Un nuevo proyecto buscará reducir un acelerador de partículas a un tamaño miniatura. La búsqueda de universos paralelos y la «partícula de Dios» pronto podría tener lugar en un área no mayor a la de una caja de zapatos.

Máquinas costosas como el Gran Colisionador de Hadrones pueden pesar hasta 38 toneladas y ocupar varios kilómetros de espacio, lo que hace complicado para los científicos fuera del CERN tener un fácil acceso, incluso a los colisionadores de energía más baja. Por esta razón, la Fundación Gordon y Betty Moore ha otorgado 13.5 millones de dólares a investigadores de la Universidad de Stanford para que construyan una versión en miniatura.

Según las estimaciones más optimistas, un prototipo funcional podría estar listo en cinco años y sería capaz de generar la energía equivalente a una máquina de radiación de hospital.

Otra diferencia importante, además del tamaño, será que los micro-aceleradores se valdrán de láseres y no de microondas —que ocupan más espacio—. Los láseres son capaces de acelerar los electrones a la escala del attosegundo (la trillonésima parte de un segundo), lo que equivale casi al mismo tiempo que le toma a un electrón el orbitar el núcleo del átomo. En este caso, la luz láser brillará sobre un chip de silicio e interactuará con muescas grabadas en un túnel microscópico (ver video).

«¿Podremos hacer por el acelerador de partículas lo mismo que la industria del microchip hizo por las computadoras», se pregunta el físico Joel England, investigador del SLAC National Accelerator Laboratory involucrado en el proyecto. «Hacerlos mucho más diminutos y baratos democratizará los aceleradores, haciéndolos potencialmente disponibles a millones de personas», concluye.