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Mientras en la Tierra la atención está centrada en contener la pandemia del nuevo coronavirus, un investigador y excolaborador de la NASA ha mostrado su preocupación por la posible llegada de virus extraterrestres derivados del creciente interés en la exploración espacial.
En la novela La Amenaza de Andrómeda (Michael Crichton, 1969), un satélite del gobierno de los Estados Unidos se estrella cerca de la ciudad de Piedmont (Nuevo México), trayendo consigo un letal microbio alienígena que se cobra víctimas humanas rápidamente y desata una carrera de los científicos por contener su propagación.
Y si bien la trama de la mencionada novela es ficticia, explora una preocupación muy real de las agencias espaciales y los gobiernos mundiales: que los astronautas o nuestros robots emisarios contaminen sin querer a nuestro planeta con organismos extraterrestres o viceversa, que nosotros contaminemos otros planetas al visitarlos.
Se trata de un viejo miedo que ahora ha cobrado nueva relevancia ante la era del COVID-19. Así lo ha recordado recientemente Scott Hubbard, profesor adjunto de aeronáutica y astronáutica de la Universidad de Stanford y ex director del Centro Ames de la NASA.
«He escuchado de algunos colegas en el área de vuelos espaciales humanos que pueden ver cómo, en el entorno actual, la ciudadanía podría volverse más preocupada por la llegada de algún microbio, virus o contaminación extraterrestre», señaló.
Hubbard es coautor de un reporte publicado el mes pasado por la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina, donde se reseñan los recientes hallazgos y se dan recomendaciones sobre «protección planetaria» o «cuarentena planetaria» (el salvaguardar a la Tierra y otros mundos de la contaminación biológica cruzada).
En el escrito, el profesor discute la larga historia de la protección del planeta, el dilema que representó el lanzamiento de un Tesla Roadster al espacio por parte de Elon Musk, y las precauciones ha tomarse contra una posible contaminación de la misión que traerá muestras de Marte, programada para iniciarse el próximo verano septentrional con el lanzamiento del rover Perseverance de la NASA.
Respecto al último punto, Hubbard sostiene que las combinaciones de limpieza química, esterilización por calor, la radiación espacial altamente esterilizante y sistemas mecánicos inteligentes, minimizan en gran medida la posibilidad de que las rocas de Marte contengan alguna forma de vida activa que pudiera infectar la Tierra. No obstante, recalca que es indispensable poner las muestras en cuarentena y tratarlas «como si fueran el virus del Ébola hasta que se demuestre que son totalmente seguras».
El objetivo a largo plazo de la NASA es enviar una misión tripulada al planeta rojo en la década de 2030. Y en caso que estos viajes incluyan un boleto de ida y vuelta para algunos de los primeros humanos que dejen su huella allí, habrá que estar muy preparados.
«Cabe recordar que los astronautas de las primeras misiones lunares Apolo fueron puestos en cuarentena para asegurarse de que no mostraran signos de enfermedad. Una vez que se descubrió que la Luna no representaba un riesgo, se eliminó el aislamiento», explicó Hubbard, asegurando que el mismo procedimiento «se seguirá para los humanos que regresen de Marte».
Fuente: Stanford News.
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4:12
SI EL PROBLEMA SON LOS DE ACA NO LOS DE AFUERA.......SOBRE TODOS LOS MADE IN CHINA.! JA