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Nuevos cálculos de la misión DART de la NASA indican que los escombros generados por la explosión, realizada para desviar el asteroide Dimorphos, podrían alcanzar no solo a nuestro vecino Marte, sino también el sistema Tierra-Luna.
El 26 de septiembre de 2022, la Prueba de Redirección de Asteroides Doble (DART) de la NASA colisionó con Dimorphos, una pequeña luna que orbita al asteroide más grande Didymos. Con esta misión, se demostró exitosamente una estrategia propuesta para desviar asteroides potencialmente peligrosos: el método de impacto cinético.
Para octubre de 2026, la misión Hera de la ESA se encontrará con el sistema de doble asteroide y llevará a cabo un detallado estudio post-impacto de Dimorphos para asegurar que este método de defensa planetaria pueda repetirse en el futuro.
Sin embargo, aunque esta técnica cinética podría desviar asteroides para que no amenacen nuestra existencia, también podría generar escombros que podrían alcanzar la Tierra y otros cuerpos celestes.
En un estudio reciente, un equipo internacional de científicos exploró esta última posibilidad al realizar una serie de simulaciones dinámicas sobre los resultados de DART. Así, a modo de conclusión, determinaron que los escombros del asteroide podrían llegar a Marte en 13 años y al sistema Tierra-Luna en unos 7 años.
La investigación fue liderada por el Dr. Eloy Peña-Asensio del Instituto Politécnico de Milán. Su equipo utilizó datos obtenidos por el CubeSat ligero italiano para Imágenes de Asteroides (LICIACube), que acompañó a la misión DART y fue testigo de la prueba de impacto cinético.
Estos datos permitieron al equipo determinar las condiciones iniciales de los escombros, incluidas sus trayectorias y velocidades, que varían desde unas pocas decenas de metros por segundo hasta aproximadamente 500 m/s (1.800 km/h). Luego, el equipo utilizó supercomputadoras en el Centro de Información de Navegación y Auxiliares de la NASA (NAIF) para simular el destino de 3 millones de partículas creadas por el impacto de la misión DART con Dimorphos.
«LICIACube proporcionó datos cruciales sobre la forma y dirección del cono de escombros inmediatamente después de la colisión», explicó Peña-Asensio a Universe Today.
«En nuestra simulación, las partículas varían en tamaño desde 10 centímetros hasta 30 micrómetros, siendo el rango inferior el tamaño más pequeño capaz de producir meteoros observables en la Tierra con la tecnología actual. El rango superior estaba limitado por el hecho de que solo se observaron fragmentos expulsados del tamaño de centímetros», detalló el equipo de investigación.
Y si bien se espera que las partículas que lleguen a nuestro planeta sean demasiado pequeñas para producir meteoros visibles, según las primeras observaciones, no se descarta la posibilidad de que la misión DART haya creado una nueva lluvia de meteoros (de origen humano): las Dimórfidas. Las campañas de observación de meteoros en las próximas décadas tendrán la última palabra.
«Si estos fragmentos expulsados de Dimorphos alcanzan la Tierra, no representarán ningún riesgo. Su pequeño tamaño y alta velocidad harán que se desintegren en la atmósfera, creando una hermosa estela luminosa en el cielo», concluyó Peña-Asensio.
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