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En septiembre de 2022, la NASA celebró el éxito de la misión DART, diseñada para desviar el curso de un asteroide. Sin embargo, este triunfo podría tener un efecto secundario imprevisto.
La misión DART partía de un concepto simple. Dimorphos y Didymos forman un sistema binario de asteroides con un periodo orbital conocido. Al estrellar una nave espacial contra el asteroide más pequeño, Dimorphos, y medir los cambios en su órbita, la NASA confirmó la posibilidad de desviar asteroides con trayectoria peligrosa hacia la Tierra, siempre que contemos con el tiempo suficiente para planificar y ejecutar la misión.
No obstante, Dimorphos no es una roca sólida, sino un asteroide de «pilas de escombros», con una estructura relativamente suelta. El impacto de la nave espacial provocó la expulsión de una gran cantidad de rocas y polvo hacia el espacio, creando un espectáculo visual impresionante.
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Pero, ¿qué sucedió con esos escombros expulsados? Esta es la pregunta que exploraron los astrónomos Marco Fenucci de la Agencia Espacial Europea y Albino Carbognani del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia en un artículo publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Su investigación se centró en simulaciones numéricas del material expulsado por el impacto, proyectándose 20.000 años hacia el futuro. Analizaron específicamente 37 rocas identificadas por el telescopio espacial Hubble, con tamaños que van de 4 a 7 metros de diámetro.
Afortunadamente, la Tierra no corre peligro. Algunas de las rocas se acercarán, pero no lo suficiente para representar una amenaza. Sin embargo, cuatro de ellas podrían impactar contra nuestro vecino Marte: dos en unos 6.000 años y otras dos en 15.000 años.
A diferencia de la Tierra, el planeta rojo carece de una atmósfera densa que lo proteja. Según los cálculos, estas rocas caerían intactas y crearían cráteres de hasta 300 metros de ancho. Y si bien, debido a la falta de habitantes en la superficie marciana, este hecho no genera preocupación por ahora, las cosas podrían cambiar en unos miles de años si las misiones tripuladas se llevan a cabo según lo planeado y establecemos colonias allí. En tal caso, las rocas expulsadas por la misión DART podrían representar una molestia para la futura humanidad marciana y multiplanetaria.
Fuente: MNRAS/SciA. Edición: MP.
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