Al considerar asentamientos humanos en la Luna, Marte y más allá, se presta mucha atención a los tiempos de viaje, la comida y el riesgo de radiación. Sin duda, enfrentaremos un entorno hostil en el espacio profundo, y algunos pensadores han señalado la edición del genoma como una forma de garantizar que los humanos puedan tolerar las severas condiciones al aventurarse más allá en el sistema solar.

Astronauta. Los humanos mejorados genéticamente son el futuro de la exploración espacial.

Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

En enero, tuve la suerte de asistir a un esperado debate entre el astrónomo real Lord Martin Rees y el defensor de la exploración de Marte, el Dr. Robert Zubrin. El evento, realizado en la Sociedad Interplanetaria Británica, abordó el tema de si la exploración de Marte debería ser humana o robótica.

En un libro reciente llamado El fin de los astronautas, Lord Rees y su coautor Donald Goldsmith detallan los beneficios de explorar el sistema solar utilizando naves y vehículos robóticos, sin el costo y riesgo de enviar humanos. El Dr. Zubrin, por su parte, apoya la exploración humana. Donde hubo cierto acuerdo fue en la defensa de Rees del uso de la tecnología de edición genética para permitir que los humanos superen los enormes desafíos de convertirse en una especie interplanetaria.

Nuestro genoma es todo el ADN presente en nuestras células. Desde 2011, hemos podido editar genomas de manera fácil y precisa. Primero llegó una herramienta molecular llamada Crispr-Cas9, que hoy en día se puede usar en un laboratorio de secundaria por un costo muy bajo y que incluso se ha utilizado en la Estación Espacial Internacional. Luego vinieron técnicas llamadas edición de bases y edición primaria, a través de las cuales se pueden hacer cambios minúsculos en el genoma de cualquier organismo vivo.

Las aplicaciones potenciales de la edición genética para permitirnos viajar más lejos son casi ilimitadas. Uno de los peligros más problemáticos que los astronautas encontrarán en el espacio profundo es una dosis más alta de radiación, que puede causar estragos en muchos procesos del cuerpo y aumentar el riesgo a largo plazo de cáncer.

Kate Rubins fue la primera persona en secuenciar ADN en el espacio. Crédito: NASA.

Quizás, utilizando la edición del genoma, podríamos insertar en humanos genes de plantas y bacterias que puedan limpiar la radiación en caso de derrames de desechos radiactivos y precipitación nuclear. Suena como ciencia ficción, pero pensadores eminentes como Lord Rees creen que esto es clave para nuestro avance en el sistema solar.

Identificar y luego insertar genes en humanos que desaceleren el envejecimiento y contrarresten la descomposición celular también podría ayudar. Podríamos, asimismo, diseñar cultivos que resistan los efectos de la exposición a la radioactividad, ya que las tripulaciones necesitarán cultivar su propia comida. Además, podríamos personalizar la medicina según las necesidades específicas de cada astronauta basándonos en su composición genética particular.

Imagina un futuro donde el genoma humano se entienda tan bien que se vuelva moldeable bajo esta nueva medicina personalizada.

Genes para condiciones extremas

Los tardígrados son animales microscópicos a veces conocidos como «osos de agua». Los experimentos han demostrado que estas diminutas criaturas pueden tolerar temperaturas extremas, presiones, alta radiación y el hambre. Incluso pueden soportar el vacío del espacio.

Los genetistas están ansiosos por entender sus genomas, y un artículo publicado en Nature buscó descubrir los genes y proteínas clave que otorgan a estas diminutas criaturas esta extraordinaria tolerancia al estrés. Si pudiéramos insertar algunos de los genes involucrados en cultivos, ¿podríamos hacerlos tolerantes a los niveles más altos de radiación y estrés ambiental? Vale la pena explorar esta posibilidad.

Aspecto de un tardígrado. La especie más grande mide 1,2 milímetros.

Aspecto de un tardígrado.

Aún más intrigante es si la inserción de genes de tardígrados en nuestro propio genoma podría hacernos más resistentes a las duras condiciones del espacio. Los científicos ya han demostrado que las células humanas en el laboratorio desarrollaron una mayor tolerancia a la radiación de rayos X cuando se les insertaron genes de tardígrados.

Transferir genes de tardígrados es solo un ejemplo especulativo de cómo podríamos diseñar humanos y cultivos para ser más adecuados para los viajes espaciales.

Necesitaremos mucha más investigación si los científicos alguna vez quieren llegar a este punto. Sin embargo, en el pasado, varios gobiernos han estado interesados en imponer estrictas restricciones sobre cómo se utiliza la edición del genoma, así como en otras tecnologías para insertar genes de una especie en otra.

Alemania y Canadá se encuentran entre los más cautelosos, pero en otros lugares las restricciones parecen estar relajándose.

ADN.

Este diagrama esquemático muestra un gen en relación a su estructura física (doble hélice de ADN) y a un cromosoma (derecha).

En noviembre de 2018, el científico chino He Jiankui anunció que había creado los primeros bebés editados genéticamente. Había introducido un gen en los gemelos no nacidos que confiere resistencia a la infección por HIV. El científico fue posteriormente encarcelado. Pero desde entonces ha sido liberado y se le ha permitido continuar con sus investigaciones.

En la nueva carrera espacial, es posible que ciertos países lleguen más lejos con la edición del genoma que otras naciones, especialmente en aquellas donde las restricciones sean más laxas. Quien gane obtendrá enormes beneficios científicos y económicos.

Si Rees y otros futuristas tienen razón, este campo tiene el potencial de avanzar nuestra expansión en el cosmos. Pero la sociedad tendrá que estar de acuerdo. Es probable que haya oposición, debido a los profundos temores de alterar la especie humana para siempre. Y con la edición de bases y la edición primaria ahora avanzando en la precisión de la edición genética dirigida, está claro que la tecnología avanza más rápido que el debate.

Es probable que un país u otro dé el salto de fe mientras otros se queden en el borde. Solo entonces sabremos cuán viables son realmente estas ideas. Hasta entonces, solo podemos especular con curiosidad y, tal vez, también con emoción.

Por Sam McKee. Edición: MP.

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 1 comentario
Comentarios
Jul 29, 2024
3:14
#1 D>:

El adn es una cristalización del alma, por eso los cambios genéticos forzados decaen rápidamente. En cambio si se es capaz de generar suficiente control mental-físico, es la propia persona quien genera los cambios epigenéticos necesarios. Eso ocurre con la meditación por ejemplo, y sí, está demostrado empíricamente. Lo mismo pasa en negativo. Por eso quién controla el planeta tiene tanto interés en controlar las mentes de la gente, y condenar al librepensador al ostracismo. En el espacio exterior se aceleran dichos cambios, pues se está fuera del influjo de baja vibración al que someten al planeta, por eso esas expediciones nunca terminan de llegar, al igual que la supuesta vuelta a la Luna, que resulta que se les ha olvidado cómo era eso de ir...

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