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El Proyecto Kuiper ha dado el primer paso para competir con el servicio de Starlink de Elon Musk.
El pasado domingo 28 de abril, a las 19:01 (hora del Este), un cohete Atlas V de United Launch Alliance (ULA) despegó desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, Florida, transportando los primeros satélites operativos del Proyecto Kuiper hacia la órbita terrestre baja.
Este lanzamiento marca el inicio de más de 80 misiones previstas que desplegarán más de 3.200 satélites en total, formando una megaconstelación que competirá directamente con Starlink de SpaceX, la red satelital que ya supera los 7.200 satélites activos y ofrece cobertura global.
Durante esta misión, un total de 27 satélites fueron liberados a una altitud inicial de 450 kilómetros, desde donde se desplazarán hasta su órbita operativa de 630 kilómetros. Desde allí, brindarán conectividad mediante un complejo sistema de comunicación que incluye antenas terrestres, enlaces ópticos entre satélites y una infraestructura de datos completamente integrada.
Amazon ha indicado que los satélites lanzados representan una evolución significativa respecto a los prototipos enviados en octubre de 2023, mejorando componentes clave como antenas de matriz en fase, procesadores, sistemas de propulsión y enlaces ópticos. Además, los nuevos satélites están recubiertos con una película especial que reduce el reflejo solar, disminuyendo su visibilidad para los astrónomos.
La compañía prevé comenzar a ofrecer servicios a clientes a finales de 2025, mientras continúa con los lanzamientos programados utilizando cohetes Atlas V, su sucesor Vulcan Centaur, y acuerdos con Blue Origin, SpaceX y Arianespace.
El despliegue masivo de satélites por parte de Amazon y SpaceX está transformando el entorno orbital de la Tierra. Si bien estos proyectos prometen acceso global a Internet, también plantean serios desafíos. La congestión en la órbita baja podría aumentar el riesgo de colisiones, generando más basura espacial que dificulte futuras misiones y operaciones satelitales.
Además, los astrónomos ya han expresado preocupación por el brillo de estas megaconstelaciones, que interfiere con las observaciones científicas del cielo nocturno. Aunque empresas como Amazon han comenzado a aplicar recubrimientos especiales para reducir la visibilidad de sus satélites, el problema persiste y podría agravarse a medida que se lancen miles más.
Así, mientras se construye una nueva infraestructura global de conectividad, la comunidad científica y las agencias espaciales deberán colaborar estrechamente con las empresas para proteger la sostenibilidad del espacio.
Fuente: Amazon/Space. Edición: MP.
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