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El próximo viernes 27 de julio tendrá lugar el eclipse lunar más largo del siglo XXI, con más de 102 minutos de duración, en el que la Luna, sin llegar a desaparecer, adquirirá una tonalidad rojiza.
De acuerdo a los datos facilitados por la NASA, será un eclipse total «con el máximo centrado en el Océano Índico».
A diferencia de los eclipses solares, los lunares pueden contemplarse desde cualquier lugar del mundo, desde el momento en que la Luna aparezca por encima del horizonte.
Se produce un fenómeno de este tipo cuando la Luna pasa por la sombra de la Tierra. La atmósfera terrestre, que se excede en unos 80 kilómetros al diámetro de nuestro planeta, actúa entonces como una lente que desvía la luz del Sol y filtra eficazmente sus componentes azules y deja pasar solo la luz roja que será reflejada por el satélite, explicándose así el resplandor cobrizo tan característico que adquiere la Luna en estas ocasiones.
La Tierra, la Luna y el Sol no están en una alineación perfecta. La órbita lunar tiene aproximadamente 5 grados de inclinación y solo cruza el mismo plano que la Tierra y el Sol dos veces en cada una de sus órbitas de 27 días. Este es el patrón básico que gobierna un eclipse.
Aproximadamente dos veces cada 11 meses, estos cruces se sincronizan de tal manera que la Tierra, la Luna y el Sol terminan alineándose entre sí. Una vez con la Tierra entre la Luna y el Sol (eclipse lunar) y otra con la Luna entre la Tierra y el Sol (eclipse solar). Es por eso que los eclipses solares y lunares tienden a venir en pares con cerca de dos semanas de diferencia entre uno y otro, y también la razón por la cual hay normalmente cuatro eclipses en total durante un año.
Pero no todas las alineaciones son creadas iguales, dado que el ciclo de 11 meses no es regular ni estable. A veces, la alineación es imperfecta y la sombra apenas cruza parte de la Tierra o la Luna (eclipses parciales). Esto último ocurrió hace poco, el pasado 13 de julio, cuando un eclipse solar parcial —gemelo del eclipse lunar que se viene— cruzó el borde sur de Australia y las aguas antárticas.
Otras veces, la alineación es casi exacta, y la Luna pasa por el centro de la sombra de la Tierra, o bien la Luna pasa cerca del ecuador del planeta. Estos eclipses duran mucho más.
El factor final que impacta en la duración de un eclipse es la época del año. En julio, nuestro planeta se encuentra en el punto más alejado del astro rey (afelio), que luce más pequeño en el cielo. Esto significa que tanto la Tierra como la Luna proyectan sombras más largas que, por ende, tardan más en moverse.
El eclipse del viernes tiene una alineación casi perfecta y se produce durante el afelio, por eso durará tanto.
La Luna comenzará a entrar en la sombra terrestre a las 18:24 horas UT (siglas en inglés de Tiempo Universal). La fase de totalidad del eclipse dará comienzo a las 19:30 UT y durará 1 hora y 42 minutos.
Como habrán notado los atentos observadores del firmamento nocturno, el planeta Marte, ese punto rojo anaranjado, brilla cada vez más. Esto se debe a que la distancia entre éste y la Tierra se está acortando.
Aproximadamente cada dos años, la Tierra y Marte se encuentran en el mismo sector del Sistema Solar, lo que se denomina «oposición», pero 2018 es un año muy especial para Marte pues coincide con la posición más cercana al Sol, la llamada «oposición de perihelio» que se produce cada 15 años.
En 2018, la fase de oposición de Marte será el mismo día que el eclipse lunar. ¡Una noche de promoción 2x1!
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1 comentario
21:31
muy interesante gracias
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