5 razones por las cuales los OVNIs ya no son una teoría de conspiración

La verdad está allí fuera... Los ovnis ya no son una conspiración o cosas de chiflados. En los últimos años, el fenómeno se ha vuelto una realidad digna de estudio científico y ganado espacio en los medios masivos que antes ridiculizaban todo. ¿Qué ha cambiado?

La idea de que la vida alienígena existe en el universo e incluso en nuestro propio sistema solar, hoy es más fuerte que nunca. Desde exoplanetas similares a la Tierra en zonas de habitabilidad hasta posible vida microbiana en la atmósfera de Venus. Estos nuevos avances en la ciencia planetaria han, irónicamente, matado el relato cientificista extremo y pseudoescéptico que por tanto tiempo se jactó de paladín del paradigma antropocentrista.

A su vez, ha permitido reconsiderar la idea de que nuestra civilización no sea la única en el universo, y que existan civilizaciones mucho superiores a la nuestra, tanto en desarrollo tecnológico como cognitivo, que nos han visitado.

Los siguientes 5 puntos sin duda han servido como impulso hacia este cambio.

1. Más gente cree en vida alienígena

Solo en EE.UU., el 66 % de la gente cree que existe vida en otros planetas, y un 57 % cree que esta vida puede ser inteligente y desarrollada tecnológicamente. Asimismo, 45 % de la gente cree que los ovnis son reales y hemos sido visitados en el pasado y en el presente.

La encuesta que arrojó estos porcentajes fue realizada por IPSOS.

2. Más información y pérdida del miedo al ridículo

En la era de la Internet, más información es accesible al público. Y si bien esto es una espada de doble filo, pues como bien es sabido circulan muchos fraudes y opiniones sin base científica, también ha permitido a la gente con información fidedigna tener una voz. Más casos, más testimonios, más evidencias y más estudios están a la mano de cualquiera que quiera consultarlos y cotejarlos.

Medios masivos y canales de televisión importantes también han contribuido con documentales y programas dedicados exclusivamente a la idea de las visitas extraterrestres.

Por último, los científicos parecen haber perdido el miedo a ser ridiculizados por su comunidad al hablar sobre el asunto. De hecho, recientemente un grupo ha propuesto estudiar los ovnis seriamente para saber qué son y de dónde vienen, incluso sugiriendo como herramienta para ello a los satélites.

3. Declaraciones de alto nivel

Desde mitad del siglo pasado, cuando se considera que comenzó la era moderna ovni, varios científicos, pilotos, astronautas y cosmonautas, han dado su testimonio u opinión sobre el tema, afirmando haber tenido encuentros con naves que no pueden responder por nada de origen terrestre. Y si bien son personas comunes y corrientes, sus profesiones y preparación coloca a este tipo de testigos en un pedestal de credibilidad bastante alto.

Esto ha ayudado a brindarle seriedad a los ovnis y la hipótesis extraterrestre, refutando el clásico argumento escéptico de que solo los chiflados y la gente poco preparada ven ovnis.

4. Videos civiles y militares

El surgimiento de una plataforma de video como YouTube en la primera década de este siglo, ha facilitado que cualquiera pueda subir sus avistamientos ovni a la red de redes para que sean visualizados y analizados. Algo complicado en el siglo pasado, cuando los videos se limitaban a unos pocos selectos, repartidos en sitios web especializados como el nuestro y que además tenían calidad de imagen inferior.

Los videos grabados por pilotos militares, quienes tienen su área de trabajo justo en el lugar donde se manifiestan los hechos y la tecnología adecuada para inmortalizarlos —logrando grabaciones en infrarrojo—, pronto se volvieron una evidencia potente a favor de los ovnis como naves tripuladas por otras inteligencias. A continuación, algunos ejemplos:

En 2004, la Fuerza Aérea mexicana avistó una flota de objetos voladores no identificados mientras hacían una patrulla. Los pilotos reportaron y filmaron hasta 11 ovnis a corta distancia. Extrañamente, estos objetos que fueron reportados y grabados en infrarrojo, no se veían a ojo desnudo.

Ese mismo año, pilotos de la Marina de EE.UU. fueron despachados desde el portaaviones USS Nimitz para interceptar un extraño objeto detectado tanto visualmente como por radar. La cámara infrarroja FLIR montada en uno de los F/A-18 Super Hornet fue la encargada de registrar a un ovni en forma de Tic-Tac haciendo acrobacias aéreas imposibles. Recién en 2017 se filtró el video a los medios y hace poco la propia Marina lo reconoció como auténtico.

En 2014, un helicóptero de la Armada chilena, un Airbus Cougar AS-532, volaba al oeste de Santiago cuando la tripulación vio algo inusual en el cielo. El helicóptero persiguió el objeto por casi diez minutos e intentó comunicarse con él.

En 2015, otro piloto de la Marina de EE.UU. se encontró y filmó un ovni. El piloto despegó desde el portaaviones USS Theodore Roosevelt en la costa este de Florida.

El video obtenido es, según detalla la Academia TSSA, el primero de tres videos militares sobre fenómenos aéreos no identificados (UAPs) que han sido desclasificados oficialmente mediante un proceso de revisión gubernamental y aprobado para su liberación al público.

5. AATIP

La filtración a finales de 2017 de que la Agencia de Defensa de Inteligencia de los EE.UU. había gastado 22 millones de dólares en un programa de 5 años para investigar los ovnis, puso en jaque cualquier idea que sugiriera que el tema no era serio o de importancia.

Llamado AATIP (Advanced Aerospace Threat Identification Program), estuvo en funcionamiento desde 2007 a 2012. No obstante, recientemente se supo que pudo continuar activo por un tiempo más, y además dar nacimiento a un programa sucesor, actualmente conocido como Fuerza de Tarea de Fenómenos Aéreos No Identificados.

Hasta aquí los 5 puntos...

De dónde provienen, cómo llegaron a nuestro mundo, y qué pretenden, será un tema que trataremos en otra ocasión... Aunque probablemente sea la ignorancia sobre esas cuestiones la que impide —por ahora— un reconocimiento oficial de que hemos sido y somos visitados.

Por Arkantos Khan. Edición: MP.