El solsticio de junio de 2025 llegará con su inconfundible huella astronómica y cultural el 21 de junio a las 2:42 UTC (21:42 del 20 de junio en horario central de América). Este fenómeno, que ocurre dos veces al año, marca un cambio crucial en el comportamiento del Sol en el cielo y define el inicio del verano en el hemisferio norte y del invierno en el hemisferio sur.

Solsticio de junio 2025: qué ocurre, cuándo es y cómo afecta a ambos hemisferios

Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

El solsticio es el momento en que el Sol alcanza su punto más al norte respecto al ecuador celeste, proyectándose directamente sobre el Trópico de Cáncer (23.5° de latitud norte). Esto sucede debido a la inclinación del eje terrestre —de unos 23.5 grados— que, junto al movimiento orbital, determina las estaciones del año.

Mientras que el hemisferio norte se encuentra máximamente inclinado hacia el Sol, disfrutando de los días más largos y las noches más cortas del año, el hemisferio sur se orienta en dirección opuesta, recibiendo menos luz solar y experimentando las noches más largas y los días más breves del año.

Crédito: NASA Goddard Scientific Visualization Studio.

¿Qué ocurre en la naturaleza?

No importa dónde te encuentres: en todas partes del mundo, el Sol sale y se pone en su punto más septentrional del horizonte durante el solsticio de junio. En el hemisferio norte, esto significa amaneceres tempranos, atardeceres tardíos y un Sol que describe una trayectoria alta en el cielo. En cambio, en el sur, el Sol se mantiene bajo durante todo el día, y su luz y calor se hacen más escasos.

Quienes estén atentos a la naturaleza notarán otros signos: las sombras al mediodía son las más cortas del año en el norte, mientras que en el sur, los días se sienten más breves y frescos.

Un fenómeno universal y ancestral

Culturas de todo el mundo han observado con asombro este evento desde tiempos remotos. Stonehenge en Inglaterra, construido hace más de 5.000 años, se alinea con el amanecer del solsticio de junio. En América del Sur, estructuras como Machu Picchu también fueron diseñadas para seguir el recorrido solar. En Egipto, la puesta del Sol en el solsticio entre las pirámides y la Esfinge revela una precisión astronómica admirable.

Estos monumentos no solo tenían propósitos espirituales o agrícolas, sino que reflejan una conexión profunda entre las antiguas civilizaciones y los ciclos del cielo.

El sol poniéndose entre la pirámide de Kefrén (izquierda) y la de Keops durante el solsticio de verano. Fuente: Embajada de EE.UU. en Egipto.

¿Es el solsticio el primer día del verano o del invierno?

Depende del enfoque o la tradición. Desde la meteorología, por ejemplo, el verano comienza el 1 de junio, mientras que el invierno austral lo hace ese mismo día en el hemisferio sur. Sin embargo, desde una perspectiva astronómica y cultural, el solsticio de junio es ampliamente reconocido como el inicio del verano en el hemisferio norte y del invierno en el hemisferio sur.

Aunque puede ocurrir el 20, 21 o 22 de junio, el día 21 es el más común y simbólico. A pesar de que no existe una autoridad global que determine oficialmente el comienzo de las estaciones, esta fecha ha sido tradicionalmente celebrada y observada por civilizaciones de todo el mundo, como un punto de inflexión solar.

Ahora bien, una pregunta recurrente es: si el solsticio marca el día más largo del año, ¿por qué el calor más intenso no se siente en ese momento, sino semanas después? La explicación está en la llamada «inercia térmica» del planeta. Aunque la inclinación de la Tierra hace que los rayos solares sean más directos, la atmósfera, los océanos y el suelo tardan en calentarse plenamente. Por eso, el pico de calor en el hemisferio norte suele llegar en julio o incluso agosto, mientras que el frío más intenso en el sur se manifiesta bien entrado julio.

El ciclo continúa

Con el paso del solsticio, el el astro rey comenzará a desplazarse lentamente hacia el sur en el cielo. Los días se irán acortando en el norte y alargando en el sur, hasta llegar al solsticio de diciembre, donde se invierten nuevamente los papeles.

Así, el solsticio de junio de 2025 no solo marca un evento astronómico, sino también un símbolo del eterno ritmo de la Tierra, una danza de luz y sombra que conecta culturas, hemisferios y generaciones a lo largo del tiempo.

Fuente: EarthSky. Edición: MP.

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