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El proyecto tiene como objetivo demostrar el potencial de la carne cultivada a partir de células, sin sacrificar animales, y resaltar el vínculo entre la producción ganadera a gran escala y la destrucción de la vida silvestre y la crisis climática.
La albóndiga de mamut fue producida por Vow, una empresa australiana que está adoptando un enfoque diferente para la carne cultivada. La compañía ya ha investigado el potencial de más de 50 especies, incluidas alpacas, búfalos, cocodrilos, canguros, pavos reales y diferentes tipos de peces.
Su primera carne cultivada que se venderá a los comensales será la codorniz japonesa, que se espera esté en los restaurantes de Singapur este año.
«Tenemos un problema de cambio de comportamiento cuando se trata del consumo de carne», dijo George Peppou, director ejecutivo de Vow. «El objetivo es hacer que unos pocos miles de millones de carnívoros pasen de comer proteínas animales convencionales a comer cosas que se pueden producir en sistemas electrificados. Y creemos que la mejor manera de hacerlo es inventando la carne. Buscamos células que sean fáciles de cultivar y realmente nutritivas, y luego mezclamos y combinamos esas células para crear una carne realmente sabrosa».
«Elegimos el mamut lanudo porque es un símbolo de pérdida de diversidad y un símbolo del cambio climático», agregó Tim Noakesmith, quien cofundó Vow con Peppou.
Se cree que la criatura fue llevada a la extinción por la caza de los humanos y el calentamiento del mundo después de la última Edad de Hielo.
«Nuestro objetivo es iniciar una conversación sobre cómo comemos y cómo se verán y sabrán las futuras alternativas. La carne cultivada es carne, pero no como la conocemos», señaló Bas Korsten de la agencia creativa Wunderman Thompson, quien tuvo originalmente la idea de crear al albóndiga de mamut.
Las alternativas a la carne a base de plantas ahora son comunes, pero la carne cultivada replica el sabor de la carne convencional. La carne cultivada —pollo de Good Meat— actualmente solo se vende a consumidores en Singapur, pero dos compañías han pasado un proceso de aprobación en los EE.UU.
En 2018, otra empresa usó el ADN de un animal extinto para crear ositos de goma hechos con gelatina de un mastodonte, otro animal parecido a un elefante.
Vow trabajó con el profesor Ernst Wolvetang, del Instituto Australiano de Bioingeniería de la Universidad de Queensland, para crear la proteína muscular de mamut. Su equipo tomó la secuencia de ADN de la mioglobina de mamut —una proteína muscular clave para dar sabor a la carne— y llenó los pocos vacíos con ADN de elefante.
Esta secuencia se colocó en células madre de mioblastos de una oveja, que se replicaron para crecer hasta los 20.000 millones de células que la empresa utilizó posteriormente para cultivar la carne de mamut.
«Fue ridículamente fácil y rápido», dijo Wolvetang. «Hicimos esto en un par de semanas. Inicialmente, la idea era producir carne de dodo, pero las secuencias de ADN necesarias no existen».
No obstante, aún hay un problema que tiene que ver con el tiempo transcurrido desde la extinción del gigante prehistórico: ningún humano contemporáneo ha probado la carne de mamut.
«No hemos visto esta proteína durante miles de años», dijo Wolvetang. «Así que no tenemos idea de cómo reaccionaría nuestro sistema inmunológico cuando lo comemos. Pero si lo hiciéramos nuevamente, ciertamente podríamos hacerlo de una manera que lo haría más aceptable para los organismos reguladores».
Wolvetang, asimismo, reconoció que podía entender que las personas desconfiaran inicialmente de esta carne.
«Es un poco extraño y nuevo, siempre es así al principio. Pero desde un punto de vista ambiental y ético, personalmente creo que la carne cultivada tiene mucho sentido», sostuvo.
La producción a gran escala de carne, particularmente de res, causa un gran daño al medio ambiente, y muchos estudios encuentran que debe haber una gran reducción en el consumo de carne en las naciones ricas para poner fin a la crisis climática.
La carne cultivada utiliza mucha menos tierra y agua que el ganado y no produce emisiones de metano. Vow dijo que toda la energía que usa proviene de fuentes renovables y que el suero bovino fetal, un medio de crecimiento producido a partir de fetos de ganado, no se usa en ninguno de sus productos comerciales. La empresa ha recaudado 56 millones de dólares estadounidenses (46 millones de libras esterlinas) en inversiones hasta la fecha.
Wolvetang cree que habrá un cruce cada vez mayor entre las tecnologías utilizadas en la investigación médica y de células madre humanas y la producción de carnes cultivadas. Por ejemplo, las células se pueden programar para que se desarrollen en respuesta a su entorno inmediato, lo que significa que se podrían cultivar cortes de carne que contengan músculo, grasa y tejido conectivo.
«Espero que este fascinante proyecto abra nuevas conversaciones sobre el extraordinario potencial de la carne cultivada para producir alimentos más sostenibles», comentó al respecto Seren Kell, del Good Food Institute Europe. «Sin embargo, dado que las fuentes más comunes de carne son los animales de granja, como el ganado vacuno, los cerdos y las aves de corral, la mayor parte del sector de proteínas sostenibles se centra en reproducir de manera realista la carne de estas especies».
«Al cultivar carne de res, cerdo, pollo y mariscos, podemos tener el mayor impacto en términos de reducción de emisiones de la agricultura animal convencional», concluyó la experta.
La albóndiga de mamut se dio a conocer esta semana en Nemo, un museo de ciencias en los Países Bajos.
Fuente: The Guardian. Edición: MP.
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