sol y potencialmente causar caos en el sistema solar interior.
Los científicos han sospechado durante mucho tiempo que el sistema solar puede capturar objetos que pasan —como cometas y asteroides— más allá de la nube de Oort. Sin embargo, de acuerdo a Edward A. Belbruno, autor del nuevo estudio publicado en arXiv y profesor de matemáticas en la Universidad de Yeshiva, esta «región de captura» se extiende hasta 3.81 años luz más allá de lo que se pensaba anteriormente.
Los planetas errantes son mundos expulsados de sus sistemas planetarios originales, ya sea por la interferencia de una estrella cercana o por la inestabilidad gravitacional en sistemas estelares jóvenes. Por ejemplo, se ha llegado a sugerir que el esquivo e hipotéticos Planeta Nueve (otrora Planeta X o «Nibiru» para los seguidores de Zecharia Sitchin) es uno de estos mundos errantes capturados.
Y mientras muchas investigaciones se centran en cómo estos planetas son expulsados, muy pocos se enfocan en cómo pueden encontrar nuevos hogares. James Green, ex experto de la NASA, y Belbruno descubrieron que hay dos puntos gravitacionalmente estables, llamados puntos de Lagrange, donde puede ocurrir la captura de estos mundos.
Belbruno explicó que cuando los planetas errantes ingresan al sistema solar en estos puntos, comienzan a moverse lentamente alrededor del Sol a una distancia de aproximadamente 3.81 años luz durante unos 100 millones de años antes de empezar a espiralar hacia adentro, un proceso que podría tomar miles de millones de años.
Los investigadores encontraron que los planetas capturados se mueven en un patrón llamado «curva fractal», una curva matemática que repite el mismo patrón de irregularidad a medida que se magnifica, como el conjunto de Mandelbrot.
El Sol no es exigente con la masa de los planetas que captura, pero tiene un requisito: los planetas deben viajar a una velocidad relativamente lenta de unos kilómetros por hora. Estas bajas velocidades implican que podría haber un gran reservorio de planetas errantes orbitando el Sol durante miles de millones de años.
Si un planeta capturado llegara al sistema solar interior, su efecto dependería de su tamaño y masa. Por ejemplo, un objeto del tamaño de Júpiter podría causar cambios significativos en las órbitas de los planetas y afectar la vida en la Tierra.
Por otro lado, un planeta errante podría quedarse en los límites del sistema solar, cerca de Alfa Centauri, y ser intercambiado entre los dos sistemas estelares.
El trabajo de los científicos, basado en modelos matemáticos, sugiere que encontrar estos vagabundos cósmicos sería extremadamente difícil debido a su baja emisión de luz, aunque el telescopio espacial James Webb podría detectar sus emisiones térmicas en luz infrarroja.
«Es posible que ya haya planetas errantes capturados en nuestro sistema solar. Simplemente no lo sabemos», concluyó Belbruno.
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