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Cuando los conquistadores españoles llegaron a Mesoamérica en el siglo 16, se encontraron con una civilización muy avanzada que tenía muchas cosas por las cuales asombrarse, entre ellas, había algo que jamás habían visto antes: balones de goma que rebotaban. El material elástico con el que estaban hechos simplemente no existía en el Viejo Mundo, y por eso les costó hallar palabras para describirlo.
El descubrimiento del proceso de vulcanización por parte de Charles Goodyear, figura como uno de los grandes logros que le debemos a la serendipia. Sin embargo, antes de que a Goodyear se le cayese la mezcla de caucho y azufre sobre la estufa, los mayas ya tenían sus propias técnicas para fabricar pegamento, ropa resistente al agua, sandalias de goma elástica, estatuas, e incluso pelotas que botaban y eran utilizadas en un juego ritual conocido como Pok-a-Tok.
En un estudio publicado por científicos del MIT en 2010, se concluyó que los pueblos mesoamericanos fueron los primeros científicos que estudiaron los polímeros. Variando la cantidad de materiales que mezclaban con el caucho bruto, eran capaces de modificar sus propiedades de acuerdo al uso que le iban a dar.
El caucho es un material de látex producido por la savia de ciertas variedades de árboles. Los mesoamericanos lo obtenían del árbol de goma de Panamá Castiila elastica. Empero, la goma que se consigue cuando la savia de este árbol se seca es pegajosa y termina por quebrarse.
Entonces, ¿cómo conseguían los mayas que los balones fueran flexibles y botaran?
Indagando en los registros escritos por los conquistadores españoles, los científicos descubrieron que los mayas fabricaban sus balones mezclando el látex con una enredadera llamada gloria de la mañana, cuyo jugo contiene aminoácidos ricos en azufre capaces de vulcanizar el caucho.
Asimismo, el estudio del MIT citado en este artículo se basó en una investigación de la profesora Dorothy Hosler y el instructor técnico Michael Tarkanian del Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales de dicho instituto. En 1999, ambos científicos informaron que mezclando a partes iguales el látex del árbol de goma de Panamá con jugo de gloria de la mañana, y calentando la mezcla, habían logrado pelotas que botaban. Pero además, mientras realizaban el trabajo, se dieron cuenta que variando las proporciones de estos dos elementos, se obtenían productos con propiedades muy diversas.
Tres partes de látex y una de gloria de la mañana daba lugar, por ejemplo, a un material duradero y fuerte ideal para hacer sandalias. Si no añadían gloria de la mañana, se obtenía un buen adhesivo.
Como vemos, el resultado era similar al obtenido por Charles Goodyear en 1839, cuando descubrió por azar el proceso de la vulcanización.
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2 comentariosO que se deduz disso tudo, é que houve civilizações adiantadíssimas antes da nossa. Não sei se conseguiram alcançar o espaço sideral.
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15:29
El ser humano siempre esta alerta al mundo que lo rodea y que beneficio puede sacar de este. Los Mayas no eran diferentes a nosotros.
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