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Un gato de unos 37 metros de largo reposando sobre una colina arenosa es la nueva figura que los arqueólogos del Ministerio de Cultura peruano han encontrado en la Pampa de Nazca, hogar de los famosos geoglifos que forman parte del listado de Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1994.
Se estima que el felino fue labrado entre 100 a 200 años antes de nuestra era, mucho antes de las famosas figuras de otros animales como el mono o el pájaro pertenecientes a la cultura Nazca, y por cientos de años permaneció intacto en medio del desierto.
La evidencia apunta a que el gato pertenece a la cultura Paracas, que antecedió varios siglos a la cultura Nazca, a quienes se atribuye los geoglifos más conocidos en esta región. Representaciones de felinos de este tipo son frecuentes en la iconografía de la cerámica y los textiles de la sociedad Paracas.
El hallazgo se produjo, según el arqueólogo Jhonny Isla, responsable del sistema de gestión del Parque Arqueológico Nasca-Palpa, cuando las autoridades decidieron mejorar el acceso al principal mirador natural que permite a los visitantes contemplar desde tierra parte de las gigantescas figuras que dominan el paisaje de la zona.
«Desde el Ministerio de Cultura nos dimos cuenta que el acceso al mirador, de hecho, transcurría sobre un geoglifo, y nos planteamos cambiarlo, pues no es posible que se promoviera el acceso dañando patrimonio...Otro tema es que el ascenso era complicado y queríamos facilitar un paso más seguro... Y en ese proceso, nos percatamos que en esa ladera había trazos que no eran de ninguna manera naturales», explicó Isla.
#EFETV | Un gatito de 37 metros, nueva figura descubierta entre los geoglifos de Nazca. https://t.co/ktaa0NENea pic.twitter.com/z9dlRb2x9z
— EFE Noticias (@EFEnoticias) October 17, 2020
Pese a la evidente erosión de la zona, a través de fotografías tomadas con drones, se fue develando lo que ya desde un principio «parecía una figura zoomorfa, un felino», que había estado oculto a la vista de todos por centenares de años.
«Llama la atención que todavía se puedan identificar figuras nuevas, pero sabemos que hay otras que se pueden encontrar. En los últimos años, el uso de drones, que sobre todo nos permiten tomar imágenes en laderas de las colinas, nos hace posible eso», indicó el arqueólogo.
El hallazgo inicial se produjo a inicios de este año, pero debido al parón de las actividades en el país a causa del COVID-19, los trabajos de campo no se han podido terminar hasta ahora, revelando la figura de un animal que mira al frente y se sienta de costado, trazado con líneas de unos 30 centímetros de grosor.
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