¿Ha probado el Gran Colisionador de Hadrones que los fantasmas no existen?

Actualmente hay más personas que creen en la existencia de fantasmas que aquellas que están conscientes de los experimentos llevados a cabo por el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador y colisionador de partículas más poderoso del mundo cuyo propósito principal es examinar la validez y límites del Modelo Estándar, el cual es el marco teórico de la física de partículas. Sin embargo, el físico y difusor científico Brian Cox cree que los resultados obtenidos hasta ahora por el LHC prueban que los fantasmas no existen.

Según informa el portal Live Science, en una entrevista para el podcast The Infinite Monkey Cage de la BBC, dedicado a la ciencia y los fenómenos paranormales, Cox dijo lo siguiente al ser consultado sobre los fantasmas: «Antes que hagas la primera pregunta, quiero dejar algo en claro: No estamos aquí para debatir la existencia de los fantasmas porque estos no existen».

«Si queremos que persista [después de la muerte] algún tipo de patrón que contenga información sobre nuestras células vivas, entonces debemos especificar con precisión qué medio lleva ese patrón y cómo interactúa con las partículas de materia de las cuales están hechos nuestros cuerpos», añadió. «En otras palabras, debemos inventar una extensión del Modelo Estándar de la Física de Partículas que ha escapado a la detección en el Gran Colisionador de Hadrones. Eso es casi inconcebible en las escalas de energía típicas de las interacciones de partículas en nuestros cuerpos».

En ese sentido, el popular astrofísico Neil deGrasse Tyson, quien fue parte del programa también, presionó a Cox para que clarificara lo dicho: «Si entiendo bien lo que acabas de declarar, ¿el CERN, el centro europeo para la investigación nuclear, está desmintiendo la existencia de los fantasmas?»

«Sí», respondió Cox desde su cientificismo.

Brian Cox (izquierda) y Neil deGrasse Tyson.

El académico explicó que no existe una energía o sustancia que provoque que nuestros cuerpos se muevan, que es lo que podría impulsar la existencia de un fantasma. Además, las mediciones del colisionador sobre la interacción de las partículas hace imposible que este supuesto exista.

Considerando que el Modelo Estándar de la Física de Partículas es tildada como una teoría incompleta, Cox igual sostiene que la existencia de fantasmas no está dentro de las posibilidades de aquello que no es contemplado por la teoría.

Reacciones negativas

La respuesta de los internautas ante lo dicho por Cox sobre los fantasmas no se hizo esperar. La mayoría atacó las declaraciones del físico tildándolas de hipócritas y poco científicas. Entre otras cosas, le hicieron notar que la ciencia teoriza sobre conceptos que podrían ser considerados igualmente «sobrenaturales» o «paracientíficos» (más allá de lo que nuestra ciencia puede explicar), como la existencia de la materia y energía oscura, los universos paralelos, y las dimensiones adicionales. Incluso le recordaron las recientes declaraciones científicas sobre la posibilidad que nuestra realidad sea una ilusión o que el universo en que vivimos sea un holograma, algo que definitivamente trastocaría la física como la conocemos.

«La Dama de Marrón de Raynham Hall», una de las fotografías de fantasmas más célebres del mundo.

Otros, leyendo entre líneas, dijeron que el solo hecho que el físico británico haya dicho que «es CASI inconcebible» contradice su afirmación categórica, ya que un «casi» deja la puerta abierta hacia la posibilidad que los fantasmas sean un fenómeno real aún no explicado.

Racionalidad dogmática

El de Cox bien podría ser un claro ejemplo de racionalidad dogmática aplicada, es decir, un sistema de criterios establecidos, desde cuyo estándar deben abordarse todos los problemas. La racionalidad dogmática se perfila hacia el rechazo de las apariciones de fantasmas. Los presuntos fenómenos son —como bien menciona el científico— «físicamente imposibles» (esto es, caen fuera del plano de nuestras experiencias probadas). Por tanto, los fantasmas no existen. Va de suyo que la conclusión puede ser verdadera; pero este tipo de argumento resulta insuficiente, porque confía en la corrección de la racionalidad dogmática, que en realidad ha sido algunas veces rebatida por fenómenos físicos ordinarios. El carácter erróneo de la racionalidad no es ampliamente reconocido, al menos por la gente común cuya creencia en ella motiva su hostilidad hacia los informes de supuestos fantasmas.