La exposición al mercurio puede haber representado un peligro para la salud de los antiguos mayas.

Crédito: ITICS Guatemala.

Las ciudades de los antiguos mayas en Mesoamérica nunca dejan de impresionar. Pero bajo la superficie del suelo acecha un peligro inesperado: la contaminación por mercurio.

En un artículo publicado en Frontiers in Environmental Science, los investigadores concluyen que esta contaminación no es moderna; en su lugar, se debe al uso frecuente de mercurio y productos que lo contienen por parte de los mayas del Período Clásico, entre 250 y 1100 d.C. Y es tan intensa en algunos lugares que incluso hoy en día representa un peligro potencial para la salud de los arqueólogos desprevenidos.

El geólogo Jim Kitchen (izquierda) sostiene la vasija que recuperó del sitio sumergido Lavaderos en el lago Amatitlán, Guatemala, y (derecha) una vista más cercana del contenido de la vasija, que muestra restos de piedra suspendidos en mercurio elemental. Las estimaciones del tamaño del recipiente y la profundidad del líquido sugieren que pudo haber 500 cm3 o más de mercurio elemental en el interior, lo que explica el notable peso del recipiente informado por Kitchen (Deuel, 1974). Versión escaneada de diapositivas originales archivadas en el Museo Público de Milwaukee.

«La contaminación por mercurio en el medio ambiente generalmente se encuentra en áreas urbanas contemporáneas y paisajes industriales. Descubrir mercurio enterrado profundamente en suelos y sedimentos en las antiguas ciudades mayas es difícil de explicar, hasta que comenzamos a considerar la arqueología de la región que nos dice que los mayas usaron mercurio durante siglos», explicó el autor principal Duncan Cook, profesor asociado de Geografía en la Universidad Católica de Australia.

Contaminación antropogénica antigua

Por primera vez, Cook y sus colegas revisaron todos los datos sobre las concentraciones de mercurio en el suelo y los sedimentos en los sitios arqueológicos del antiguo mundo maya. Así, demostraron que en sitios del Período Clásico para los que se dispone de mediciones —Chunchumil en el México actual, Marco Gonzales, Chan b'i y Actuncan en Belice, La Corona, Tikal, Petén Itzá, Piedras Negras y Cancuén en Guatemala, Palmarejo en Honduras, y Cerén, una 'Pompeya' mesoamericana, en El Salvador— la contaminación por mercurio es detectable en todas partes excepto en Chan b'i.

Las concentraciones van desde 0,016 ppm en Actuncan hasta un extraordinario 17,16 ppm en Tikal. A modo de comparación, el umbral de efecto tóxico (TET) para el mercurio en los sedimentos se define como 1 ppm.

Grandes consumidores de mercurio

¿Qué causó esta contaminación prehistórica de mercurio? Los autores destacan que se han encontrado vasijas selladas llenas de mercurio «elemental» —es decir, líquido— en varios sitios mayas; por ejemplo en Quiriqua en Guatemala, El Paraíso en Honduras, y la antigua megaciudad multiétnica Teotihuacán en el centro de México. En otras partes de la región maya, los arqueólogos han encontrado objetos pintados con pinturas que contienen mercurio, principalmente a partir del mineral cinabrio.

Artefactos de mercurio del sitio maya de Kaminaljuyu, sur de Guatemala. Dos ejemplos de pequeñas vasijas de pintura maya que contenían cinabrio (izquierda) y una vasija pintada con cinabrio (derecha). También se reportó mercurio elemental en Kaminaljuyu, pero no hay imágenes de esto disponibles. Crédito: Carnegie Institution for Science.

Los autores concluyen que los antiguos mayas usaban con frecuencia pinturas y polvos que contenían cinabrio y mercurio para la decoración. Este mercurio podría haberse lixiviado de patios, áreas de piso, paredes y cerámica, y posteriormente esparcirse en el suelo y el agua.

«Para los mayas, los objetos podían contener ch'ulel, o ‘fuerza del alma’, que residía en la sangre. Por lo tanto, el pigmento rojo brillante del cinabrio era una sustancia invaluable y sagrada, pero sin que ellos lo supieran, también era mortal y su legado persiste en suelos y sedimentos alrededor de los antiguos sitios mayas», dijo el coautor Nicholas Dunning, profesor de la Universidad de Cincinnati.

Un cuenco marrón fotografiado in situ en un depósito excavado debajo del juego de pelota en el asentamiento maya de Lamanai en el norte de Belice. El contenido del cuenco incluye dos recipientes pequeños, uno de los cuales contenía una pequeña cantidad de cinabrio en polvo, y debajo de estos, una pequeña cantidad de mercurio en la base del cuenco. Versión escaneada de la diapositiva original tomada por D.M. Pendergast.

Como este elemento es raro en la piedra caliza que subyace en gran parte de la región maya, especulan que el mercurio elemental y el cinabrio que se encuentran en los sitios mayas podrían haber sido extraídos originalmente de depósitos conocidos en los confines norte y sur del antiguo mundo maya, e importados a las ciudades por comerciantes.

Peligros para la salud y el Mayaceno

Todo este mercurio habría representado un peligro para la salud de los antiguos mayas. Los efectos del envenenamiento crónico por mercurio incluyen daños al sistema nervioso central, los riñones y el hígado, y causan temblores, problemas de visión y audición, parálisis y problemas de salud mental. Tal vez sea significativo que uno de los últimos gobernantes mayas de Tikal, Sol Oscuro —quien gobernó alrededor del año 810 d.C.— esté representado en frescos como patológicamente obeso. La obesidad es un efecto conocido del síndrome metabólico, que puede ser causado por una intoxicación crónica por mercurio.

En esta imagen que replica lo que se ve en el Dintel 2 del templo 3 de Tikal, se aprecia al gobernante Nuun Ujol K’inich, más conocido como Sol Oscuro, participando en una danza pública y ataviado con un traje de jaguar.

Se necesita más investigación para determinar si la exposición al mercurio desempeñó un papel en cambios y tendencias socioculturales más amplios en el mundo maya, como aquellos hacia el final del Período Clásico.

«Incluso los antiguos mayas, que apenas usaban metales, causaron que las concentraciones de mercurio fueran muy elevadas en su entorno. Este resultado es una evidencia más de que así como vivimos hoy en el “Antropoceno”, también hubo un “Antropoceno maya” o “Mayaceno”. La contaminación por metales parece haber sido efecto de la actividad humana a lo largo de la historia», concluyó el coautor Tim Beach, profesor de la Universidad de Texas en Austin.

Fuente: EurekAlert. Edición: MP.

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