En un informe reciente de la Fundación Sol, el coronel retirado Karl E. Nell lanza una advertencia contundente: el gobierno de Estados Unidos debe revelar al público toda la información relacionada con los fenómenos anómalos no identificados (UAP), conocidos históricamente como OVNIs.

Material de origen alienígena ha evadido los controles democráticos, denuncia oficial retirado de EE.UU.

Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

Nell, con décadas de experiencia en inteligencia militar y actual ejecutivo en el sector aeroespacial, plantea que el ocultamiento de esta información representa un riesgo directo para la seguridad nacional y la integridad democrática del país. En su documento, argumenta que el Estado y ciertas empresas privadas poseen materiales y tecnología que podrían no tener origen humano. Estos recursos habrían sido recuperados en incidentes aún no explicados públicamente, y estarían siendo estudiados fuera de cualquier control civil o legislativo.

Para abordar este desequilibrio, el coronel retirado respalda la reintroducción de la «Ley de Divulgación de Fenómenos Anómalos No Identificados», que propone crear una Junta de Revisión civil con acceso irrestricto a toda la información clasificada sobre UAPs.

Además de establecer esa supervisión independiente, la ley contemplaría el uso del dominio eminente para que el gobierno recupere tecnologías posiblemente no humanas actualmente en manos privadas. Aunque polémica, esta medida, según Nell, es legalmente válida, necesaria y puede ejecutarse con compensaciones justas, siempre que las partes colaboren. El objetivo es evitar que intereses corporativos bloqueen avances científicos o, peor aún, comprometan la seguridad global al manejar materiales que nadie comprende del todo.

Testimonios militares, evidencia y décadas de encubrimiento

El texto presentado está lejos de basarse en especulación. Recurre a evidencia oficial, incluidos videos difundidos por el propio Departamento de Defensa (como los casos FLIR, GIMBAL y GOFAST), y a testimonios de militares de alto nivel que han tenido encuentros directos con objetos imposibles de identificar o replicar. Uno de los puntos más sensibles se centra en la declaración del exfuncionario David Grusch, quien afirmó ante el Congreso que existen programas secretos de recuperación y retroingeniería de tecnología no humana.

Estos relatos no son recientes ni aislados. El informe también repasa incidentes históricos, como el aterrizaje presenciado por un oficial de policía en Socorro, Nuevo México, en 1964; el avistamiento masivo sobre Washington D.C. en 1952, que incluyó intervención militar y múltiples testigos visuales y por radar; y el caso del avión iraní F-4 en 1976, que fue neutralizado tecnológicamente por un objeto no identificado durante un intento de interceptación. A ellos se suman testimonios civiles como los de los estudiantes de Ruwa, Zimbabue, y Westall, Australia, quienes describieron encuentros similares con décadas de diferencia.

Uno de los aspectos más preocupantes que destaca Nell es el patrón histórico de encubrimiento institucional. Desde el Proyecto Blue Book hasta el actual AARO del Pentágono, la política oficial ha sido minimizar el fenómeno, desacreditar testigos y evitar cualquier tipo de transparencia significativa. Según el coronel, esta actitud ya no es sostenible, especialmente cuando los riesgos de seguir ocultando esta información podrían ser mayores que los de una divulgación responsable.

Divulgación controlada: oportunidad científica y desafío global

Para Nell, el objetivo no es generar sensacionalismo, sino sentar las bases para un proceso de divulgación estructurado y útil. El informe propone un «plan de divulgación controlada» que permitiría al gobierno liberar gradualmente la información acumulada, establecer prioridades de investigación científica y preparar políticas públicas frente a impactos potenciales. Esto incluiría desde protocolos de salud para quienes hayan sufrido efectos físicos tras encuentros cercanos, hasta estrategias diplomáticas internacionales para abordar el fenómeno como un reto global compartido.

La idea de que estas tecnologías podrían representar una ciencia siglos o milenios más avanzada plantea también enormes posibilidades para el desarrollo humano. De ser gestionadas con transparencia, estas innovaciones podrían transformar sectores como la energía, la medicina y la exploración espacial. Pero si se mantienen en la sombra, el riesgo es que terminen controladas por intereses privados o utilizados de forma irresponsable.

En sus conclusiones, el coronel no duda en calificar este tema como el único verdaderamente no partidista del panorama político estadounidense actual. Su llamado es claro: el Congreso debe actuar en 2025, aprobar la ley y devolver el control de este conocimiento a la ciudadanía.

«La verdad pertenece al pueblo. No hay justificación ética, legal ni estratégica para seguir negando su acceso a lo que podría ser el mayor descubrimiento de nuestra era», concluye Nell.

Por MysteryPlanet.com.ar.

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