El análisis de refugios rocosos en el noroeste de Colombia ha proporcionado información sobre las actividades de los primeros seres humanos que llegaron a la Cuenca del Amazonas hace aproximadamente 13.000 años, como parte de una migración masiva de personas a lo largo de las Américas.

Crédito: Universidad de Exeter.

Al inicio del Pleistoceno tardío, algunos de los primeros pobladores que emigraron a América del Sur transformaron cuevas poco profundas en la Amazonia en hogares y refugios seguros. Desde allí, no solo elaboraron herramientas de piedra, sino que también gestionaron recursos vegetales, cazaron y se alimentaron de diversas especies animales. Además, prepararon ocre para plasmar sus vibrantes creaciones en las paredes de las cuevas, gran parte de las cuales han perdurado hasta nuestros días como valioso arte rupestre.

En una investigación reciente llevada a cabo en la región cercana a la Serranía La Lindosa, ubicada en el límite de las cuencas del Amazonas y del Orinoco, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Exeter, la Universidad de Antioquia en Medellín y la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, se sumergió en la excavación de sedimentos tanto dentro como en las inmediaciones de estos refugios. Posteriormente, sometieron sus hallazgos a rigurosos análisis geoquímicos.

«La “población” de América del Sur representa una de las grandes migraciones de la historia humana, pero su llegada al bioma amazónico ha sido poco comprendida», dijo Mark Robinson, profesor asociado de Arqueología en la Universidad de Exeter. «La densa selva tropical dificulta la identificación de posibles sitios de trabajo de campo, y los suelos ácidos basados en arcilla dificultan la preservación de restos orgánicos».

Dentro de uno de los refugios en el Amazonas.

Prof. Mark Robinson in situ. Crédito: Universidad de Exeter.

«Sin embargo, nuestras recientes excavaciones ayudan a llenar este vacío, no solo fechando su llegada mucho antes de lo entendido anteriormente, sino también proporcionando nuevas perspectivas sobre sus vidas y trayectorias históricas durante el Holoceno», añadió.

Al analizar la estratigrafía del suelo, los investigadores identificaron las capas formadas tanto por procesos naturales como por la actividad humana a lo largo del tiempo. La presencia de fragmentos de piedra, carbón y altos niveles de materia orgánica —indicativos de preparación, consumo y eliminación de alimentos—, se correspondió con la ocupación del refugio. Asimismo, revelaron períodos en los que el sitio fue abandonado, a menudo durante más de un milenio.

«Los resultados confirman de manera sólida que la ocupación humana de Serranía La Lindosa comenzó en el Pleistoceno tardío, hace aproximadamente 12.600 años, y continuó hasta el siglo XVII», detalló José Iriarte, profesor de arqueología en Exeter. «La cantidad excepcional de refugios rocosos encontrados en la región con evidencia de habitación humana sugiere que esta área era un paisaje atractivo para grupos de cazadores-recolectores, donde podían acceder a bosques tropicales dominados por palmas, sabanas y recursos fluviales. Los primeros cazadores-recolectores parecen haber privilegiado la ocupación de estos refugios naturales que ofrecían protección y visibilidad».

Crédito: Universidad de Exeter.

Se identificó la presencia de cerámica en el suelo con datación de aproximadamente 3.000 años; evidencia de cultivo del suelo (hace 2.500 años) y rastros de maíz (hace 500 años). Actualmente, se están llevando a cabo estudios adicionales sobre parte del material recuperado, que incluye huesos de animales, restos vegetales y ocre.

«Los patrones de actividad, la eliminación de artefactos y la química del suelo indican que los refugios rocosos estudiados se utilizaron como espacios domésticos a lo largo del tiempo, así como lugares sagrados para la exhibición de arte altamente evocador», comentó la Dra. Jo Osborn, investigadora asociada postdoctoral. «Y señala la existencia de una economía de amplio espectro, con tecnología de herramientas líticas unifaciales».

«Todas las cuevas exhiben pinturas de ocre desde las ocupaciones más tempranas, lo que indica que esos pioneros también estaban registrando y dando sentido a este nuevo mundo que encontraron», concluyó.

La investigación, que forma parte del proyecto LASTJOURNEY financiado por el Consejo Europeo de Investigación con 2.5 millones de euros, ha sido publicada en la última edición de la revista Quaternary Science Reviews.

Fuente: Exeter. Edición: MP.

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